El camino que caminas… ¿es ‘tu’ camino?

Tela araña atardecer

«Llegó a la consulta solo porque sí…por alguna sugerencia insistente o algo por el estilo. Sufrimiento en su rostro y actitud abatida traían a una mujer con declarada resignación. Me pidió que pasara adelante de ella mientras entrábamos al consultorio…No quería ser vista en su dificultad motriz. Evidencias más que claras de la incomodidad, el enojo y la vergüenza por no mostrar de ella la que hubiera querido. Atrapada en una víctima que cedió su poder y en dolorosa situación la encontré.
Ya en el ascensor nos topamos con este panorama. Era su presentación, aunque no consciente. Un adelanto diagnóstico y aclarador acortarían los tiempos para entrar en acción.
Economía divina. Manos a la obra…
Demás cabe aclarar que le ofrecí mi brazo y caminamos juntas hasta la puerta, animando con alegría su llegada.
Aflojamos la tensión hablando brevemente esas trivialidades previas a una charla que necesitaba ser profunda. Era importante que se distendiera para que su corazón abriera y nos enfocáramos en lo importante. Manifestó humilde y sinceramente su inexperiencia por estas cosas de conectar con el ser interno y sus asuntos.
Mujer de mediana edad, divorciada, con hijos veinteañeros, exitosa profesional, jubilada ahora como consecuencia de su enfermedad. Una esclerosis múltiple se había filtrado en su cuerpo y en su vida desde hacía muchos años, afectando su movilidad, su traslado, sus relaciones, sus acciones.
‘Es considerada una enfermedad auto-inmune’, me contó… Esto nos posicionaba ante un asunto auto creado (¡como tantos!) y por ende…ante la necesidad paralela e imperiosa de hallar el camino de salida. ¡En la mismísima habilidad y fuerza que crea el síntoma suele encontrarse el camino de regreso!!!
Movimiento, inmovilidad, rigidez, flexibilidad, quietud, parálisis, traslado, agilidad, lentitud… Palabras claves, entre otras, involucradas en afecciones de esta índole que señalan la necesidad, ausencia o presencia de las mismas. Articulaciones, musculatura, piernas, pies…avance, detención, retroceso, desvíos… Dolor.
Se intuía una paciencia auto impuesta que pudo ser, tal vez, pasividad por no encontrar modos adecuados de ataque. De esa clase de necesario ataque que es energía vigorosa y saludable, energía de acción determinante que va en búsqueda de solución. Sin embargo, muchas veces confundida con agresión desleal, asociada con lo no virtuoso…puede llevar al individuo a dejar de intentar aquello que ni siquiera se inició…Y así tienen lugar la postergación, la resignación, la dependencia, el abandono…

El dibujo de M.
Y como es frecuente, la conducta gráfica acelera procesos y deja ver lo que la palabra hablada no alcanza…porque no sabe tanto de sí, porque no puede, porque la información no llegó al nivel de la conciencia…
Pero el alma, que conoce el Camino se ocupa de transmitirlo de inmediato a través de símbolos a decodificar. El dibujo de M. reveló lo que buscábamos.
Y pudo verse con claridad como M. había seguido el ‘camino de su madre’ y no el propio.
Amorosamente, aunque sin mucha vuelta, indagué.
Sorprendida y algo confusa fue como recordando los ‘pasos’ dados a través de su historia personal. Dándose cuenta, a medida que las imágenes llegaban a su memoria, que se había casado con quien la madre esperaba, había estudiado aquello que ella valoraba, había alcanzado los logros formales, materiales, intelectuales que su mamá reconocía valiosos.
Considerando otros detalles captamos que la vocación de M., la misión personal debía estar vinculada al servicio, a lo humanitario y a áreas a las que no había considerado. Tendió a negarse en un principio y a admitirlo, aunque luego de un rato alcanzó su conciencia el recuerdo de lo que de adolescente soñaba…una ocupación profesional que la conmovía y motivaba…pero que, por cuestiones, ahora obvias, había puesto a dormir.
Así fue como M. no transitó del todo ‘su camino’…sino el de otro. Y el Ser clama por su realización auténtica. Y lo hace generalmente de muchas maneras. Llama a la puerta varias veces, insiste con formatos distintos…y si, por las razones que fueran, la persona no escucha o se resiste…aparecen los síntomas…y luego, la enfermedad se instala.
Este es uno de tantos ejemplos que confirman la importancia de conocer, aceptar, hacerle lugar y dar cauce a la propia energía que busca su propia senda, no la ajena… la concreción de su aprendizaje y su destino.

Identidades prestadas
Podríamos decir que la identidad es un estado del ser manifestado. Una especie de formato de presentación. Muestra a cada quien a través de características, condiciones que le son ‘propias’ y hacen a su unicidad. Imaginemos nuestra instancia espiritual buscando un traje corpóreo, cualidades psíquicas, un nombre y un apellido, una familia, un mundo cultural y social, formas de vida, vínculos particulares, caminos vocacionales, etc. Aspectos necesarios, combinaciones únicas e irrepetibles que hacen que el Ser sea quien corresponda y no otro. Se trataría de una especie de Juego adoptado, que cada Jugador elige jugar.
De niños sabiamente cantábamos: ‘cada cual atiende su juego…y el que no…una prenda tendrá…’
La experiencia evidencia cantidad de seres que viven vidas prestadas, identidades ajenas, y por ende, no alcanzan la satisfacción emocional y espiritual ni la alegría de quien camina en eje, auto apoyado, en la dirección que indica su sendero natal.
Aparece entonces, el conflicto, el embrollo, la confusión, el dolor y la nostalgia por la verdadera identidad.»

Autora: Lic. Gabriela Beduchaud
Creadora y Facilitadora del Curso a Distancia y Presencial: Consultor en Grafología Psicoespiritual
http://www.caminosalser.com/i1591-

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