El CES de este año está lleno de dispositivos conectados en lo que se conoce como Internet de las cosas. Termostatos, enchufes, bombillas, lavadoras y hasta camas quieren conectarse a la red. La presidenta de la FTC, Edith Ramirez, ha paseado por la feria y no le ha gustado mucho lo que ha visto.
Ramirez ha advertido de que esta nueva ola de dispositivos conectados puede traer consigo toda una nueva generación de problemas relacionados con la seguridad y la privacidad. El aviso de la Comisión Federal de Telecomunicaciones no es para nada exagerado. Se calcula que en 2015 van a conectarse a Internet 25.000 millones de nuevos dispositivos relacionados con el hogar inteligente. Son muchísimas nuevas vías de entrada a nuestro hogar.
La principal preocupación de la FTC es el posible robo y mal uso que se haga de la información que suministran esos dispositivos. Algo tan simple como un termostato puede aportar mucha información sobre su propietario en caso de ser hackeado como, por ejemplo, las horas a las que está en casa. Igualmente, los sensores que miden nuestras constantes vitales como el sueño o el ejercicio físico también son una fuente de datos relativamente privados que terceros podrían explotar con malos fines.
Por otra parte, Ramirez ha apuntado al hecho de que muchos de estos dispositivos conectados son desechables o de bajo coste. En caso de descubrirse una brecha en su seguridad,sería complicado actualizar todo el parque de, por ejemplo, bombillas.
La presidenta de la FTC ha pedido a las compañías que sean lógicas a la hora de recolectar datos de los consumidores y que almaenen solo la información imprescindible. También ha abogado por buenas prácticas de cifrado, anonimato y protección de los datos recogidos con toda la red de sensores que amenaza con invadir nuestras vidas este año.