¡¿Y por qué me pasa esto? Y ¿por qué hago lo otro…? ¡Y mira lo que me dijo… ! ¡Y mira lo que me pasó! ¡Yo no quiero ser como ellos…!
Ese tipo de preguntas y otras cositas enfocan nuestra energía en lo que “teóricamente” queremos cambiar y lo hacen además con un matiz de lucha y de no aceptación. Ingredientes que sabemos dañinos y que nos llevan por un camino sin salida, el destino es el sufrimiento (sufro y miento… ummm, ¡que combinación chunga!)
Si hacemos lo mismo y además nos criticamos por ello… ¡malament! que dicen en Cataluña.
A por ello, viajeros. Lo llevamos en nuestras células, no hay que ir muy lejos.
Ah, por cierto, la cita no es de Wyne Dyer ni ninguno de los “gurús” modernos, no. ¡Es de Sócrates! … ¡de la alta antigüedad!
Gracias