Varias personas se han agolpado esta tarde a las puertas de la residencia de la familia Pujol para echarles en cara el dinero que tienen en paraísos fiscales. «No tenéis vergüenza», les han gritado cuando salían de su vivienda.
Precisamente este viernes se ha sabido que que el expresident, Jordi Pujol, haya confesado haber mantenido cuentas corrientes en Andorra sin declarar le ha venido muy bien al Gobierno de Artur Mas ya que la Generalitat deja de gastar 190.000 euros en Pujol por su oficina y unos 84.000 de su pensión vitalicia.
Si desglosamos lo que se sabe que Pujol estuvo recibiendo anualmente, Cataluña se ha estado dejando en su expresidente 175.667 euros en el alquiler de un despacho de 441 metros en plena milla de oro de Barcelona más 15.451 euros por gastos de comunidad y, además, en una pensión vitalicia, 86.400 euros, como recoge El Confidencial
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Carod Rovira: «Un dirigente de CIU me confirmó que las comisiones por obras eran del 5%»
El exvicepresidente de la Generalitat catalana Josep Lluis Carod Rovira ha asegurado que él denunció en su día, antes que Pasqual Maragall lo del «3%», en alusión al supuesto porcentaje con el que se gravaban las obras públicas en forma de comisiones para financiar CiU, y «alguien muy importante» de Convergencia le dijo que era «5%».
Carod Rovira ha asegurado que, con todo «su afecto» a Maragall, el primero que habló «del 3%» en el Parlament fue él. «Unos años antes, yo hablé del tres por ciento, lo que pasa es que, por aquel entonces, ERC éramos cuatro y el gato, éramos muy pocos diputados, y nuestro peso en la sociedad catalana y en el Parlamento era más bien modesto», ha apuntado.
No obstante, ha apuntado que recuerda algo que «le tocó muy directamente» y es que, cuando él denunció lo del porcentaje del tres por ciento, «unos años antes de lo que hiciera el presidente Maragall, al terminar la sesión» parlamentaria, «alguien muy importante» de CiU se acercó a él, para decirle: «Esto que has dicho es mentira, es una injuria, una infamia y esto no es cierto. No es el tres por ciento, que yo sepa es el cinco por ciento».
«Yo me quedé atónito porque lo que más me sorprendió fue la impunidad con la que se trataban estos temas. Entonces, uno se veía como un grano de arena en un desierto inmenso, como una pequeña hormiguita en un zoológico y sin medios para poder investigar ni hacer nada», ha añadido.
El final de la transición
A su juicio, «esto no es el final solo el final político de Pujol», sino que supone «el final de la transición política española en Cataluña, el final de unos políticos incuestionables, de unos métodos utilizados a partir de mayorías absolutas que son absolutamente intocables, que confunden mayoría absoluta con impunidad absoluta, que indentifican el país y las instituciones con un partido, con una persona, con una familia, etc».
Pero, a su entender, esto va más allá, porque «se ha ido al garete el perfil de los partidos políticos de la transición, es decir, unos objetivos políticos mediocres y poco ambiciosos». «Y lo que viene de regeneración e higiene democrática es positivo», ha apuntado.
Un mazazo
Carod Rovira ha asegurado que el caso Jordi Pujol ha sido «un mazazo en medio de la cabeza», porque a todo el mundo le habían llegado los rumores sobre posibles «actividades irregulares, ilícitas y delictivas» de su entorno familiar y pensaban que la actitud del expresident era «mirar hacia otro lado», porque «no había ningún dato concreto».
A su juicio, esto ha sido «más un golpe moral que político» y ha destacado que Pujol «se había hecho familiar en todas partes» de la Comunidad Catalana y casi formaba parte «del paisaje de Cataluña», fue muchos años presidente, catalanista, demócratas, europeista, antifranquista, persona moderada en sus planteamientos, y «lo tenía casi todo». Además, ha recordado que «hacía gala públicamente de sus convicciones religiosas, y daba lecciones de ética y moral».
Asimismo, ha señalado que antes se le llamaba, con connotación positiva, «el Pujol poliédrico (con muchas caras)», algo que en este momento se hace realidad de otra forma, porque parece que «hay un aspecto» de él «que nadie conocía». También ha recordado que, si esto se sabía antes, se ha ocultado mientras el expresident «no cuestionaba la integridad territorial» del Estado español.
Josep Lluis Carod Rovira considera que, antes de ver «la imagen letal» de la Guardia Civil deteniéndole, Jordi Pujol decidió reconocer públicamente que tenía «una herencia millonaria» en el extranjero.