Hiperbórea, la tierra que rivalizó con la Atlántida

Se habla siempre de los mitos de la Atlántida, pero existen una serie de referencias mitológicas a una tierra llamada Hiperbórea que tiene similitudes con ésta y que son de lo más interesantes. Hoy en ufopolis vamos a acercarnos a este mito desde un punto de vista histórico para saber qué significó en la historia de la humanidad. Hiperbórea,  una tierra mágica en el origen de la humanidad; hacia ella el dios Apolo conducía cada diecinueve años su carro para rejuvenecerse. Su nombre griego: (Υπερ βορεία) Hyper Boreas, significa «más allá del norte» y deriva de que se creía que el dios del viento “Bóreas” habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo hacían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea. Según antiquísimas leyendas era un continente, o isla, que habría ocupado una parte de las regiones árticasantes del cambio del eje terrestre que trajo la segunda glaciación . Esta civilización debió florecer hace más de 60.000 años, durante el último período interglacial, algo del todo punto inverosímil en base a las actuales dataciones de las primeras civilizaciones ubicadas en Mesopotamia y Sumeria.

Según dichas  leyendas sus habitantes eran seres venidos del mundo de las estrellas, inmortales  de origen divino que habían dado nacimiento a una civilización conectada con lo trascendente. Los relatos antiguos narran que la primera civilización del planeta tuvo su origen en ese lejano “país del norte” antes de que ocurriera una época glacial. y hacen referencia al hombre como descendiente de la tierra de los dioses. Una civilización descendida de las estrellas que habría visitado nuestro planeta hace miles de miles de años, cambiando para siempre la historia de la tierra. Los griegos conservaron el recuerdo de esta “Tierra del Sol Eterno” que se extendía “más allá del dios Bóreas”, señor del frío y de las tempestades.

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Hiperbórea, el mito de una tierra más allá del Polo Norte

De la misma forma  que Platón citó la leyenda egipcia de la isla hundida de la Atlántida, el historiador griego Herodoto mencionó la leyenda egipcia del continente de Hiperbórea en el lejano norte en donde se dice que cuando el hielo destruyó esta antigua tierra, su gente emigró al sur. Herodoto registró que tres fuentes anteriores habían mencionado a los hiperbóreos, incluyendo Hesíodo y Homero. Esta tierra fue descrita como perfecta, con el sol brillante las 24 horas del día, lo que sugiere una ubicación dentro del circulo Polar Ártico. Según el poeta griego Píndaro:

“Nunca la musa está ausente de sus caminos: arpas chocan y flautas lloran y en todas partes los coros de las doncellas giran. Ni la enfermedad, ni la amarga vejez se mezclan en su sangre sagrada; lejos de la mano de obra y la batalla ellos viven.”

Junto con Thule, Hiperbórea era una de varias tierras incógnitas para los griegos y los romanos, donde, Plinio, Píndaro y Herodoto, así como Virgilio y Cicerón reportaron que la gente vivió hasta laedad de mil años, y disfrutaron de vidas de felicidad completa. Esto es curiosamente similar a la figura de Matusalem que aparece en el Antiguo Testamento. Hecateo de Abdera recopiló todas las historias sobre los hiperbóreos actuales en el siglo IV a.C y publicó un extenso tratado sobre ellos, ya perdido para nosotros, pero destacado para Diodoro de Sicilia:

“En las regiones más allá de la tierra de los celtas se esconde en el mar una isla no más pequeña que Sicilia. Esta isla, la historia sigue, está situada en el norte y está habitada por los hiperbóreos, los cuales son llamados por ese nombre debido a que su casa está más allá del punto donde el viento del norte (Boreas) golpea; y la isla es a la vez fértil y productiva en todos los cultivos, y tiene un clima templado.”

Hecateus de Abdera escribió también que los hiperbóreos tenían un “templo circular” en su isla, y algunos eruditos han tratado de identificar esto con Stonehenge. Y hay más referencias. Ptolomeo y Marciano de Heraclea, ambos dos, colocan a Hiperbórea en el Mar del Norte, al que llamaron “Océano Hiperbóreo”. Además, se suponía que el sol salía y se establecía sólo una vez al año en Hiperbórea; lo que la colocaría por encima o en el círculo Polar Ártico, o, más en general, en las regiones polares árticas lo que enlaza con la teoría de ese mundo interior más allá del Polo Norte. Volviendo a Grecia, sólo entre los Doce Olímpicos, Apolo fue venerado entre los hiperbóreos. De hecho los helenos pensaban que él había pasado su invierno entre ellos. Apolo fue conocido en Mesopotamia como Shamash, nieto de Enlil, y como Harpócrates en el antiguo Egipto.

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Los hiperbóreos aparecen en todas las menciones como grandes constructores y guerreros

Por su parte, el antiguo escritor griego Teopompo en su obra Philippica aclamó que una vez, una gran raza de soldados de otra isla (algunos han afirmado que se trababa de la Atlántida) planeaban conquistar a Hiperbórea. El plan se dice que fue abandonado por los soldados invasores al darse cuenta de que los hiperbóreos eran demasiado fuertes para ellos y las más benditas de las personas; esta historia inusual, que algunos la creen ser mito, fué preservada por el historiador Eliano. La leyenda griega afirma que los boréades (descendientes de Boreas y Khione [Ninfa de la nieve), fundaron la primera monarquía teocrática en Hiperbórea. Esta leyenda se encuentra preservada también en los escritos de Eliano:

“Éste dios (Apollon) tiene como sacerdotes a los hijos de Boreas y Khione, de seis codos de altura (tres metros)”.

También, Aelius Herodianus en el siglo III escribió que los míticos Arimaspi eran idénticos a los hiperbóreos en el aspecto físico (De Prosodia Católica, 1. 114) y Stephanus de Bizancio en el siglo VI, escribió lo mismo (Ethnica, 118. 16). El antiguo poeta Calímaco describió curiosamente a los Arimaspicon cabello rubio.

Al respecto de esto tenemos una interesantísima historia llamada “El Dios Humeante”. Es la epopeya del noruego Olaf Jansen y su padre, de su viaje en barco de vela al interior de la tierra, a través de los glaciares de la región del Polo Norte. Olaf Jansen nació en 1811 y tenía 19 años cuando emprendió ese fatídico viaje de pesca con su padre, entre Abril y Junio de 1829. Fue después de que llegaron a la tierra de Francisco José de Estocolmo, cuando los dos decidieron aventurarse aún más al norte, donde creían que encontrarían la tierra de los “Elegidos”. Después de escapar de una tormenta feroz y peligrosos icebergs, navegaron sin problemas durante once días, siempre en lo que parecía ser dirección al norte. Unos días más tarde llegaron a las orillas de un río poderoso por el cual estuvieron otros diez días navegándose hasta principios de septiembre. Finalmente habrían echado el ancla en una playa de arena donde fueron recibidos por seis hombres gigantes haciéndose amigos de ellos. Según el padre de Olaf, esta gente tenía grandes y hermosas casas adornadas con oro, un metal muy común allí. La principal ocupación era la agricultura, tenían viñedos y cultivaban el grano. Las verduras y las frutas eran exuberantes, enormes y exquisitamente deliciosas. Los árboles, los bosques y los animales también eran enormes, y el aire era vigorizante.

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Son numerosos los relatos de viajeros que afirman haber visto tierras imposibles en el Polo Norte

Las características de este relato son increíbles:

  • La luz del sol reverberaba en los acantilados vertiginosos de hielo cristalino. Esto enlaza con las crónicas de Virgilio, según las cuales, los pocos navegantes que alguna vez alcanzaron hasta sus proximidades vieron aquella tierra bendita rodeada de un halo de luz indescriptible, tan arrobadoramente bella, que cayeron de rodillas cantando plegarias a los dioses.
  • A pesar de estar rodeada de nieves eternas, el sol que reflejaban los ventisqueros calentaba la atmósfera y la tierra. Como si fueran espejos cóncavos. Así, en hiperbóreas el clima era paradisíaco, semi tropical, y cada palmo de tierra era un vergel.

Sin embargo, nadie pudo llegar en verdad hasta el interior de ese edén, pues se encontraba por completo aislado por las escarpas infranqueables de hielo. Dice Diodoro que el Maestro que inició a Pitágoras en los Misterios y en las matemáticas, Ferécides de Siros, habría descendido de hiperbóreos. Y aún más Piteas de Marsella, navegante y sabio, en el siglo V a. C. llegó, según las crónicas de la época a una tierra que toca el círculo ártico. Los habitantes de esas islas le declararon que si navegaba un día entero hacia el Norte, encontraría “el mar sólido”. Aquella isla a donde había arribado Piteas se llamaba Thule y esto es interesantísimo ya que según la tradición germánica ese ere el nombre de la morada de sus dioses, la cual se hallaba en el extremo septentrional. Y esta patria polar fue “una enorme isla de Hielo rodeada de altas montañas transparentes como el diamante”.

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Las costas de la Hiperbórea, un regalo para la vista según las leyendas

Por su parte los habitantes de Hiperbórea son también descritos en el “Libro de Enoc:

Su carne era blanca como la nieve y roja como la flor de la rosa; sus cabellos eran blancos como la lana; y sus ojos eran hermosos”.

Y continúa diciendo que en Thule, la capital de Hiperbórea, “vivían los sabios y los doce miembros de una orden iniciatica suprema”.  También según las leyendas, el origen de Hiperbórea se remontaba al comienzo de los tiempos , cuando en el cielo hubo una batalla  entre Jehová, dios del mundo material, y las huestes espirituales de Lucifer, algo que encaja con el mito sumerio de la creación. La leyenda afirma que el continente Ártico, hace milenios, era un lugar de clima templado y con una naturaleza generosa. Hiperbórea estaba situada más allá del océano boreal y aislada del mundo, pero tras uncataclismo planetario, Hiperbórea desapareció y aquella eterna primavera ártica dio paso a un clima frío e inhabitable. Los descendientes  hubieron de emigrar hacia regiones más al sur, fundando la legendaria civilización del Gobi, en el Asia y migrando también hacia Escandinavia.

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En muchos relatos se expone una gran migración de los hiperbóreos tras una gran hecatombe

Estos hiperbóreos, según germanos, celtas y las antiguas tradiciones, proporcionaron la raza de los hombres  que se hundió con su continente cuando se produjo el cataclismo mundial o el “hundimiento de la Atlántida”. 

Así vemos como el mito, leyenda, o realidad  de Hiperborea, se remonta a una gran antiguedad y llega hasta muchos de nosotros a través del tiempo tocando varios conceptos estudiados en otras culturas. Si os ha gustado este artículo podéis ver el vídeo que hicimos sobre la posibilidad de que existan ruinas atlantes en la Antártida. Esperamos que el programa sea de su agrado.

Ufopolis.com 2015

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