El abuso del hombre hacía la mujer, es el abuso del marginado que margina a su vez, para hacer más soportable su situación. Sólo el sentimiento de inferioridad, camuflado y una cultura basada en el miedo y la ignorancia del ser, pueden dar lugar a situaciones tan absurdas, ilógicas, y condenables como éstas.
Un general egipcio admitió que se hicieron “revisiones de virginidad” a las mujeres que fueron arrestadas durante las manifestacionesde esta primavera. Esta es la primera vez que se acepta el hecho, tras varias negaciones por parte de autoridades militares.
Las acusaciones surgieron en un informe de Aministía Internacional, publicado semanas después de la protesta del 9 de marzo. Afirmaba que las manifestantes femeninas fueron golpeadas, recibieron electrochoques, manoseos, amenazas con cargos de prostitución y forzadas a someterse a revisiones de virginidad.
En ese entonces, el comandante Amr Iman dijo que 17 mujeres habían sido arrestadas, pero negó las acusaciones de tortura y “revisiones de virginidad”.
Sin embargo, ahora un general que solicitó no ser identificado, afirmó que las pruebas de virginidad eran realizadas y defendió la práctica.
“Las chicas que fueron detenidas no eran como tu hija o la mía”, comentó el general. “Estas eran mujeres que habían acampado en tiendas de campaña con hombres que se manifestaban en la Plaza de Tahrir y en esas tiendas encontramos cocteles Molotov y drogas”.
El general dijo que las revisiones de virginidad se realizaban para evitar que posteriormente las mujeres afirmaran que habían sido violadas por autoridades egipcias.
“No queríamos que dijeran que las habíamos agredido sexualmente o violado, por lo que queríamos probar que no eran vírgenes desde antes de llegar”, comentó. “Ninguna de ellas era virgen”.
Esta manifestación ocurrió casi un mes después de la salida del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, quien dejó el cargo en medio de una ola de agitación popular –pacífica en su mayoría– que buscaba su derrocamiento y la implementación de reformas democráticas.
Posteriormente, el ejército egipcio –el cual se mantuvo al margen durante la revolución– tomó oficialmente el control del aparato político de la nación, hasta que se instalará una constitución acordada y se llevaran a cabo elecciones.
La manifestación del 9 de marzo se realizó en la Plaza de Tahrir, que se hizo famosa tras 18 días y noches históricas y en ocasiones sangrientas de protestas que desembocaron en la renuncia de Mubarak.
Pero a diferencia de las manifestaciones previas, el ejército egipcio atacó a los participantes. Los soldados arrastraron a decenas de manifestantes de la plaza hasta las puertas del Museo Egipcio.
Salwa Hosseini, una estilista de 20 años de edad y una de las mujeres nombradas en el reporte de Amnistía Internacional, describió a CNN cómo los soldados uniformados la ataron y tiraron al suelo, para luego abofetearla y electrocutarla con un arma paralizante mientras le gritaban “prostituta”.
“Nos querían enseñar una lección”, dijo Hosseini al poco tiempo de haberse publicado el informe. “Querían hacernos sentir que no teníamos dignidad”.
Según Hosseini, el trato empeoró cuando ella y otras 16 prisioneras fueron trasladadas a un centro de detención militar en Heikstep. Ahí ella y varias de las otras detenidas fueron sometidas a “pruebas de virginidad”.
“Nosotras no aceptamos que un doctor masculino hiciera la prueba”, afirmó. Pero Hosseini comentó que sus captores la obligaron a acceder amenazándola con más electrochoques.
“Estaba pasando por una crisis nerviosa en ese momento”, recordó. “No había nadie durante la prueba mas que el doctor y una mujer. Pero había varios soldados atrás de nosotras observándonos sobre la cama. Creo que estaban ahí como testigos”.
El general egipcio dijo que 149 de las personas detenidas por la manifestación del 9 de marzo fueron juzgadas posteriormente en cortes militares y la mayoría fue sentenciada a un año de prisión.
Más adelante, las autoridades revocaron dichas sentencias: “cuando descubrimos que algunos de los detenidos tenían títulos universitarios, decidimos darles una segunda oportunidad”.
El general reafirmó que el consejo militar estaba decidido a asegurar que la transición democrática en Egipto fuera exitosa.
“El consejo militar está ansioso de que llegue la fecha para entregar el poder a un gobierno civil. El ejército ya quiere regresar a sus cuarteles y hacer lo que hace mejor: proteger las fronteras del país”.
Leer estas noticias, para mí, es como ver una película de terror, a la fuerza.
Las sensaciones que me producen son varias, desde asco, repulsión por ciertos gobiernos que realizan tales prácticas, repulsión por las «religiones» que practican estas ideas, repulsión en definitiva por los mal llamados «hombres» que someten a sus compañeras a tales degradaciones, físicas, de ideología, de esclavitud en todos los sentidos y grados del ser humano, una esclavitud que toca fondo como degradación de las ideas y el uso y abuso, gracias a unas «leyes» que los gobiernos de ciertos países dictan para cumplimiento y dogma…
Muchas veces pensé que era muy afortunada, por el hecho de no haber nacido en países como el arriba mencionado, consciente que, a pesar de los pesares y de todos los machismos ilustrados, en ciertas partes, las mujeres o seres de condición femenina, podemos luchar y negarnos a recibir tales tratos vejatorios. Lo que no me explico todavía es que, avanzados que según dicen estamos, ciertas mujeres todavía consientan el trato vejatorio por parte del compañero «macho»… Visto y no visto, mujeres que prefieren seguir al lado del hombre con el que se casaron, porque su cobardía les impide dejar lo que consideran que malo por conocido mejor que nuevo por conocer… Esto también hunde en la miseria a las mujeres, quizás mucho más que el sistema denigrante impuesto, ya que es escogido por miedo, y como éstas, miles…
Sería hora de que la mujer como tal, despierte de la pesadilla impuesta por la condición macho a todos los niveles, y no para empuñar un arma, sino porque deben acceder con su madurez a saber que son iguales y que el derecho de no dejarse pisotear ni por hombres ni por mujeres es lo que estamos legando a todos nuestros congéneres.