Tahrir se enfrentó este miércoles a un «déjà vu». La policía egipcia lanzó gases lacrimógenos contra varios miles de manifestantes, que se congregaron en la céntrica plaza cairota para denunciar la lentitud de la justicia en la persecución de los responsables de los 850 fallecidos durante los 18 días de revueltas que forzaron la salida del expresidente Hosni Mubarak.
«Las familias de los mártires están desesperadas por el ritmo de los juicios contra los policías que asesinaron a sus hijos», aseguró a ELMUNDO.es Sherif, un joven de 28 años, mientras los antidisturbios mantenían bloqueados algunos de los accesos al kilómetro cero de la revolución del pasado enero.
Unas 5.000 personas desafiaron el despliegue de la policía, que trató desde medianoche de dispersarles mediante gases lacrimógenos y bolas de goma, cuyo uso ha sido denunciado reiteradamente por Amnistía Internacional. «La mentalidad brutal de la policía no cambiará nunca. Hay que crear un nuevo sistema de seguridad y acabar con las mismas caras de siempre», agregó Sherif.
El escozor de los ojos, la asfixia, las mascarillas y la cebolla para mitigar el efecto de los gases regresaron a Tahrir. «Estuve aquí desde el 25 de enero (inicio del levantamiento) y es lo mismo», señaló Omar Azab, de 25 años. «Lo que estamos viendo nos debe ayudar a entender que los comicios parlamentarios deben organizarse tan pronto como sea posible».
Los participantes en las protestas, de todas las edades, usaron adoquines y piedras e incluso levantaron barricadas para enfrentarse al cordón policial. La sirena de las ambulancias fue un runrún mezclado con el «Abajo a la junta militar», que administra el país desde la caída de la dictadura el pasado 11 de febrero. Según fuentes médicas, más de una veintena de personas habían resultado heridas.
Según Angie, una joven de 28 años, el choque se inició ante la sede de la radiotelevisión pública, cuando las fuerzas de seguridad desalojaron a familiares de mártires que pedían justicia. La protesta se trasladó a Tahrir y se convirtió en uno de los enfrentamientos más graves desde la salida de Mubarak. La respuesta policial sorprendió a muchos manifestantes. «Necesitamos saber que está sucediendo. El ejército no está presente y los policías que controlan el tráfico de la plaza desaparecieron a las 10 de la noche», indicó Angie.
Los sucesos se producen en medio de una delicada transición política. Varios grupos han convocado para el próximo 8 de julio una multitudinaria manifestación en la plaza con el propósito de defender las reformas democráticas. Existe además una creciente polarización entre partidos religiosos y laicos a propósito del calendario electoral y la redacción de la nueva constitución.
Asimismo, este martes los tribunales egipcios ordenaron la disolución de más de 1.750 consejos municipales, uno de los últimos reductos del poder del presidente depuesto.