Científicos franceses han descubierto que los niños de un año que ríen al observar una tarea realizada por un adulto, que provoca las risas a propósito, aprenden más rápido. Eso podría deberse, explican, a que los niños risueños se relacionan mejor con el entorno o a que enseñar a hacer algo con humor facilita el aprendizaje.
Un equipo de científicos franceses ha descubierto que el humor, además de ser una gran medicina, también parece ayudar a los niños a aprender nuevas tareas, según publican en la revista Cognition and Emotion, del grupo Taylor & Francis.
La risa parece estar relacionada con un mejor aprendizaje.
Imagen: Donnie Ray Jones. Fuente: Flickr.
Basándose en el conocimiento de que hacer reír a niños mayores puede mejorar muchos aspectos de la cognición, Rana Esseily, de la Université Paris Ouest Nanterre La Défense, y sus colegas diseñaron un experimento para ver si el uso del humor también podría tener un efecto en la capacidad de los niños para aprender.
Cada uno de los niños de 18 meses de edad seleccionados para participar en la parte final del estudio observaron a un adulto usando una herramienta para agarrar un juguete fuera de su alcance, explica la nota de prensa de Taylor & Francis. En un grupo, el adulto simplemente jugó con el juguete después de recuperarlo; pero en el otro grupo, el adulto arrojó el juguete inmediatamente al suelo, lo que hizo que la mitad de los niños de ese grupo se riera.
Cuando Esseily y sus colegas estudiaron los datos encontraron que los niños que se reían de las travesuras de los adultos eran capaces de repetir la acción por sí mismos con más éxito que aquellos que no se rieron y también que aquellos que fueron incluídos en el grupo de control sin humor.
Explicación
Por qué la risa parece estar relacionada con la capacidad de los niños para aprender no está del todo claro, pero Esseily y su equipo proponen dos posibles explicaciones. La primera se refiere al temperamento.
«En este caso, no es el humor de por sí lo que puede haber facilitado el aprendizaje», sugieren los autores, «sino que temperamentalmente los bebés más risueños eran más propensos a relacionarse con el entorno y, por tanto, a intentar y tener éxito en la tarea.
«También podría darse el caso de que los bebés risueños tengan mayores habilidades sociales o capacidades cognitivas, lo que les permite interactuar más fácilmente con otros y les hace más susceptibles a imitar las acciones de otros».
La segunda explicación que los autores proponen se refiere a la química del cerebro. Es bien sabido que las emociones positivas, como la risa, pueden aumentar los niveles de dopamina en el cerebro, lo que a su vez tiene un efecto positivo en el aprendizaje. «Por lo tanto, el efecto observado aquí podría ser un efecto general debido a la emoción positiva y no al humor o la risa en sí misma», señalan.
Relación entre atención y emociones
Un estudio reciente, realizado por alemanes y estadounidenses, demostró que los niños pequeños que poseen una buena comprensión de sus propias emociones y las de los demás seres humanos sufren menos problemas de atención que aquellos con una comprensión emocional más baja.
Los niños con conocimientos limitados de las emociones a menudo parecen distraídos, señalaban los investigadores, porque su atención está ocupada en explicarse sus propios estados emocionales confusos, las emociones negativas de los demás seres humanos y la regulación de sus propias emociones resultantes.
Referencia bibliográfica:
Rana Esseily, Lauriane Rat-Fischer, Eszter Somogyi, Kevin John O’Regan, Jacqueline Fagard: Humour production may enhance observational learning of a new tool-use action in 18-month-old infants. Cognition and Emotion (2015). DOI: 10.1080/02699931.2015.1036840.
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