La Tierra pudo haberse formado hace más de 4,5 mil millones de años, pero aún sigue enfriándose. Un nuevo estudio revela que sólo la mitad del calor interno del planeta se debe a la radiactividad natural, el resto es calor primordial, un remanente de cuando la Tierra se fusionó en una bola caliente de gas, polvo y otros materiales.
El nuevo hallazgo proviene de los experimentos llevados a cabo en el interior de una montaña japonesa. Itaru Shimizu, es físico de partículas en la Universidad de Tohoku en Sendai, Japón, y junto a sus colegas usaron los geoneutrinos, que son partículas producidas de diversas formas, sobre todo en ciertos tipos de descomposición radiactiva, para estimar de forma más directa la cantidad de calor radiogénica producida dentro de la Tierra. Ese calor que proviene de la desintegración de elementos radiactivos, como el uranio o el torio, más que el calor residual de la formación de la Tierra. Entre marzo de 2002 y noviembre de 2009, los sensores situados en el interior Monte Ikenoyama, cerca de la ciudad de Kamioka, Japón, detectaron 841 neutrinos. Alrededor de 485 de estos neutrinos fueron producidos, centrales nucleares y otros reactores y por residuos nucleares, según estima el equipo. Otros 245 fueron generados, probablemente, por otras fuentes, como los rayos cósmicos que golpean las moléculas de gas de la atmósfera. Así que tan sólo 111 neutrinos se asociaron con la radiactividad natural del interior de la Tierra, según informan los investigadores en la revista Nature Geoscience. Usando una técnica distinta de análisis, recortaron hasta 106.
A pesar del pequeño número, el equipo estima que se generan unos 4,3 millones de partículas debido a la descomposición radiactiva del uranio-238 y el torio-232, que pasan, cada segundo, a través de cada centímetro cuadrado de superficie de la Tierra. El calor generado continuamente por toda esta radiactividad es de unos 20 teravatios, explica Shimizu. En estudios previos se sugiere que la desintegración radiactiva del potasio-40, que no puede medirse con los sensores de Japón, ofrece otros 4 teravatios. En total, el equipo calcula que, el calor radiogénico representa alrededor del 54% del calor que fluye a través de la superficie terrestre.
Las estimaciones anteriores de calor radiogénico son más o menos lo mismo que esta nueva imagen. Sin embargo, están basados en inferencias sobre la composición química de la Tierra, derivada de los análisis de meteoritos, los cuales, supuestamente, representan unas proporciones globales de los elementos de una nube de polvo y gas, a partir de la cual se fusionó el sistema solar. La nueva estimación del equipo del calor radiogénico de la Tierra es un resultado importante, comenta David Stevenson, astrofísico del Instituto de Tecnología de California en Pasadena. «Es agradable ver que estas estimaciones salen de una medida real».
Dado que se conoce el ritmo de la descomposición radiactiva, los hallazgos revelan cuánto calor está perdiendo ahora la Tierra y a qué velocidad lo perdía en el pasado, indicaba Stevenson. Concretamente, los datos ofrecen una idea sobre la velocidad a la que se están moviendo las placas tectónicas a lo largo de todo el planeta impulsadas por el calor, y cómo ha ido cambiando con el tiempo. «La tectónica de placas es la forma en que la Tierra controla su salida de calor». Y, por supuesto, esa salida de calor también influye en los procesos geofísicos, como la tasa global de actividad volcánica.
Tanto la radioactividad interna de la Tierra como su calor primordial disminuirán en los próximos años, señala Stevenson. El planeta se está enfriando ahora a unos 100°C cada mil millones de años, por lo que finalmente, tal vez después de varios miles de millones de años a partir de ahora, la disminución de los rayos de un sol moribundo reduzcan su brillo sobre un planeta tectónicamente muerto, cuyos continentes se encuentren congelados.
- Referencia: ScienceNow.org, por Sid Perkins, 17 de julio de 2011,
- Imagen: The KamLAND Collaboration .