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(Upwave) — Tu relación tal vez tenga toda la química sexual y todos los intereses en común del mundo, pero ¿qué pasa cuando apagas la luz? ¿Son compatibles bajo las sábanas?
Haz estas cuatro preguntas:
1. ¿Te despiertas al menos una vez cada noche a causa de los ronquidos, las idas al baño, los golpes accidentales o porque tu pareja habla dormida?
2. ¿Tú y tu pareja se acuestan y se levantan a horas diferentes?
3. ¿Dirías que tus hábitos de sueño —duración, siestas, comodidades necesarias— son diferentes a las de tu pareja?
4. ¿Durante la noche gritas algo como “¡Por favor, por el amor de…!”, regularmente?
Si contestaste “sí” a dos o más de estas preguntas, sigue leyendo.
En mi caso, yo contesté a las cuatro preguntas con un frenético “SÍ”. Mi esposo y yo ahora estamos felizmente casados, pero a los dos meses de que comenzamos a vivir juntos descubrí que todas las noches esperaba con temor que me despertara porque se metía a la cama dos horas después que yo. Me despertaba cada vez que se levantaba al baño y cuando él se movía, yo también. Dejé de pelear contra su hábito de mantener encendido su teléfono durante la noche: nos mudamos recientemente a la costa oeste de Estados Unidos, lo que significa que sus amigos de la costa este normalmente llaman a las 6:15 de la mañana. (El clásico mensaje de voz: “¡Oh, cielos, es muy temprano allá, ¿no? Lo olvidé. Pero bueno…”).
Antes de casarnos pensaba que mis hábitos de sueño eran poco extraordinarios: prefiero una habitación oscura y silenciosa en donde nadie se mueva ni haga ruido durante ocho horas. Esa no es la forma en la que mi esposo funciona. Él abre las puertas y enciende las luces (aunque lo hace silenciosamente). Su lema matutino es: “¿Por qué poner la alarma en pausa una sola vez si lo puedes hacer cinco veces?”. Al final acuñó un término para mi furia: “hostilidad por sueño”.
Así que me mudé. De habitación, quiero decir; me fui a la habitación para visitas. Pinté las paredes con un color púrpura decididamente femenino y me fui a dormir. Dormir de verdad, especialmente en esas noches en las que realmente lo necesitaba, como antes de una presentación crucial para mi carrera o para una reunión muy temprano. Listo. Duermo allí dos o tres veces a la semana.
Tengo suficientes cosas positivas que decir sobre la solución de las dos habitaciones. En primer lugar, nuestra vida sexual ha mejorado. Como nos extrañamos, cuando duermo en la habitación de mi esposo siento como si fuera una cita. Ahora gozo de ocho horas de sueño ininterrumpido al menos dos noches por semana; estoy de mejor humor y nuestra calidad de vida ha mejorado. La habitación independiente me permite hablar por teléfono a todo volumen o entregar muy tarde un trabajo. En breve: es mi cueva.
Mi esposo y yo no somos los únicos que sufren por los trastornos del sueño de su pareja. William Dement, médico y profesor de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta en la Universidad de Stanford, tiene doctorados en Fisiología y Medicina del Sueño. Indica que el primer paso para resolver tus penas relacionadas con el sueño es identificar específicamente qué es lo que te despierta.
“Las perturbaciones del sueño son sumamente individuales“, dice. “Lo que no molesta a algunos para otros es demasiado”. Ten papel y pluma junto a tu cama y escribe qué provoca que te despiertes. ¿Patadas? ¿Ronquidos? ¿Idas al baño? ¿Frío? ¿Calor? ¿Arrumacos molestos?
Si te despiertas a causa de los empujones, considera conseguir una cama más grande. “Hemos hecho estudios con parejas y, si la cama es lo suficientemente grande, en realidad no hay perturbaciones”, dice Dement. “Pero si no pueden comprar una cama tamaño king o queen, cuando uno se voltea molesta al otro”.
Si el culpable es el ruido, considera una solución antigua. “Unos buenos tapones para oídos resuelven muchos problemas”, dice Dement.
Los problemas de temperatura pueden resolverse con edredones individuales.
Si todo esto falla, dirígete a tu propia habitación, que preferentemente tenga una máquina de ruido blanco como las que se ven frecuentemente en las oficinas de los terapeutas y que también sirven para acallar los ruidos del inodoro, toda clase de travesuras caninas y a los esposos que te visitan para ver si quieres tener una cita a altas horas de la noche…
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente aArianne Cohen.
http://mexico.cnn.com/opinion/2014/01/24/opinion-dormir-en-camas-separadas-salvo-mi-matrimonio