«Guía Para Volar» (Redes, cap. 268).


¿Cómo es posible que un avión de trescientas toneladas vuele? Estos aparatos de grandes dimensiones utilizan una técnica muy similar a los primeros dinosaurios voladores. Todo se resume en una diferencia de presiones entre el aire que va por arriba del ala y el que va por abajo. Esta diferencia es capaz de generar una energía cinética suficiente para levantar un gigante.

La llamada fuerza de sustentación es lo que hace posible que un avión vuele. Estos aparatos imitan las características aerodinámicas del cuerpo de los pájaros. En las alas se produce una diferencia de presiones que origina dos corrientes de aire con movimientos distintos. El aire corre más veloz en la parte superior, mientras que en la parte inferior del ala va más lento. Esta diferencia origina la fuerza de sustentación.

Y este mecanismo era parecido ya en las primeras aves. Asimismo, a lo largo de la evolución de estos animales se ha producido una serie de adaptaciones que les han permitido mejorar la capacidad de volar. Hoy en día, los pájaros han reducido su tamaño y su peso y tienen un gran sentido del equilibrio y de la vista.

Eduard Punset hace una conexión especial con Los Ángeles para charlar con Luis Chiappe, director del Departamento de Paleontología de Vertebrados en el Museo de Historia Natural, sobre las primeras aves que existieron en la Tierra y el origen del vuelo en la época de los dinosaurios.

En plató se cuenta con José Luis Sanz, catedrático de Paleontología, que complementa su opinión con José Meseguer, catedrático de Aerodinámica de la Universidad Politécnica de Madrid.


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