I.-Planteamiento.
La conducta prosocial es un constructo teórico con apoyo empírico que despertó mucho interés en el ámbito de la psicología social, la educativa (para la prevención de conductas antisociales como delinquir) y la clínica (en su aplicación en terapias donde el cliente quiera trabajar algunos rasgos antisociales de su personalidad o la psicopatía o sociopatía como grado extremo ) … Actualmente, la psicología positiva, que se fundó en los años 90 del siglo XX, está muy interesada en su investigación y desarrollo.
II.-Origen.
El origen de la conducta prosocial viene determinado por un hecho muy doloroso y sus implicaciones derivaciones socio-científicas. Fue el asalto y asesinato de una chica de Nueva York en 1964 cuando regresaba a casa de trabajar. Fueron 38 personas las que reconocieron haber visto el suceso. Preguntando por los motivos por lo cual estos observadores a un periodista del “New York Times” respondieron: “Pensé que se trataba de una pelea de novios”, “estaba cansado”, “No quería que mi marido se involucrara” otros decían “No lo sé” y otros no abrieron la puerta.
En un principio la conducta prosocial apareció definida en la literatura de investigación por oposición a la conducta egoísta, contraponiéndose así los dos conceptos (1).
Los primeros trabajos de investigación datan de 1968 y su explicación del “efecto espectador” explicándolo por la ambigüedad de la situación de emergencia y por la difusión de la responsabilidad al respecto. (2)
III.-Definición.
Según Mª Dolores González Portal, profesora de la Universidad Complutense de Madrid (Premio Nacional de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia en 1983):
Se entiende por conducta prosocial toda conducta social positiva con/sin motivación altruista.
También define la motivación altruista como el deseo de favorecer al otro con independencia del propio beneficio. Por el contrario, la motivación no altruista es aquella que espera o desea un beneficio propio además del, o por encima del ajeno. De este modo se incorpora el concepto de altruismo al de conducta prosocial, provocando la consiguiente división de opiniones, esta vez incluso dentro del grupo de los partidarios de un criterio motivacional. (3)
Las posturas tradicionalmente se han dividido entre:
a) los partidarios en considerar la conducta prosocial al margen de los aspectos motivacionales (4) (5) y,
b) los defensores de incluir la motivación del acto en la definición, empleándolo como criterio diferenciador que justifique con la utilización de diferentes términos. (6) (7) (8).
Agustín Moñivas Lázaro, profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid distingue entre algunas conductas prosociales altruistas y no altruistas. (9)
Prosociales Altruistas:
– Hacer algo a cambio sin esperar nada a cambio, la acción desinteresada.
– Ocultar nuestra identidad cuando llevamos a cabo algún tipo de ayuda (dar dinero, objetos para una subasta).
– Arriesgar la vida, espontáneamente por un grupo o persona.
– Donar órganos en vida.
– Adoptar un hijo teniendo hijos biológicos.
Prosociales no altruistas:
– Hacer algo por alguien sabiendo que obtendremos algún tipo de beneficio.
– Revelar nuestra identidad cuando llevamos a cabo algún tipo de ayuda.
– Llevando a cabo acciones peligrosas calculando los beneficios.
– Donar órganos después de muerto.
– Apadrinar un niño del tercer mundo.
La conducta prosocial también es definida como una conducta voluntaria con la intención de ayudar a otros. (10)
IV.-Clasificación de la conducta prosocial
Según González Portal (11), las conductas prosociales pueden clasificarse en:
– De ayuda directa o indirecta.
– Solicitada o no solicitada.
– De ayuda o benefactor identificable o de ayuda no identificable.
– En situaciones de emergencia o de no emergencia.
– De emergencia o institucionalizada.
– Espontánea o no espontánea.
V.-Determinantes de la conducta prosocial
Desde la psicología la conducta prosocial es un constructor componencial porque los procesos cognitivos (pensamientos, recuerdos…) y los afectivos están implicados y se influyen mutuamente, así como con variables como la experiencia, las expectativas, las recompensas, factores situacionales y factores disposicionales. El estado de ánimo influye los procesos cognitivos que influyen en las conductas sociales o antisociales.(12)
Según González Portal, son tres las razones que justifican el empleo de métodos de investigación y enseñanza de las conductas prosociales (13):
1) La deshumanización que ha producido el desarrollo de las grandes ciudades.
2) El desarrollo enorme de los medios de comunicación, que han hecho aumentar la difusión de información y casos límite y,
3) Un paradójico aumento y reducción convergentes de la sensibilidad de la sociedad ante situaciones de emergencia y de necesidad experimentadas por otros.
La motivación parece un claro determinante de la conducta prosocial. Los motivos por los que una persona realiza un tipo de comportamientos no son fáciles de averiguar, incluso para la propia persona:
…Es muy posible que la persona no sepa el grado en el que sus intenciones son altruistas…Muchas veces sólo las consecuencias o resultados del procesamiento de la información se hacen conscientes, no el proceso en si mismo…Las personas no siempre son conscientes de por qué se comportan, cómo lo hacen…Actúan o no actúan. Las razones conscientes, verbales, llegan más tarde. (14)
Agustín Moñivas Lázaro (15), identifica los siguientes factores, desde la perspectiva de la intervención y asistencia en situaciones de emergencia y necesidad:
– El reconocimiento de que existencia de una emergencia.
– El número de personas presente. (Efecto del espectador: difusión de la responsabilidad).
– Quién es la víctima (la víctima parece necesitar y merecer ayuda).
– Los peligros potenciales que encierra la acción.
– Los modelos y normas sociales (lo societal).
– Nuestra experiencia previa (haber ayudado en situaciones similares).
– Acabar de observar que otra persona ayuda.
– Tener o no prisa.
– La víctima parece necesitar y merecer ayuda.
– La víctima en cierto modo se nos parece
– Estar en una gran urbe o en una pequeña ciudad o medio rural.
– Sentirse culpable.
– Los estados de ánimo (pensamiento positivo)
También el grado de empatía se postula como determinante y se concibe como clave en el proceso de toma de decisiones, sea consciente o inconsciente, que puede dirigirnos hacia comportarnos de manera prosocial o no.
La empatía es una respuesta afectiva de comprensión sobre el estado emocional de otros, que induce a sentir el estado en el que se encuentra el otro (16).
Existe apoyo empírico que respalda ampliamente la hipótesis teórica que relaciona la empatía con la conducta prosocial. No obstante la evidencia de relación sería más clara si se hiciera más hincapié en la operacionalización, conceptualización y metodología de los constructos empatía y conducta prosocial, así como en la naturaleza de los procesos de desarrollo subyacentes a tal asociación (17).
González Portal dice al respecto: dicha relación ha sido refrendada a partir de la investigación empírica, habiéndose encontrado resultados significativos sobre correlaciones entre ambos constructos. (18)
Esto parece sugerir que desarrollando la empatía aumentarán la conducta de ayuda y disminuirán los comportamientos antisociales como la agresividad. (19).
VI.-Conducta prosocial y otras variables relacionadas.
Silva y Martorell en 1991 (20), investigando la relación entre la conducta prosocial y antisocial con otras variables encontraron algunas correlaciones significativas mediante el análisis factorial. Por ejemplo, a mayor refuerzos o incentivos de ayuda en el ámbito familiar, mayor socialización del individuo. También, se comprobó que no había una relación significativa entre conducta prosocial y miedos, pero sí una alta correlación entre socialización y felicidad. Se vio también muy poca relación entre conducta prosocial y creencias irracionales o prejuicios.
VII.-La conducta prosocial y su relación con la responsabilidad: Conclusiones.
En una reciente investigación, Melchor Gutiérrez, Amparo Escartí y Carminal Pascual, de la Universidad de Valencia han analizado la relación existente entre la empatía, la conducta prosocial, la autoeficacia y responsabilidad personal y social en escolares. En sus resultados publicados este año 2011, en la revista Psicothema, encuentran que la conducta prosocial, la empatía y la autoeficacia (la confianza de alcanzar las metas) predicen positivamente la responsabilidad, mientras que la agresividad es un predictor negativo de la responsabilidad personal y social. Conocer las variables que favorecen el desarrollo de la responsabilidad personal y social supone un gran avance en este ámbito porque nos permite comprender los recursos psicológicos necesarios para potenciarlo. (21)
Podemos entender entonces cómo los procesos de toma de responsabilidad (capacidad de responder con habilidad) en la ecuación de decisión, están íntimamente relacionados en la interacción pensamiento-emoción-sentimiento y por tanto en el estado de ánimo (y sus interrelaciones), que como hemos visto es uno de los determinantes de la conducta prosocial y se relaciona con el bienestar de las personas.
Bibliografía
(1) , (3), (11), (13), (18)González Portal, MªDolores (1992). Conducta prosocial: evaluación e intervención. Ed. Morata.
(2) Darley, J.L. y Latané, B. (1968). “Bystander intervention in emergencias: Diffusion of responsibility. Journal of Personality and Social Psychology, 8, 377-388.
(4)Eisenber, N 1982. The Development of prosocial behavior. Nueva York, Academic Press.
(5) Staub, 1978. Positiva social behaviour and morality. Vol 1. Nueva York. Academic Press.
(6) Wispé, 1978. Altruism, sympathy and helping. Psychological and sociological principles. Nueva York. Academic Press
(7) Weir K y Duveen G., 1981. “Further devepelopment and validation of the prosocial behaviour quiestionnaire for use by teachers. Journal of Chilk Psychology and Psychiatry, 22 4, 357-374
(8) Bartal, 1976. Prosocial behaviour. Nueva York. Halsted Press.
(9) , (12), (15)Moñivas Lázaro, A. Cuadernos de trabajo social nº9. 1996. Págs. 125-142. Ed. Universidad Complutense. Madrid.
(10)Eisenberg y Fabes. 1998. Prosocial Development. En W.Damon y N.Eisenber (Ed). Handbook of child psychology: vol.3. Social, emotional and personality development. (p.771-778). New York. Wiley.
(14) Rushton, 1980. Altruism, socialitation and society. Englewood Cliffs, Mew Jersey: Prentice-Hall.
(16) Eisenberg, Zhou, Spinrad, Valiente, Fabes y Liew 2005. Relations hmong positive pareting, children´s effortul control and externalizing problems: A three way longitudinal study. Children development, 76 , 55-1051.
(17) Eisenberg, N. y Miller, P.A., 1987. The relation of Empathy to Prosocial and Related Behaviors” Psychological Bulletin, vol. 101, Nº 1, 91-119.
(19) ) McMahon, Wernsman y Parmen 2006. Understanding prosocial behaviour: the impact of empathy and gender among of African American adolescents. Journal of Adolescent Health.
(20) Silva F. y Martorell, C. 1982. La Batería de Socialización: nuevos datos sobre estructura y red nomológica. Evaluación Psicológica /Psychological Assessment, Vol. 7, Nº3, 349-367.
(21) Melchor Gutierrez, M., Escartí, A. y Pascual, C. Relaciones entre conducta prosocial, empatía, autoeficacia y responsabilidad personal y social de los escolares. Universidad de Valencia. Psicothema 2011, nº1, pp. 13-19
Autor: Jesús Mendieta Martínez /StarViewerTeam International 2011.
Ojala se educase en los valores humanos a los niñ@s pues hoy dia se fomenta la conducta contraria.Los hacen lo que ven,si a un niño le pegan aprende a pegar,y seguramente lo hara en el colegio.De ahi la importancia de fomentarles el respeto a los demas y el tratar al otr@ como te gustaria que le tratasen.Creo que si eso fuese asi,no habrian tantos problemas en el mundo,ni guerras.Pues habria un mundo en el que primase el respeto donde las diferencias de culturas,razas,fuera visto como algo enriquecedor.Pero se necesitaria empezar a cambiar la conciencia.Y eso ahora mas que nunca es importante hacerlo.Confio que el 2012 haga que se cambie hacia una mentalidad mas positiva empatica y solidaria.