WhatsApp ha logrado un récord imposible de alcanzar para ninguna gran compañía o institución del planeta: que todos sus empleados sean virtualmente multimillonarios. Eso sí, no podrán disfrutar de su repentina condición y sus más de 43 millones de euros por cabeza hasta 2018, siempre que guarden la necesaria fidelidad a la empresa.
Ni en el club de fútbol más rico del mundo se podría decir lo mismo. Según se desprende de las condiciones del acuerdo de compra de Whatsapp, cada uno de los 50 empleados de la joven empresa recibirá acciones restringidas de Facebook por un valor de 60 millones de dólares, alrededor de 43,6 millones de euros, aunque canjeables con condiciones en el plazo de cuatro años.
Según desveló en su comunicado la mayor red social del mundo, la adquisición está valorada en 16.000 millones de dólares, de los que 4.000 millones de dólares se abonarán en efectivo y los 12.000 millones de dólares restantes serán en acciones de la compañía de Mark Zuckerberg. Sin embargo, esa cifra no hace justicia con el importe total de la operación, ya que falta por añadir los 3.000 millones de dólares que se repartirán los felices y seguramente fieles empleados de Whatsapp. Con unas cosas y con otras, el montante total asciende a 19.000 millones de dólares (13.800 millones de euros)
Las acciones restringidas que se repartirá la plantilla de Whastapp, incluidos sus fundadores (Jan Koum y Brian Acton), serán títulos que no se podrán canjear en el mercado si la venta de las mismas pudiera afectar negativamente a la marcha de la empresa. Tampoco se podrán transferir dichos activos en su totalidad hasta que no se alcancen determinadas condiciones, incluida la aprobación explicita del regulador bursátil estadounidense (la SEC) para su puesta en liquidez. Como semejantes condiciones, parece unánime que Whatsapp se acaba de convertir en la mejor empresa donde trabajar, sin necesidad de encuestas ni estudios de mercado.