Pincelada nacional: la FAES presiona a Rajoy para aprobar la Ley Sinde, Sinde subvenciona a la FAES

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha concedido 2.173.344 euros a empresas e instituciones sin fines de lucro, editoras de revistas de cultura, escritas en castellano o en las lenguas cooficiales de las Comunidades Autónomas, para la promoción de la cultura a través de libros y publicaciones culturales. “Mucho dinero para los tiempos que corren”, comentan en Extraconfidencial.com, que ha ofrecido la noticia.

Al parecer “el total asignado se desglosa en 1.624.186, 50 euros para las empresas y 549.157, 50 para las instituciones no lucrativas, y procede del presupuesto de gastos del ministerio de Cultura para 2011. “Lo que no aclara la adjudicación es qué procedimiento utiliza el ministerio para tocar con su varita mágica a estas empresas y editoriales culturales, ya que el espectro de publicaciones dentro del sector es, si no infinito, amplísimo, y muchas, como es lógico, se quedan fuera del auspicio de González-Sinde”.

Pues bien, la la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que preside José María Aznar es una de las agraciadas. En concreto se ha embolsado 19.800 euros para sus Cuadernos de Pensamiento Político. Una limosna en comparación con las millonarias subvenciones que recibe la fundación “liberal” que ataca las subvenciones y defenderá el programa-roscón (con sorpresa a la portuguesa) en forma de copago sanitario, que también defiende el periódico que más le gusta a Rubalcaba.

Que los de la fundación que presionaron al marianismo para aprobar la Ley Sinde reciban subvenciones de Sinde es otra pincelada que retrata una España convertida por obra y gracia de la partitocracia del PPSOE (y CiU) en una finca de señoritos que se siguen riendo del prójimo, santo inocente y elector pasivo, salvo despiertas excepciones que van conformando una “inmensa minoría” contestaria al bipartidismo conservador y CiU de bisagra eterna, gracias a una vieja Ley Electoral que no es la de un español, un voto con el mismo valor.

Algo que con toda la razón (democrática) indigna a ciudadanos de toda condición e ideología, no precisamente al presidente de Congreso.

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