Desde que el hombre adquirió sus primeros conocimientos, reflejó sus ideas, creencias, sentimientos y vivencias en millones de textos. Muchos de ellos se han perdidos, otros cayeron en el olvido y una gran cantidad fueron pasto de las llamas de la intolerancia.
El primer texto conocido donde se hace referencia a este manuscrito es el papiro de Turis, publicado en París a finales del siglo XVIII. Aquí se describe el intento de asesinato de un faraón, a través de fórmulas mágicas extraídas de las entrañas del Libro de Thot. El monarca, enojado por la conspiración, mandó quemar el polémico texto, además de ordenar la ejecución de cuarenta nobles y ocho damas involucradas en tan turbio asunto. Sin embargo, si lo que dice la estela Metternich es cierto, la historia anterior debería ser considerada como falsa. Descubierta en 1828 y datada en el siglo IV antes de Cristo, narra por boca del mismísimo dios escriba, como él quemó su codiciado tesoro tras expulsar de la Tierra a Set, el señor de las tinieblas, y a sietecaballeros del mal. Más tarde, en plena Edad Media son muchos los magos que afirmaron poseer el famoso libro, del cual extraían sus hechizos y sortilegios. Entre los saberes que figuraban en este manuscrito, se encontraba la capacidad de comunicarse con los animales, e incluso las fórmulas necesarias para resucitar a los muertos. Muchos eran los objetos mágicos que podían crearse con dicho manual, entre ellos el fabuloso Ankh-en-maat, un espejo que reflejaba todo lo negativo y pernicioso de aquellos que se atreviesen a poner su rostro ante él. Otorgaba, además, la posibilidad de comprender el funcionamiento de la Tierra y las estrellas, así como el entendimiento de todo lo que podemos considerar como sobrenatural. Es normal, por tanto, que fuese una obra muy codiciada. Con algo más de fiabilidad, durante el siglo XVIII sí parece que oculistas de reconocida fama llegaron a ver una parte de este libro. El escritor Antoine Court de Gébelin defendió haber tenido entre sus manos parte del texto egipcio original, y según su relato éste no era más que la descripción de los arcanos mayores del tarot. Ninguno pudo demostrar jamás tales hechos, aunque si es posible que el tarot formara parte del Libro de Thot. No en vano, estas cartas, como otros tantos artes adivinatorios representan en sí una cosmogonía. Así, según sean unos u otros los naipes que salgan en el juego, tendremos a favor o en contra determinadas fuerzas de la Naturaleza. Desde el siglo XVIII hasta nuestros días, doscientos años de silencio. Si el conocimiento de este libro reposa en alguna biblioteca oculta, su dueño prefiere mantener sus secretos a buen recaudo. El legado de Salomón Por desgracia la magia se ha convertido en un esperpéntico teatro. Desfiles interminables de payasos deambulan por televisión, convirtiendo a la «caja tonta’ en un objeto, aún si cabe, todavía más inservible. De ahí que sacerdotes e iniciados fueran los guardianes de conocimientos secretos, justo cuando la civilización daba sus primeros pasos. Un claro ejemplo fue la vida y obras del rey Salomón, tal y como lo define el Libro de los Reyes: «Salomón fue el mayor de todos los monarcas de la Tierra en riqueza y sabiduría». A este personaje, que marcó la Historia de su pueblo, le fueron entregados por su padre, el rey David, todos los secretos de la Cábala. A Salomón le fueron entregados estos saberes, para que los plasmara en un templo que sirviera de morada a Yahvé. Hoy, del templo tan sólo nos queda el famoso Muro de las lamentaciones, centro de culto y objeto de veneración para todos los judíos. Gracias a estos secretos se crearon también el Arca de la Alianza o la mesa de los panes, objetos mágicos cargados con una facultad sobrenatural. El mismo Adolf Hitler persiguió este poder dos milenios después, convencido de que con él podría dominar el mundo. Salomón era consciente, por tanto, de que él era el último guardián de este saber oculto. No es descabellado que lo dejase escrito para salvaguardar a su pueblo. Tal y como relataba el erudito Nicetas Choniates en una de sus obras, aquel que posea el testamento de Salomón se convertirá en el hombre más poderoso sobre la faz de la Tierra. la palabra clavículas, viene a significar «pequeñas claves«, y en la portada del libro figuran las dos columnas que había a la entrada del templo. Sin embargo, el ser un objeto tan ansiado, hizo que desde antaño gran número de oculistas afirmaran poseerlo. Por ello no es extraño encontrarnos en las librerías gran cantidad de libros con esta portada y mismo título, No indica que sean, ni mucho menos, las verdaderas clavículas, sino que son en realidad tratados de magia con poco o ningún fundamento.
Aunque en un principio parezca un absurdo que este texto sea una parte del legado de Salomón, no se convierte en una idea tan falaz si estamos versados en cábala judía. Pero la identidad de su dueño, que pagó una fortuna por ellas, es tan desconocida como su contenido. Los libros malditos El poder de las letras no es nada despreciable, sobre todo por que en ellas pueden ir conocimientos con una fuerza que desconocemos. Un caso singular es la historia de Lafayette Ron Hubbard, conocido escritor de novelas de ciencia-ficción, nuevamente de moda gracias a la película Campo de batalla la Tierra, basada en una de sus obras. Con este libro de autoayuda pretendía llevar a los sujetos hasta un estado psíquico que definió como «claridad». La primera persona con la que experimentó su novedosa teoría fue su mujer, que al alcanzar la «claridad» pidió el divorcio. Según relata Jacques Bergier en su ensayo, Los libros condenados, todos los amigos de Hubbard que lo leyeron, haciendo de cobayas, cayeron en la locura. Esto ha provocado que Excalibur sea la única obra de Cienciología que no es pública. Pocos son, por tanto, los que realmente conocen las experiencias de su fundador, aunque viendo los resultados psíquicos que afrontan quienes las leen, deben ser de sumo interés. Por lo general el contenido de los libros no hace más que enriquecer a todos aquellos que se sumergen en su lectura. La verdadera maldición de los textos nunca tuvo su base en sortilegios nefastos que caían sobre sus lectores. Más bien recaía en los saberes que guardaban, demasiado peligrosos para la soberbia de algunos, que no dudaban en pasarlos por las llamas. http://www.formarse.com.ar/enigmas/libros%20prohibidos.htm |
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