«Los acontecimientos de los que cada día sois testigos o actores, así como las personas con las que os encontráis, os inspiran ciertos pensamientos y ciertos sentimientos.
Debéis saber que, según sea su naturaleza y la fuerza que les habéis comunicado, estos pensamientos y estos sentimientos siguen un camino determinado en el espacio y después vuelven hacia su lugar de origen, es decir vosotros mismos.
Si son justos, buenos, generosos, son bendiciones las que vienen a vosotros, pero si están contaminados por un veneno salido de vuestra cabeza o de vuestro corazón, no os extrañéis si os sentís envenenados. Eso se llama choque de retorno y se trata de una ley que actúa tanto para el bien como para el mal.
Claro que, aunque seáis un discípulo de la Ciencia iniciática, no lograréis de la noche a la mañana controlar vuestros pensamientos y vuestros sentimientos; pero lo esencial, es que toméis cada vez más conciencia de la importancia de esta cuestión. Pasado algún tiempo, no sólo seréis dueños de vuestra vida psíquica, sino que, cuando las influencias nocivas venidas del exterior intenten atacaros, seréis capaces de rechazarlas.»
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