La Brigada Móvil de los Mossos d’Esquadra utilizó ayer por la noche por primera vez los cañones de sonido como instrumento para responder a disturbios callejeros y como una de las posibles alternativas a las pelotas de goma cuyo uso quedará restringido a partir del próximo mes de abril.
La Brimo recurrió al uso de los cañones acústicos al final de la manifestación de apoyo a Gamonal que recorrió el centro de Barcelona y que finalizó con al menos tres detenidos e incidentes de gravedad en pleno centro de la capital catalana y por el Raval. Fue en este último barrio, específicamente en la calle Carretes, donde los Mossos, tal y como pudo observar este diario y confirmaron fuentes oficiales del Departament d’Interior, activaron en varias ocasiones unos cañones conocidos técnicamente como Dispositivos Acústicos de Largo Alcance (LRAD, en sus siglas en inglés).
Los cañones de sonido, que ya utilizan las unidades antidisturbios de varios países europeos y policías estatales de Estados Unidos, emiten un pitido agudo de gran potencia capaz de llegar a 3.000 metros de distancia en sus modelos más potentes, provocando a quien lo escucha cierto aturdimiento.
Así sucedió anoche en el Raval. Tras realizar varias advertencias por megafonía para que los concentrados -apenas una decena de jóvenes en aquellos momentos- se disolvieran, los Mossos lograron desalojar la pequeña calle Carretes activando el cañón LRAD en varias ocasiones durante aproximadamente unos 20 segundos, obligando con ello a los manifestantes a salir de la misma con las manos en los oídos y sorprendidos por una sirena policial inédita hasta el momento.
Previamente se habían registrado graves incidentes en pleno centro de Barcelona. Los de mayor calado se vivieron en la misma Rambla, donde agentes de la Guardia Urbana se vieron obligados a refugiarse en la comisaría de la popular avenida después de que medio centenar de personas, muchas de llas encapuchadas, les lanzaran botellas, macetas, piedras y sillas de las terrazas cercanas.
Tras el asedio a la comisaría de la Guardia Urbana se produjo una carga policial de los Mossos d’Esquadra que acudieron en auxilio de los agentes locales, desbordados por el lanzamiento de objetos. Tras la carga comenzaron las carreras tanto por la Rambla como en las calles delRaval que se dirigen hacia elParal·lel.
La huida de los manifestantes, muchos de ellos adolescentes, dejó tras de sí un reguero de escaparates rotos, contenedores volcados o ardiendo y cajeros destrozados tras una manifestación que recorrió Barcelona desde plaza Universitat.