HONG KONG (CNN) — Al igual que millones de trabajadores migrantes de China, Chen y su esposa dejaron a su única hija cuando salieron en busca de trabajo en la próspera ciudad sureña de Guanghzhou, hace tres años.
Sin embargo, Chen pensaba que su hogar era un sitio tranquilo y seguro en donde su hija de nueve años podía crecer con su abuela; esa creencia se hizo añicos cuando recibió una súplica de ayuda en noviembre del año pasado.
“No dejaba de llamarnos, de rogarnos que regresáramos a casa. Dijo que no se sentía bien, que siempre se sentía triste, que le dolía”, dijo Chen —quien no dio su apellido— a CNN vía telefónica desde su casa en Xiangxiang, en la provincia de Hunan en el centro de China.
“Dijo que le dolía ‘allá abajo’. De inmediato supimos que las cosas no andaban bien”. Tras mucha disuasión y lágrimas, su hija finalmente le dijo qué andaba mal: su maestro la había violado, tras lo cual le dio dos cuadernos, dijo Chen.
Ella fue una de las cinco presuntas víctimas del maestro; todas tenían menos de 14 años y asistían a la misma escuela, según reportes de los medios estatales de China. “Nunca nos imaginamos que el daño ocurriría en la escuela. No se puede hablar de seguridad si la escuela no es segura”, dijo Chen.
‘Blancos fáciles’
El caso ha arrojado luz sobre la difícil situación de los 61 millones de niños que se calcula que quedan “abandonados” en China —uno de cada cinco de todo el país— y que crecen sin uno o ambos padres, según las estadísticas de la All China Women’s Foundation.
Cerca de 30 millones de niños menores de 18 años no tienen un padre en casa y dos millones velan por sí mismos, no cuentan con un tutor adulto, según las cifras.
Es una consecuencia desoladora de lo que se ha descrito como la mayor migración humana de la historia: unos 250 millones de personas dejan las provincias más pobres del interior de China para construir una vida en las ciudades y pueblos industriales de las costas. Estas familias solo se reúnen unos cuantos días al año, principalmente durante el Festival de Primavera o Año Nuevo Lunar, que este año inició el 31 de enero.
Ye Jingzhong, autor del libro A Different Childhood: Children Left Behind in Rural China (Una niñez diferente: los niños que se quedan en la China rural) dice que los niños como la hija de Chen son blanco fácil para los depredadores sexuales.
Dice que carecen de los cuidados atentos y de la supervisión de los padres y que a menudo quedan a cargo de familiares o tutores menos dedicados.
“Los valores materialistas están permeando en el campo y —sin los padres que les enseñen a diferenciar el bien del mal— ellos (los niños) muerden fácilmente en el anzuelo de los dulces y los teléfonos celulares nuevos”, dijo Ye a CNN.
Según la agencia noticiosa estatal, Xinhua, las agresiones sexuales contra las niñas que se quedan en las zonas rurales representan la mayoría de los ataques que se reportan. En algunos lugares como Huazhou, en la provincia de Guangdong, el 94% de los casos involucran a niños que se quedaron sin sus padres, según el reporte.
Xinhua señaló que las autoridades del pueblo en el que la hija de Chen asistía a la escuela habían ordenado a las escuelas que sostuvieran “reuniones de seguridad” para mejorar la supervisión educativa y fortalecer la ética de los maestros. Las escuelas también deberían investigar qué factores hacen que los estudiantes sean vulnerables al abuso sexual y cómo garantizar la seguridad de todos los estudiantes, especialmente de las niñas, agregó.
El costo emocional
La generación “abandonada” de China no solo es vulnerable a los delitos graves como la agresión sexual y el acoso; la separación a largo plazo tiene un costo emocional tanto en los niños como en los padres.
“Desearía que vinieran a casa durante el Festival de Primavera. De cierta forma me siento como una carga indeseable en nuestra familia”, dijo Xiaoli, una niña de 12 años, a los autores de un nuevo reporte para el Centro para los Derechos de los Niños y la Responsabilidad Social Corporativa (CCRCSR) acerca de los niños abandonados de China.
En el reporte se descubrió que el 82% de los 877 padres migrantes a los que encuestaron se consideraban inadecuados. A-ying, de 33 años, es madre de dos niños y dijo que su hijo no quiere responder sus llamadas. “La razón por la que no le agradamos es que nos culpa de no cuidarlo, porque no recibió un cuidado adecuado. Vivir juntos habría ayudado a que nuestra relación fuera más cariñosa”, declaró A-ying, según el reporte.
Sanna Johnson, directora ejecutiva de la organización en Beijing, dijo que los efectos tienen un gran alcance. “Cuando tienes 61 millones de niños que no pueden relacionarse con sus padres, es muy traumatizante para una sociedad”.
Ye comparte sus inquietudes e imagina una sociedad que se ha vuelto más desapegada sentimentalmente, incapaz de pedir ayuda en momentos de necesidad.
“Es difícil saber cuáles serán las consecuencias directas cuando la generación abandonada crezca, pero temo que no servirá para crear una ‘sociedad armoniosa’”, dijo.
CNN contactó al Ministerio de Educación de China y espera una respuesta a la pregunta de qué medidas están tomando las autoridades para proteger a los niños “abandonados”.
China ha reclutado a más trabajadores sociales para ofrecer asesoría en zonas rurales; el gasto gubernamental en servicios sociales aumentó en un 24% en promedio entre 2008 y 2012, según cifras de 2013 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Las escuelas rurales están ofreciendo más instalaciones para internado y el gobierno indicó que aligeraría las restricciones que dificultan que los trabajadores migrantes lleven a sus hijos a las ciudades más pequeñas, aunque en los cambios propuestos no se considera a las ciudades más grandes, como Beijing.
Sin embargo, Ye dice que las cosas solo empezarán a mejorar para los niños “abandonados” de China cuando las autoridades tomen en serio sus circunstancias. “Es hora de empezar a pensar con interés genuino en lo que la China rural realmente necesita”.
Llanto silencioso
En su aldea natal, Chen trata de reconstruir su relación con su hija. Dice que se ha retraído, que huye de los desconocidos y que a menudo llora en silencio. Tras el Año Nuevo Lunar, planea llevarla con él a Guangzhou, en donde trabaja como decorador, y su madre renunciará a su nuevo empleo para cuidarla.
Chen se negó a aceptar la compensación de 10,000 yuanes (21,450 pesos) que la escuela le ofreció. Está furioso porque las autoridades no ofrecieron una disculpa y dice que quiere que el violador de su hija “reciba una sentencia total”.
Según Xinhua, detuvieron a un hombre relacionado con el caso en diciembre, pero no se ha establecido la fecha del juicio. Chen libra una batalla solitaria e imagina que las familias de las demás víctimas están satisfechas con aceptar el dinero y hacer lo posible por olvidar.
Dijo a CNN que pretende “hacer un escándalo” en la escuela luego de las vacaciones de Año Nuevo si el semestre inicia sin que el presunto perpetrador esté tras las rejas. “No se puede saber… tal vez tengamos que recurrir a la violencia para asegurarnos de que ningún otro niño pase por lo que pasó nuestra hija”.