Los que conozcan las leyendas del Ciclo Artúrico y la mitología celta seguramente sabrán que Avalon era una isla habitada por las hadas, entre ellas la famosa Morgana, donde los manzanos daban sus sabrosas frutas durante todo. También es la isla donde iban a parar los guerreros puros de corazón después de morir. La pregunta es… ¿Existió este lugar? ¿Dónde está Avalon? Aunque todo parece indicar que se trata de una isla imaginaria, son muchos los que creen conocer su ubicación.
La tradición cuenta que Avalon se encuentra en algún punto no determinado de las costas británicas, lo cual no ayuda mucho. En tiempos de Enrique II (a mediados del siglo XII) se decía que la isla era en realidad la poderosa colina de Glastonbury Tor, al sur de la ciudad de Bristol, que en aquella época emergía sobre una zona pantanosa inundada permanentemente. En vano buscaron allí los restos de la tumba del Rey Arturo.
Dos islas que reclaman ser Avalon
Si Avalon existe, tiene que estar en el mar, aunque no lejos de la costa. Un puñado de islas repartidas por las principales regiones celtas del viejo continente se disputan el honor de ser la verdadera isla de las hadas. Entre todas ellas, hay dos sólidas candidatas:
La primera es la Isla de Aval, frente a las costas de la Bretaña francesa. Se trata de un islote deshabitada y cubierto de vegetación en la llamada Costa de Granito Rosa, entre las localidades de Lannion y Perros-Guirec. La otra isla que reclama ser la auténtica Avalon es Burgh-by- Sands (en la imagen de la izquierda), en el norte de Inglaterra, muy cerca del Muro de Adriano. Se trata de un islote comunicado con tierra firme por una lengua de arena que desaparece cuando sube la marea.
En todo caso, y ateniéndonos a la leyenda, la búsqueda es inútil. Avalon, la isla mágica donde fue fraguada la espada Excalibur, sabe esconderse bien de los curiosos y nunca aparecerá ante los ojos de quien no merezca verla.
Fotos vía: Thomas A. Barron
¡Qué interesante! me apasiona esta época pues mi madre era bretona y me contaba muchas historias, gracias Vania.