Una colaboración de Epifanio Alcañiz Rubio
Poder contar con la colaboración de una persona tan especial como D. Epifanio es un lujo.
El puede ser consultado en facebook sobre lugares con especial energía
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Si de algo tenemos constancia es que Felipe II, desde su adolescencia, tuvo el deseo de poder llegar a construir un templo que pudiese ser comparado con el enigmático Templo de Salomón: un edificio que fuese recordado y admirado, un fiel reflejo del poder que le otorgaba su vasto imperio.
Tal vez por eso, en 1556, cuando accedió al trono, encargó al jesuita Juan Bautista Villalpando que realizase un estudio sobre el Templo de Salomón; unos datos que sirviesen para materializar su sueño, el de construir un edificio capaz de simbolizar la unión de la Iglesia y el Estado: ese tributo espiritual de su poder terrenal.
Si el templo ideado por el rey David y construido por el rey Salomón, no hubiese sido destruido hasta su última piedra por Nabucodonosor en el año 586 a.C. y hubiesen quedado suficientes restos del mismo como para ser reconstruido e imitado en sus proporciones originales, es muy posible que no se hubiese creado en torno al mismo ese aura de misterio que aún hoy hace que se formulen nuevas hipótesis sobre estas medidas. La tradición judía acepta que los planos de este templo fueron entregados al rey Salomón en un pergamino de manos de un profeta.
Muchas son las catedrales que en la Edad Media intentaron reproducir estas mismas proporciones que al ser obtenidas por inspiración divina, habrían de dotar al templo de esa “conexión” entre el cielo y la tierra.
Según comenta fray José de Sigüenza en su “Historia primitiva y exacta del monasterio de El Escorial” (primera obra que describe la construcción de este monasterio desde la visión de un testigo directo de la obra), Felipe II solía visitar el monasterio de San Jerónimo de Guisando y es posible que ya conociese el lugar que supuestamente, médicos, filósofos, arquitectos y cosmógrafos recomendaron al monarca como ideal para materializar su proyecto.
Según fray José, después de recorrer toda la sierra madrileña, no pudieron encontrar un lugar mejor para el mismo: soleado, protegido del viento del norte por el monte Abantos y con agua, madera y piedra suficiente como para abastecer la obra. ¿Ridículo, no? Cualquiera sería capaz de encontrar en la sierra una veintena de lugares con iguales o mejores características.
No fueron pocas las críticas que recayeron sobre el monarca. Nadie consiguió entender la razón que le llevó a rechazar ciudades como Toledo, Valladolid o Granada y se decantase por ese lugar tan apartado, áspero, frío, seco y enfermo. Estas y otras calificaciones fueron recogidas por fray José de Sigüenza, citando y comparando el lugar con santuarios en recónditos parajes, como Montserrat, Guadalupe y la Peña de Francia. Aunque si bien atribuye la elección de estos lugares por milagrosos, en el caso del monasterio afirma que los motivos del rey se deben a la inspiración divina.
El 20 de agosto de 1563 se puso la primera piedra de aquella construcción a la que se llamó “Sitio del Monasterio de San Lorenzo el Real”, aunque en realidad las obras comenzaron en 1562 bajo la dirección del arquitecto Juan Bautista de Toledo. La obra constituye una magnífica combinación de palacio-monasterio, basada al parecer en los conocimientos que en aquellos tiempos se tenían sobre el Templo de Salomón. Esta obra pudo ser financiada gracias al oro y la plata traídos de América. Una vez terminadas las obras, este complejo se convirtió en el más grande de los construidos hasta entonces en Europa.
Este monumento fue sin duda el sueño de juventud de Felipe II, que siguiendo el testamento de su padre y guiado por su idealismo religioso, soñó con un recinto que fuera a la vez templo, panteón, biblioteca y palacio, y que además perpetuase la gloria de su dinastía.
Los Arquitectos
En 1559, Juan Bautista de Toledo, que residía en Nápoles en esos momentos, recibió una carta en la que le nombraban arquitecto real. Partió para España para ocupar su nuevo cargo. Posteriormente embarcarían su esposa y sus dos hijas, con sus libros y documentos; este barco nunca llegó a puerto. Esta tragedia marcaría profundamente a Juan Bautista, que ya nunca logró recuperarse de tan trágica pérdida.
En 1562, Juan Bautista de Toledo establece el plano general del edificio y da comienzo a la obra por la fachada sur. Poco a poco fue perdiendo la confianza del monarca; en 1564 le sometió a un examen y en 1565 le ignoró. La muerte del arquitecto en 1567 acabaría con las polémicas e interferencias sobre la ejecución de la obra. Aquí es donde la figura de Juan de Herrera comienza a cincelar su nombre en los anales de la Historia.
Según cuenta su biografía, nace Juan de Herrera en el año 1530, en el seno de una familia acomodada, en la localidad de Roiz (Santander). Ingresa en su juventud en la universidad de Valladolid para cursar filosofía y humanidades. Acaba sus estudios en 1548 y se incorpora al séquito de caballeros del entonces príncipe Felipe. Viaja con él por los Países Bajos, Alemania e Italia. En 1553 es soldado de los ejércitos de Carlos V en la campaña de Flandes. En 1556 acompaña al emperador hasta su retiro en el monasterio de Yuste. Se inicia en la arquitectura en 1561 con el palacio de Aranjuez y en 1563 comienza a colaborar en las obras del monasterio. Durante su construcción fue nombrado por el rey ayudante de Juan Bautista de Toledo.
Tras la muerte del arquitecto, la carrera de Juan de Herrera tiene un ascenso imparable. Dibujante, ingeniero, inspector, administrador, inventor de máquinas de construcción (que aceleran las obras abaratando costes) y también arquitecto. En él confió Felipe II la construcción de su templo. Creador del estilo herreriano, utilizado en las obras del monasterio. Se sumió en una gran depresión tras acabar las obras del mismo. Aunque aún realizó algunas importantes obras, fallece en Madrid el 17 de enero de 1597.
Nunca sabremos lo que la Historia no nos mostró sobre su vida. Hay pasajes que pasan desapercibidos, como simples anécdotas, pero al repasar su historia; estas llamaron mi atención y puede que tengan su importancia.
Sin duda le unía al monarca una afición común: la atracción por una serie de ideas heterodoxas relacionadas con el hermetismo (ambos estaban cautivados por la astrología y los saberes ocultos). Los dos poseían una importante biblioteca sobre tratados de ciencias ocultas; el interés mutuo por libros herméticos de magia o alquimia fue sin duda una constante en sus vidas.
El Lugar
Regresemos momentáneamente al lugar elegido para construir el monasterio. Desde mi percepción es uno de los lugares telúricos más importantes del planeta. Esta es la razón y no otra la que motivó al monarca para construir allí su obra. Podía mover las piedras de sus muros pero nunca podría mover la alteración telúrica que se daba en el lugar. El templo, palacio, monasterio, biblioteca y cripta (que había de albergar los restos de todos sus familiares y descendientes) no podía ser construido en otro lugar después de haber localizado este, un lugar tocado por la mano de Dios, un lugar irrepetible en todo su reino.
Veinte vórtices de 19500 UB, distribuidos simétricamente por la nave de la basílica, dan forma al Lugar de Poder más importante de España, único en su categoría; no se repite en ningún otro lugar de la Península, ni tampoco en Europa. He bautizado esta alteración telúrica con el nombre de Anillos Energéticos, en este caso de veinte pilares (sus 20 vórtices). Los cuatro pilares o vórtices de Stonehenge, los cuatro de El Vaticano y los cuatro de El Valle de los Caídos quedan ensombrecidos ante esta importante alteración telúrica. ¿Casualidad? No, gracias.
La pregunta es: ¿Quién detectó este lugar para el monarca?
Según fray José de Sigüenza fueron “médicos, filósofos, arquitectos”…, no menciona a los geomantes, antecesores de los zahoríes y los radiestesistas, aquellos a los que su percepción les podía permitir detectar estos lugares.
Esta zona estuvo poblada posiblemente por vetones o carpetanos. Existen antiguos altares de culto en las proximidades, que se encuentran sobre vórtices energéticos. El “Canto Gordo” más conocido como “La silla de Felipe II”, en la finca La Herrería, se sitúa sobre un vórtice de 24500 UB. Cercano también se encuentra el altar denominado “Canto Castejón” situado al menos sobre un vórtice de 19500 UB (podrían ser dos); no lo he visitado porque se encuentra en una finca de ganadería brava. No puedo creer que los antiguos moradores de estos parajes ignorasen una alteración telúrica tan importante como la que se encuentra en la basílica y tampoco que no la tuviesen marcada con algún altar, alineación de megalitos o similar. A día de hoy no queda ningún vestigio ni escritos que confirmen mi creencia, pero considero muy posible que una pista de esta índole pudo llevar al monarca y su equipo de “cosmógrafos” hasta este privilegiado lugar.
Para muchos el monte Abantos fue considerado sagrado desde la antigüedad y al pensar en el monte Abantos fijan su atención en la cima del mismo. Error. En la cima no hay nada. Lo que hizo que el monte fuese respetado se encuentra en la base, concretamente en el lugar donde hoy se levanta la basílica.
Fuere como fuere, el monarca desoyendo críticas fue capaz de construir su sueño en un lugar en medio de la nada. Un lugar tan lejos de la capital del reino (Valladolid en aquella época), que no dudó en trasladar la corte a un lugar más cercano que le permitiera visitar con frecuencia la evolución de su obra: su propio templo de Salomón en un lugar tocado por la mano de Dios.
Juan de Herrera ¿geomante?
Se me plantean varias preguntas: ¿Qué razón movió al joven príncipe a incluir en su viaje por Europa a un joven de 19 años llamado Juan de Herrera? ¿Era Juan de Herrera un joven geomante? ¿Participó Juan de Herrera en la localización del lugar donde después se construiría el monasterio? ¿Era Felipe II un iniciado en el arte de la geomancia? ¿Conocía Felipe II el secreto tan celosamente guardado por los constructores de iglesias que les hacía elegir un lugar con al menos un vórtice para sus templos?
Independientemente de que Juan de Herrera formase parte del equipo que supuestamente eligió el lugar de la construcción, creo firmemente que conocía el arte de la geomancia (Radiestesia). Existen detalles en su biografía que parecen indicarlo. En 1583, Juan de Carrión, un cabo de escuadra amigo de Juan de Herrera, solicita permiso a Felipe II para buscar tesoros en los alrededores de la finca de El Molinillo, en los límites de Toledo con Ciudad Real. Merced que le es concedida por el plazo de 12 meses, con la condición de que la quinta parte de lo hallado fuese a parar a las arcas del monarca. Doce días después cede estos derechos a Juan de Herrera. En el mismo año Juan de Carrión le cedía otra merced para buscar tesoros con la misma condición en los términos de Santarén, Huete y Orgaz.
Desconozco si tuvo éxito en esta empresa, pero aún existen otros detalles en esta historia que guardan relación con aquello que se ha relacionado con la percepción extrasensorial. No es normal que alguien pretenda buscar tesoros, así sin más. Tampoco está probado que un radiestesista pueda hacerlo, pero siempre se creyó en esto. Particularmente yo, que soy radiestesista, entiendo que esta creencia es errónea. El radiestesista puede detectar las variaciones en los campos electromagnéticos que se registran en la vertical de los lugares prospectados. Así se ha utilizado para detectar agua, así parece ser que se ha utilizado para detectar filones de algún mineral concreto. Pero dudo mucho que un tesoro pueda llegar a ser tan grande como para alterar el campo existente en su vertical y ser detectado por el radiestesista. Si Juan de Herrera lo era y utilizó esta percepción para intentar encontrar tesoros, debió fracasar en el intento ya que si hubiese conseguido resultados positivos, posiblemente habría dedicado el resto de su vida a la búsqueda de tesoros.
Aunque no he encontrado suficiente documentación sobre el tema, queda reflejado que solicitó al rey el beneficiarse de los veneros de cobre y plomo en el principado de Asturias. Siempre estuvo interesado por la minería. Y aunque soy consciente de que esto no prueba nada, al menos merece la pena reseñar que su interés por el esoterismo, los tesoros, la minería y su relación directa con los lugares energéticamente especiales le conectan directamente con la geomancia.
Existe una obra que se atribuye a Juan de Herrera, porque está construida con su estilo (aunque no está documentado que esté realizada por él). Esta obra desde el principio llamó poderosamente mi atención. Se trata de la Fuente Grande de Ocaña, también conocida como la Fuente Nueva. Los maestros de obras que trabajaron en la misma provenían de la comarca norteña de Trasmiera y previamente habían trabajado a las órdenes de Juan de Herrera en la presa de Ontígola y en el Palacio Real de Aranjuez.
Hay algo especial en esta fuente. Existe en la misma un vórtice de 24500 UB. No es lo habitual el encontrar en una construcción de estas características un vórtice y yo no creo en las casualidades (aunque he de reconocer que existen). No he accedido al interior de sus túneles, pero al parecer existe una estancia que probablemente utilizaban los canteros.
Existe la creencia de que los canteros provenientes de la comarca de Trasmiera pertenecían a una logia de constructores, conocedores de claves secretas utilizadas en la construcción de los templos. En estas claves jugaba un papel muy importante el lugar elegido para la construcción; había que localizar al menos un vórtice. Se cree que utilizaban estos vórtices con fines iniciáticos. ¿Se encuentra el vórtice en la estancia mencionada? Las posibilidades son muy altas. Imagino que algún día tendré ocasión de comprobarlo.
Un Lugar de Poder
Sin ningún tipo de dudas puedo afirmar que la persona que realizó el plano final del templo conocía con exactitud la situación exacta de cada uno de los vórtices. Y no solo nos encontramos con estos veinte vórtices de 19500 UB, hay unos cuantos más de 13500 UB, localizados y distribuidos por todo el complejo. Resulta complicado localizarlos todos. La verdad es que este lugar me supera. He tenido que visitarlo en varias ocasiones y prospectarlo por sesiones, porque embota mi percepción y no puedo seguir. Sin duda, alguno de estos vórtices se me escapará.
Los de 13500 UB más significativos se encuentran en las capillas laterales situadas junto a la entrada, tres vórtices en cada una de ellas. Existe otro en el Altar Mayor; no puedo acceder pero creo situarlo en el sagrario. No he podido visitar el Patio de los Evangelistas, solo verlo a través de las rendijas de sus cerradas puertas de acceso; pero puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que su templete central se sitúa sobre un vórtice de 13500 UB.
Para mí el más curioso de todos ellos se sitúa fuera de la edificación. Es la nota discordante del complejo. El defecto de la obra perfecta. Sin embargo hubo alguien que no quiso dejar este lugar en el olvido y lo marcó con un bloque de piedra. Se encuentra en la lonja junto a la esquina noroeste del edificio. La justificación parece ser comprendida y aceptada por todo aquel que visita el lugar: la piedra de Santa Teresa. Es llamada así porque supuestamente esta piedra fue utilizada por la santa para reponer fuerzas en una visita que hizo a Felipe II. Cuenta la leyenda que Dios quiso favorecerla con una ráfaga de viento fresco en pleno verano y que desde entonces siempre corre un viento fresco en este lugar; creo que demasiado fresco en invierno. Cierto o no, se convirtió en la excusa perfecta para dejar marcado el vórtice, aunque la piedra desentone en el conjunto.
Lo que más extraño me resulta es encontrarme con tres vórtices de 24500 UB perdidos, es decir, en lugares que no indican para nada que fuesen detectados por la persona o personas que supieron detectar el resto con una precisión absoluta. Estos tres vórtices se encuentran en el Jardín de los Frailes. Uno de ellos empotrado en la esquina oeste de la pared de la fachada sur, construida por Juan Bautista de Toledo, y los otros dos en el jardín. Estos tres vórtices, sin más, habrían justificado el hecho de construir en este lugar tan magna obra. Solamente estos tres vórtices tan cercanos entre sí convertirían la zona en un Lugar de Poder. Sin embargo, fueron excluidos de la obra. Quiero pensar que no fueron detectados, que la potencia del lugar, eclipsó la percepción del geomante que se encargó de localizar el resto de los vórtices. A estos los dejaré seguir en el olvido.
El complejo monástico fue construido en un Lugar de Poder. En extensión es uno de los más grandes del mundo. Los hay más potentes pero no más grandes. Está formado por tres anillos que generan un campo de energía decreciente. El anillo central es el más pequeño y el más potente, su calidad biótica alcanza las 10000 UB y ocupa prácticamente la totalidad de la planta de la basílica. El segundo, con 9500 UB, se extiende hasta la puerta principal del edificio en su cara oeste. Y el tercero alcanza aproximadamente un radio de unos 700 metros. En España no detecto otro lugar que cuente con unas características telúricas que se asemejen a este.
La Basílica
Es posible que quien lea este artículo se interese por conocer el lugar exacto donde se encuentran situados estos 20 pilares de energía que son la base que sostiene la espiritualidad de la construcción. Resulta extremadamente sencillo encontrarlos. La basílica al final fue construida con planta de cruz griega, alejándose un poco de la idea original de Juan Bautista de Toledo, que la concibió con planta rectangular. Ya se encargó alguien de marcar debidamente los 20 vórtices de su interior para que no hubiese dudas.
Se encuentran justo delante de otras tantas mesas de altares, con la excepción de dos de ellos. Todos estos altares están delante de una pintura de grandes dimensiones que representan la figura de una pareja de apóstoles o mártires. Ocho de ellos se encuentran en los laterales de las cuatro grandes pilastras que sustentan el cimborrio y la cúpula, y ocho más en las paredes. Justo frente a los primeros, otros dos se encuentran igualmente delante de las mesas de altar, en el centro de dos retablos, habilitados como falsas puertas a ambos lados del Altar Mayor. Y los dos que restan se encuentran en el centro de los laterales de la nave, entre unas grandes verjas y los dos grandes candelabros “El Clavel” y “El Tenebrario” que presiden la nave.
El Panteón
En la cripta del templo se encuentran los Panteones Reales. En ellos reposan los restos de algunos de los reyes más importantes y poderosos de nuestra historia.
Bajamos por una escalera que nos conduce a la izquierda bajo el Altar Mayor al Panteón de Reyes y a la derecha a las nueve salas del Panteón de Infantes. En la idea original de Felipe II, lo que hoy es el Panteón de Reyes fue diseñado y construido como una capilla funeraria de planta circular. Esta fue parcialmente modificada por su hijo Felipe III en el siglo XVII, que la convirtió en el Panteón de Reyes; tiene forma octogonal y mide 10 metros de diámetro y casi 11 metros de altura.
Para muchos estudiosos de las similitudes entre la obra de El Escorial y el Templo de Salomón, este panteón constituye el “Sancta Sanctórum” o parte más sagrada del templo, y buscan su relación con la Cúpula de la Roca y el Santo Sepulcro en Jerusalén.
Los cadáveres de los reyes antes de ocupar su lugar en el Panteón Real han pasado unos años en el pudridero, un lugar prohibido para el visitante. La familia real cede sus fallecidos a los miembros de la comunidad religiosa que habita el monasterio (antes los jerónimos, ahora los agustinos) en una ceremonia que se repite desde hace siglos. En el pudridero los cuerpos de los reyes permanecen entre 20 y 30 años.
En 1854 fray José de Quevedo, bibliotecario del monasterio, cuenta que son tres cuartos a manera de alcobas sin luz ni ventilación alguna. A ella se lleva la caja de plomo que contiene el cadáver. Mientras los albañiles derriban el tabique, se abren cuatro o más agujeros en la caja de plomo, lo colocan en el cuarto sobre cuñas de madera que lo sostienen dos o tres pulgadas por encima del suelo, y entonces los albañiles vuelven a levantar el doble tabique que derribaron.
Allí permanecen los cadáveres unos 30 años, hasta que consumida la humedad ya no despiden olor y entonces son trasladados al panteón. Parece ser que a fray Quevedo se le olvidó citar que en los nichos se colocan grandes promontorios de cal viva. En la pared por fuera se coloca una lápida de mármol negro que identifica el cuerpo que allí se encuentra. Finalmente y pasado el tiempo reglamentario los cuerpos se cambian a un cofre de plomo de 1 metro de largo por 40 centímetros de ancho que es depositado en un sarcófago en el interior del Panteón Real.
He visitado el Panteón Real y he tenido la suerte de poder situarme a solas en el centro de su nave octogonal, bajo la gran lámpara central, exactamente sobre el vórtice de 13500 UB que se encuentra en ese lugar. Frente a su única entrada hay una mesa de altar con un Cristo sobre su pared; justo delante de este altar, en el centro, hay un Punto de Meditación (vórtice menor) de 11500 UB.
Otros Lugares del Complejo
La verdad es que podríamos llamar al Monasterio de El Escorial el Monasterio de los Altares. No recuerdo haber visto nunca tantos altares, tanto en la basílica como en las dependencias interiores. Lo curioso es que invariablemente por delante de cada mesa de altar nos encontramos con un vórtice o un Punto de Meditación. Al menos en todos a los que yo he podido acceder. Imagino que hay más, pero dudo que se rompa la regla en los no visitados. Parece ser que quien diseñó el templo no quiso dejar ni un solo vórtice en el olvido, por eso mi extrañeza por los tres del Jardín de los Frailes.
Creo que merece la pena citar la iglesia Vieja o de Prestado. Es una sala situada frente al Patio de los Evangelistas que fue utilizada como iglesia en el tiempo en que el monasterio se construía. Bajo su altar se habilitó un espacio que albergó temporalmente los cuerpos de Carlos V y su esposa Isabel de Portugal. Me resultó muy curiosa la disposición de un altar mayor flanqueado por otros dos altares laterales. Los tres Puntos de Meditación de 11500 UB que hay en estos tres altares forman un triángulo regular. Esta es una alteración telúrica que hasta ahora no había encontrado en ningún otro lugar.
Existe la posibilidad de que existan más vórtices que yo no haya podido detectar. He de reconocer que este lugar me supera y me resulta difícil prospectarlo durante un tiempo prolongado.
Existe otro vórtice de 19500 UB un poco más alejado del complejo, pero dentro de las edificaciones de la época. Se trata de la iglesia santuario de Ntra. Sra. de Gracia, situada a unos 200 metros de la fachada norte del monasterio. El vórtice se encuentra tras el altar mayor, en el camerino u hornacina que alberga la imagen de la Virgen.
La Boca del Infierno
Últimamente ha salido a la luz otra teoría sobre la supuesta verdadera razón que llevó a construir el monasterio en este lugar. Cuenta la leyenda que fue construido nada más y nada menos que para tapar la boca del infierno; una entrada al inframundo situada en este lugar y así impedir que las legiones de Lucifer emergiesen por unas supuestas galerías de minas abandonadas que existían en el lugar. Ignoro si existieron estas galerías, pero sin duda la imaginación de quienes forjan las leyendas es impresionante, aunque he de reconocer que a veces existen detalles que las conectan con la realidad.
Los vórtices son invisibles columnas de energía. Si para la construcción de un templo se elegía un lugar que contase con al menos uno de estos vórtices es porque este era considerado el punto de unión entre lo espiritual y lo terreno; este era el alma del templo, el que aportaba la espiritualidad a la edificación. Si allí donde la energía se hace más densa era considerada una señal divina, en aquellos lugares donde la energía era mucho menos densa (aquellos cruces geopatógenos que también sabían detectar), eran considerados como obra del demonio. Por eso no es difícil encontrar lugares con un nombre que señala el peligro: Sillón del Diablo, Callejón del Infierno, La Cruz del Diablo, La Boca del Infierno, etc. El nombre coincide en la mayoría de las ocasiones con una fuerte geopatía en el lugar. Y en el monasterio también existe ese lugar: se trata de un peligroso cruce de Líneas Hartmann de tercer y cuarto orden que se encuentra en el Patio de los Reyes; posiblemente esta sea la verdadera Boca del Infierno de El Escorial.
La Densidad Bioenergética y la Momificación
Según mi percepción la Tierra vibra energéticamente en los lugares neutros entre 7000 y 8500 UB (unidades Bovis). Esta no es una unidad objetiva, es una unidad abstracta y comparativa que se utiliza con la ayuda del inconsciente. En casi toda la Sierra de Madrid la calidad biótica (registros en UB en los lugares neutros de una zona) oscila entre las 8000 y 8500 UB. Las personas para estar energéticamente equilibradas necesitamos vibrar entre 7000 y 8500 UB. Lo ideal es hacerlo en los mismos niveles que los de la calidad biótica de la zona en que residimos. Virus y bacterias vibran entre 4000 y 4500 UB.
Conociendo y habiendo experimentado el hecho de que en una estructura piramidal correctamente orientada con los puntos cardinales se genera un campo energético en su interior de entre 11000 y 11500 UB (lo que permite deshidratar o momificar un trozo de carne en su interior), di comienzo a una serie de experimentos para poder determinar a partir de qué nivel vibracional se conseguía retrasar la acción de la bacteria responsable de la putrefacción el tiempo suficiente como para dar lugar a la momificación. Estos experimentos me llevaron a la conclusión de que esto es posible, al menos con trozos de carne no excesivamente gruesos a partir de las 9000 UB. Para intentar demostrar mi teoría, tenía que encontrar la forma de elevar la densidad energética al menos hasta ese nivel y de forma artificial para hacerlo en casa. Encontré varias formas. Descubrí que la espiral, el trisquel, el círculo, la estrella y la esfera atraen la energía a su alrededor; aproximadamente la elevan hasta las 9000 UB. Utilicé y sigo haciéndolo un dibujo en un papel, una simple fotocopia. El dibujo representa a un trisquel encerrado en un círculo. Esto genera aproximadamente unas 9300 UB si este es colocado en un lugar neutro. El campo de acción efectivo es más o menos el del diámetro del círculo.
Grande fue mi sorpresa al visitar en Alba de Tormes (Salamanca) la iglesia del convento donde fue enterrada santa Teresa de Jesús y al detectar el lugar donde se encuentra el vórtice de 24500 UB allí existente, comprobar que este se situaba exactamente en el lugar elegido para enterrar a la santa.
¡¡¡Eureka!!! La iglesia o alguno de sus miembros, al menos en tiempos pasados, eran conocedores de este hecho. Posiblemente lo descubrieran de forma casual. Ellos no podían asociar el que esto pudiera ser producto de un alto nivel energético capaz de inhibir a una bacteria. Lo más lógico era pensar que esto era producto de un milagro. Pero sin duda sabían que para que este milagro se produjera el cuerpo había de ser depositado durante unos meses en ese lugar especial del templo. En mi opinión esto se convirtió en un secreto celosamente guardado por los conocedores del mismo.
Llegó la hora de enfrentarme a mis fantasmas. No sirve decir que soy capaz de detectar un vórtice, además hay que demostrarlo. Ahora al menos cuento con una prueba que podía darme la respuesta, aclararme si realmente lo que detectaba eran vórtices o solo era un espejismo de mi mente. Lógicamente no podía acercarme a una iglesia y pedir que me dejaran realizar mi experimento en el vórtice de la misma.
Busqué el lugar y lo encontré en una casa en estado de abandono. Había un vórtice de 13500 UB en su interior. Necesitaba preservar mi experimento de la lluvia y el rocío, ya que esos elementos hidratarían el cuerpo. Enterré una urraca en arena dentro de una caja de zapatos de cartón y simplemente la deposité sobre el vórtice: este forma una invisible columna de energía de unos 60 cm. de diámetro.
Ignoraba el tiempo que habría de permanecer allí mi testigo. Según la placa situada en el lugar de enterramiento de santa Teresa de Jesús, fue desenterrada a los 9 meses. Imaginé que un animal más pequeño tendría que eliminar menos líquidos y que el tiempo sería inferior. A los dos meses abrí la caja y con emoción incontrolada vacié su contenido. Allí estaba la urraca, un pájaro común de tamaño similar a una paloma. Se encontraba perfectamente momificada. ¿Habría encontrado la respuesta a los cuerpos momificados que se encuentran en las iglesias?
Para ser sincero, si alguien me permitiese realizar un experimento con un animal más grande, por ejemplo una oveja, pediría unas condiciones similares a las que se dan en el pudridero: esa cámara envuelta en el secretismo, donde los cuerpos de los reyes descansan sus primeros 30 años sin vida. Pediría una sala con una temperatura más o menos constante. Una cripta resultaría ideal. Pediría que el animal fuese depositado en una caja y que se le practicasen unos agujeros para facilitar la pérdida de líquidos. Pediría que esta fuese levantada del suelo, para que los líquidos no hidratasen la parte baja del cuerpo en su momificación. Sobre la cal no me pronunciaré porque no tengo los datos suficientes para hacerlo. Y también pediría lo más importante, que el lugar en un radio superior al del cuerpo objeto del experimento contase con un alto nivel energético.
En un vórtice de 24500 UB se genera un campo alrededor del mismo de forma octogonal con un diámetro aproximado de 2,40 metros. Recordemos que el vórtice es una columna de tan solo 60 cm. de diámetro. El campo energético generado, al cual he bautizado con el nombre de Octógono Radiante, puede alcanzar unos registros de hasta 12500 UB.
El nivel energético dentro del Panteón de Reyes es de 10000 UB. ¿Es este nivel energético suficiente como para momificar el cuerpo de una persona? ¿Es este el gran misterio del pudridero? ¿Quedaron momificados los cuerpos de todos los monarcas que se depositaron en ese lugar tras su fallecimiento?
La Basílica de El Vaticano es otro Lugar de Poder. ¿Están incorruptos los cuerpos de los Papas allí enterrados? El Valle de los Caídos es otro Lugar de Poder. ¿Permanece incorrupto el cuerpo de Franco?
Estas son las preguntas que yo me formulo. Según mi teoría las posibilidades de que así sea son muy altas. Mucho más si tenemos en cuenta que otros lugares con cuerpos incorruptos se sitúan sobre un Lugar de Poder.
Cripta de los Capuchinos, Palermo (Italia). En su iglesia localizo dos vórtices de 24500 UB, tan cercanos entre sí como para crear un Lugar de Poder: es decir, una mancha energética de dimensiones variables. En este caso la mancha puede alcanzar un radio aproximado de unos 50 metros aunque no puedo precisarlo sin una inspección in situ. Esto explicaría perfectamente el hecho de que solo unos 400 cuerpos de los 8000 allí enterrados hayan quedado momificados (los que se encuentran dentro del radio de acción de esta energía).
Iglesia de Villafeliche (Zaragoza). Al efectuar unas obras encuentran bajo el suelo de la misma unos 80 cuerpos momificados. Detecto un Lugar de Poder creado por dos vórtices de 24500 UB que sobrepasa los límites de la superficie de la iglesia.
Iglesia de San Andrés (Toledo). Bajo su altar mayor existe una cripta en la que se encontraron varios cuerpos incorruptos. Aquí existe un pequeño Lugar de Poder de forma pentagonal. Está creado por 5 vórtices de 13500 UB y tiene unos 6 metros de diámetro.
Hay muchos más lugares, hay muchos más cuerpos incorruptos, pero aún no he accedido a ellos. A veces resulta muy complicado averiguar en qué lugar se depositó el cuerpo tras la muerte. El lugar que ahora ocupan los cuerpos incorruptos no suele ser el de origen.
¿Alguien se ha preguntado el por qué la mayoría de los cuerpos incorruptos se encuentran en las iglesias? ¿Milagros o Vórtices Energéticos?
Con el Renacimiento comenzó una pérdida de ciertos valores en la Iglesia; comenzó la decadencia de unas claves celosamente guardadas. Pero esto no sucedió de la noche a la mañana. Posiblemente este saber fue cada vez menos demandado. En España, tras la desamortización de Mendizábal, hubo un tiempo en que se dejaron de construir templos y estas logias de constructores empezaron a desaparecer. Todas, absolutamente todas las iglesias construidas hasta el siglo XVI contienen al menos un vórtice o un Punto de Meditación. En los siglos XVII y XVIII solo encontramos los vórtices en alguna de sus construcciones. Y desde el siglo XIX, muy pocos templos muestran estar construidos con las bases de este conocimiento.
Conclusiones
Todo lo investigado y escrito me llevan a algunas conclusiones.
Felipe II añoró desde joven el poder construir un templo que perdurase en el tiempo e hiciese honor a su memoria. De alguna forma obtuvo el conocimiento de ciertas claves usadas para construir los templos en aquella época y encontró un asentamiento que superaba en expectativas cualquier otro conocido hasta el momento. Desde entonces su afán se centró en construir no un templo cualquiera. Sabía que alguien podría superar su obra pero no el lugar elegido para la misma; aun así se esforzó en que tampoco fuese fácil superar la construcción. Tal vez fue el destino el que cruzó a Juan de Herrera en su camino; puede que sin él su obra nunca hubiese llegado a ser el templo que soñó.
Esta obra siempre estuvo rodeada de historias y leyendas que contribuyeron a crear un halo de misterio en torno a ella. Cierto es que el Panteón de Reyes no fue concebido como tal por Felipe II y que el pudridero ha aumentado sin duda ese misterio que rodea esta construcción. Creo que una sala con las características y la finalidad de esta no se da en ningún otro lugar y nada justifica el fin de la misma. Si mi teoría puede algún día ser demostrada será la respuesta a muchas incógnitas.
El hecho de encontrarnos en un lugar con una densidad bioenergética suficiente como para momificar cuerpos (como es el sitio sobre el que se edificó la basílica) puede hacer pensar que ese es el motivo para hacer la edificación de un lugar sagrado sobre él. En mi opinión nunca fue esta la meta pretendida por sus constructores. Esto fue algo añadido, algo que fue descubierto después y que contribuyó a pensar que realmente estos puntos contaban con la Divina Providencia (la momificación sería el milagro que vendría a demostrarlo). La Iglesia, o una parte de la misma, se valió de estos “milagros” para refrendar la vida de algunos de sus miembros que vivieron en santidad. Si después de muertos llegaban a la incorruptibilidad, era sin duda una prueba de que Dios daba su visto bueno a esa beatificación.
Sea como fuere, esté o no yo en lo cierto, la verdad es que no son pocos los que afirman que la energía se puede respirar entre los muros de esta basílica. A ellos principalmente dirijo este escrito. Pero también a todos aquellos que buscan respuestas a unas preguntas que la ciencia aún no está en disposición de contestar. Estoy seguro de que a unos y otros este escrito les aportará unas claves que abrirán su mente a nuevos conocimientos.
Esta es, desde mi particular punto de vista basado en mi percepción, la otra cara de la historia de El Monasterio de El Escorial, esa historia que plantea muchas preguntas sin respuestas públicamente reconocidas, pero que cualquier día pueden ser confirmadas.
Epifanio Alcañiz
Investigador de las energías telúricas
http://www.radiestesiaysalud.com/monasterio_de_el_escorial.htm