El periódico ruso Kommersant informó que Rusia y las autoridades comunistas de Cuba habían acordado reabrir «en principio» la base de Lourdes, cerrada desde 2001, citando varias fuentes de las autoridades rusas.
«Las decisiones se tomaron cuando el presidente Vladimir Putin visitó La Habana el viernes pasado», informó el diario.
Rusia cerró la base de Lourdes en el sur de La Habana por orden de Putin, que pretendía ahorrar dinero, pero también por el acercamiento con Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Pero ahora Moscú vuelve a mostrar interés en América Latina y especialmente en Cuba, su aliado histórico.
«Nuestras relaciones (con EE.UU.) se deterioraron mucho antes de (la crisis de) Ucrania. En realidad nunca han mejorado, salvo algunos periodos puntuales que han sido la excepción a la regla», señaló un alto funcionario ruso para explicar el resurgido interés de Moscú por las comunicaciones de Washington.
La base se creó en 1964, tras la crisis de los misiles de Cuba para espiar a Estados Unidos. Se encuentra a tan sólo 250 kilómetros de la costa norteamericana, y fue la mayor base de la Unión Soviética fuera de sus fronteras con alrededor de 3.000 empleados.
Se utilizaba para escuchar señales de radio, incluidas las de barcos y submarinos y lascomunicaciones de satélite.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso y los altos responsables militares se negaron a comentar la información del Kommersant.
Durante la visita de Putin a Cuba la semana pasada durante su gira por América Latina, Rusiaanuló el 90% de la deuda de Cuba, que data de la época soviética, de alrededor de 32.000 millones de dólares.
Su historia
El sofisticado complejo de radares, capaz de captar señales electrónicas a casi 2.000 kilómetros y cubrir casi todo el territorio estadounidense, fue instalado en el suburbio de El Wajay, al sudoeste de La Habana, en el cenit de la presencia militar soviética en Cuba.
Ampliado y modernizado tras la desintegración de la URSS, «hoy su utilidad será incluso mayor, ya que a diferencia de entonces, Rusia no tiene medios de espionaje electrónico en el espacio y sus capacidades para interceptar comunicaciones mediante la flota son incomparablemente menores», afirma Kommersant.
Construido por el servicio de espionaje militar soviético (GRU), el centro de Lourdes le permitió a la Unión Soviética interceptar los planes de Washington contra Irak en 1991.
Un ex coronel de la KGB que desertó de Rusia dio a conocer en 1998 el alcance del centro al declarar que, tras la invasión de Kuwait por Irak en 1990 y la campaña «Tormenta del Desierto» en enero de 1991, Moscú espió en todo momento desde Lourdes los planes bélicos de la coalición internacional que invadió el país árabe.
Según los servicios secretos occidentales, desde Lourdes se podía «interceptar faxes, conversaciones telefónicas y comunicaciones por computadora».