Ser y Sernos

ser ramirocalle

El trabajo mental y emocional hay que llevarlo a la vida diaria. No es solo para la sala de meditación. Los frutos de la meditación hay que refrendarlos en el devenir cotidiano. Ese es el gran reto. En la vida cotidiana, el aspirante debe tratar de permanecer vigilante para ir recobrando un estado de quietud y reequilibrar su ánimo cuando se perturbe.

Bien es cierto que al principio solo conseguiremos un estado autoimpuesto de quietud, pero poco a poco sobrevendrá el verdadero sosiego en el alma de la persona. La serenidad terminará por tornarse una energía natural y espontánea, sobre todo en la medida en que desenraícemos las emocionesnocivas y podamos empezar a gobernar los pensamientos insanos. La quietud tiene que ir asomando en la mente, las palabras y los actos. Estando más atentos  evitaremos alimentar factores de inquietud y pondremos en marcha nuestros recuersos de paz interior.
La vida diaria nos pone a prueba. Muchas veces es en los momentos más difíciles cuando surgen nuestros mejores recursos y sacamos fuerza de flaqueza. Podemos aprender a mantenernossosegados y no dejar que las impresiones que recibimos desbaraten nuestro sistema emocional. Como el loto se mantiene impoluto en aguas pantanosas, así podemos mantener la mente equilibrada y el ánimo sereno en circunstancias difíciles.

La atención plena y la ecuanimidad siempre nos será de ayuda, pues son dos aliados magníficos. Estemos atentos para equilibrarnos cuando tendamos a desequilibrarnos; alertas para sosegarnos en el desasosiego. La mente puede ir aprendiendo a mantenerse libre de las influencias del exterior y de las que vienen del propio inconsciente. El secreto está en desarrollar una consciencia muy viva y alerta, pero estable y serena. La atención serena es una amiga invalorable

Habrá que estar atento para captar los estímulos e influencias externas que pueden romper la quietud interior y van desencadenando reacciones de desasosiego; de ese modo podremos distanciarnos interiormente de los mismos y no convertirnos en su diana. Mantenernos interiormente imperturbados es muy dificil, pero cuando la consciencia va desarrollándose, estamos más preparados para mantener  nuestra esfera psíquica más protegida contra las impresiones negativas del exterior. Aún en los momentos o circunstancias de agitación, tenemos que esforzarnos por no perder el sosiego.

Es mejor proponerse un modelo de serenidad que uno de intranquilidad; mejor uno de equilibrio que uno de inarmonía. Cuando comencemos a degustar el sabor de la verdadera serenidad, dulce e inspirador, no dejaremos de apreciarlo en sumo grado e iremos comprobando que hay estados gozosos que se nos escapaban y que pueden ir modificando nuestra forma de percibir, pensar y actuar. A través de la experiencia de la quietud interior, nos aproximamos a nuestra propia identidad y entramos en comunión con lo más profundo de nosotros mismos, sin las interferencias de la mente. Así es posible la verdadera visión interna, que nos permite ser y sernos. Ramiro Calle

 

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