Microalgas cultivadas en España mitigan el cambio climático y la contaminación o producen biocombustibles, alimentos o medicinas
Absorber el dióxido de carbono (CO2), implicado en el cambio climático, producir combustibles ecológicos, crear alimentos para consumo humano o para reducir la sobrepesca, diseñar medicinas contra enfermedades como el cáncer… A todo ello pueden contribuir los diversos grupos de investigación españoles que trabajan con microalgas. Los expertos destacan las ventajas de España en este prometedor campo, aunque reconocen la necesidad de más trabajo para lograr resultados competitivos.
Luchar contra el cambio climático y producir biocombustibles
Microalgas en el Aeropuerto de Madrid-Barajas. No es el nombre de una nueva compañía de bajo coste, sino de un curioso proyecto de investigación con un doble objetivo ecológico: capturar el CO2 producido en las instalaciones aeroportuarias para crear microalgas como biocombustible. Dicho de otra manera: luchar contra el cambio climático y obtener un combustible ecológico sin perjudicar el cultivo de alimentos. El proyecto es fruto de la colaboración de Aena, Iberia, la empresa AlgaEnergy (impulsada por Repsol), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y las Universidades de Sevilla y Almería.
Los investigadores del Proyecto CENIT PIIBE también trabajan en este objetivo «dos en uno». Su principal impulsor, el Centro de Tecnología de Repsol, subraya los beneficios de las microalgas: mucho más productivas que los cultivos tradicionales, no necesitan terrenos ni agua de calidad, y tienen una gran capacidad de absorción (100 toneladas capturan 180 toneladas de CO2 al año).
El cultivo de microalgas con fines energéticos es una línea de trabajo que ocupa cada vez a más empresas y centros de investigación, como el consorcio Bioser y el grupo de Ingeniería Ambiental y de Ecología de la Universidad de Cantabria (UC) o la Unidad de Energía de Tecnalia, en el País Vasco.
La empresa BioFuel Systems (BFS), con participación de Cristian Gomis, científico de la Universidad de Alicante, investiga un tipo de biopetróleo basado en microalgas que también absorben el CO2 de las actividades industriales. Según sus responsables, una superficie que duplique la de la Comunidad Valenciana con estos cultivos podría suplir la producción mundial diaria de petróleo.
Cien toneladas de microalgas capturan 180 toneladas de CO2 al año
Por su parte, en una Jornada internacional celebrada en el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, los expertos destacaron que España podría liderar la I+D del aprovechamiento energético de las microalgas, gracias a sus características geográficas y climáticas. También recordaron el interés de la Unión Europea por este innovador área de trabajo.
Generar productos alimenticios sanos, cosméticos y curativos
El Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), ubicado en el campus de Puerto Real (Cádiz), cuenta con la mayor colección de España de microalgas (más de 300 cepas autóctonas y foráneas). Además de la captura de CO2 o de la producción de biocombustibles, sus responsables investigan otras posibles aplicaciones, como la base para una acuicultura más sostenible, la creación de productos cosméticos o el desarrollo de nuevas medicinas.
Limpiar las aguas residuales y contaminadas
El Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) es otro de los referentes españoles en investigación de microalgas. En este centro también estudian todas sus posibilidades, incluidas las de tratamiento de aguas residuales y contaminadas. En esta prometedora línea se enmarca el proyecto Bio-Tech, ganador del concurso de ideas empresariales Think Big de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Su objetivo es ayudar a limpiar mejor la ría de Bilbao.
Ahora bien, las investigaciones con microalgas tienen que mejorar para ser competitivas. Como recuerdan desde el ITC, los sistemas de producción requieren grandes inversiones y ofrecen una gran inestabilidad.