Uno de los pocos métodos efectivos para poder controlar Internet es cerrarla. O eso, o montar una red paralela. Precisamente esto es lo que tienen en mente en Iran.
El que fue el primer país islámico en conectarse a Internet, se plantea ahora construir una intranet nacional para intentar ‘combatir’ los ataques desde el exterior, incluyendo las propuestas para ‘expandir la democracia’.
El modelo es parecido al que usan ya otros países como Cuba, Korea del Norte o Myanmar, que mantienen unas pocas conexiones con la Internet que conocemos nosotros, completamente controladas, monitorizadas y de uso exclusivo para turistas y funcionarios, al tiempo que los habitantes del país circulan por un entorno cerrado e igualmente monitorizado.
Para ayudar en esta tarea, los iranianos están aprendiendo a mejorar el software de filtrado que consiguieron de forma ilegal, ya que los Estados Unidos tienen una fuerte regulación en lo relativo a exportar software criptográfico a países embargados.
El mandato vino ni más ni menos que desde la máxima autoridad del país, el Ayatollah Khamenei, que avisó de la “guerra suave“ que la República teocrática mantiene con occidente.
Resulta harto curioso que tanto los halcones moralizadores iranianos usen la misma terminología que sus contrapartidas en norte-américa, y mientras ambos hablan de los peligros que supone el otro bando para la libertad, aprovechan para cercenarla de cuajo.
De hecho, en Irán ya descartan cualquier tipo de ‘invasión’ física del país, y se preparan más para la ‘guerra cibernetica‘. Montar una red paralela es solo un primer paso.
Para entender mejor la nueva iniciativa, hay que remontarse a finales de los años 90, cuando el ala dura de la teocracia iraniana empezó a cargar contra las tímidas reformas del entonces presidente Khatami, cerrando decenas de periódicos reformistas.
Los periodistas quedaron en el paro, y optaron por pasarse a Internet, llevándose consigo a los lectores y provocando la eclosión de la blogsfera iraniana.
En 2003, el régimen empezó a bloquear esos blogs y páginas web a miles, arrestando también a sus autores. Se calcula que se clausuraron hasta 15.000 sitios.
Cuando el actual presidente, que por cierto también se abrió su propio blog, llegó al poder en 2005, en Irán se empezó a experimentar la posibilidad de una red cerrada, conformada por más de 3.000 escuelas y 400 oficinas del ministerio de educación.
Las protestas durante las elecciones presidenciales de 2009 y la aparición del gusano “Stuxnet” demostraron la poca capacidad que los gobiernos tienen de controlar la red, por lo que la idea de cerrarla y sellarla tomó más impulso.
A partir de aquí, la Guardia Revolucionaria se hizo con el control del monopolio estatal que controla las telecomunicaciones, creando un ‘ciber ejército’ con la intención de formar hasta 250.000 hackers.
El ejercito se dedicará tanto a atacar aquellas webs que la teocracia designe como ‘perniciosas para la moral islámica‘, así como a desarrollar herramientas propias, ya que una vez se desconecte la red nacional, no habrá buscadores ni otros servicios externos.
La idea, pues, es construir una red halal, especialmente diseñada para promover los dictados del islam, que fue uno de los objetivos originales cuando Iran se conectó allá por los 90. Sin embargo, la jugada no salió como esperaban y ahora solo queda una salida: la endogamia.
Estaría bien que algunos líderes tomaran apuntes de la historia de Internet en la República Islámica de Irán, no vaya a ser que se vuelvan a repetir los errores de la historia… otra vez…