La Hipótesis de Gaia ―Teoría o Principio de Gaia, como también se le conoce― plantea que todos los organismos que pueblan la Tierra, así como sus entornos inorgánicos, conforman una unidad integrada de gran complejidad que se auto-regula y permite que las condiciones de vida en el planeta se mantengan.
La idea surgió en los años 70, de la observación de cómo la biosfera y la evolución de los procesos vitales contribuyen significativamente a la temperatura global del mundo, la salinidad oceánica y el resto de los factores de habitabilidad. En los primeros momentos fue recibida con rechazo por los expertos, pero más recientemente fue aceptada por algunas corrientes, especialmente las relacionadas con la ecología de los sistemas.
El elemento más importante de esta hipótesis es que defiende la existencia de un equilibrio planetario determinado por las distintas formas orgánicas, el cual persigue activamente mantener las condiciones óptimas para la vida, aun cuando lo amenacen elementos terrestres o de la realidad espacial.
Según la Teoría de Gaia, a diferencia de otros planetas donde las condiciones atmosféricas se regulan por los procesos químicos que se están produciendo, en la Tierra la estabilidad de la atmósfera se regula por los procesos vitales. Salvo los gases nobles, el resto de los gases atmosféricos que hay en el planeta son provocados por los organismos vivos.
Al parecer, mientras más especies haya en el sistema más fuertes y balanceados son sus mecanismos. La Hipótesis de Gaia le da alto valor a la biodiversidad para mantener condiciones habitables. Precisamente por esta razón los que defienden los principios de esta teoría plantean que con el aumento de la población humana y, consecuentemente, de su impacto en el medio ambiente, dicho equilibrio se está viendo amenazado.
La noción de una Tierra viviente ha sido muy controvertida dentro de la ciencia, basado sobre todo en lo metafórico que suenan muchas de las aseveraciones que sus teóricos han presentado. Las críticas aparecen también cuando no se explican matemáticamente sus principios fundamentales, cosa que ocurre en otras descripciones científicas.
En cualquier caso, la Teoría da cuenta de una serie de relaciones complejas que se producen entre los distintos niveles de los ecosistemas terrestres y, aun con sus limitaciones, representa un punto de partida para el estudio de los procesos de cambio climático que actualmente están poniendo en riesgo la supervivencia del planeta.
http://www.ojocientifico.com/2011/08/25/que-es-la-hipotesis-de-gaia
A mí no me cabe duda alguna: la Tierra está viva, toda ella, es más, los elementos, están vivos.
Quien haya podido ser un profundo observador de cómo se producen las cosas en nuestro planeta, es el espectador de una gran inteligencia que anima en conjunto a todos los elementos: cómo actúan en ciertas circunstancias.
Basta con la observación de la Naturaleza, de nuestro entorno, de los procesos que se vienen produciendo en nuestra Casa, para saber que no hay nada que esté perdido, como no está perdida nuestra secuencia genómica. Sólo lo que se altera es lo que se muestra alterado y enfermo y responde conforme a lo que ha sido llevado a su punto límite, por eso no es de extrañar que ahora se produzcan cantidades de grandes fenómenos, que, conducidos unos o casi todos por la mano del «hombre» llevan a grandes desastres como los que estamos viviendo. Y nuestro Planeta-Casa seguirá respondiendo, claro: su tiempo no es como el nuestro, pero sabe perfectamente que está en peligro toda su infinita estructura donde todo ha sido creado y vive en razón o motivo de algo, por lo tanto quizás debamos esperarnos grandes acontecimientos a nivel de reestructuración planetaria, no de destrucción planetaria.