He hablado con las células
que confluyen en mi forma humana.
Acepto y amo su evolución:
mi barco se va aviejando,
pero mi ser, el conductor,
será eternamente joven
¡porque es el Ser!
Y no tengo ni idea
ni quiero saber a dónde voy…
Ando por el mundo vacía,
abierta como el árbol y la brisa,
pero consciente.
Mi mente, cada vez menos, se inquieta
porque no controla la evolución;
le hablo con cariño, reconociendo lo que le debo,
pero no puede entender mi yo profundo:
ella se va diluyendo,
él seguirá eternamente.
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Autora: Concha Redondo (concharedondo@gmail.com)
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Publicado por Emilio Carrillo
Estupendo diálogo de Concha Redondo, Aída. Me gusta. Gracias.