Cuando nos dicen que sólo usamos la décima parte de nuestra capacidad mental, que nuestro pensamiento es creador, que hacemos realidad lo que pensamos y aseveraciones por el estilo, pero no nos dicen cómo conseguir ese poder y cómo desarrollar esa capacidad, nos parece que nos están hablando de una utopía.
Cuando leemos estudios científicos sobre el “efecto placebo” en que unas personas se curan en la misma proporción, tomando un simulacro de fármaco que las que tomaron el fármaco, nos preguntamos quién curó a las que no tomaron el medicamento? Sin duda, su mente.
Jesús de Nazaret aseguró que, si tuviéramos fe, podríamos mover montañas y aunque no se sepa de nadie que moviera montañas, la capacidad de hacerlo, sin duda, la tenemos.
La Física Cuántica nos ha demostrado que todo lo que existe en nuestra realidad física existe como puro potencial. Si las partículas subatómicas pueden existir de forma simultánea en una infinidad de lugares, en potencia, somos capaces de crear infinidad de posibles realidades.
Sentadas estas premisas, podemos hacernos dueños de nuestro destino si no nos conformamos con nuestra realidad actual y creamos otra nueva. ¿Cómo?
Cuando imaginamos un hecho futuro que deseamos que suceda en nuestra vida, esta realidad ya existe como posibilidad en el campo cuántico. Es decir, el campo cuántico contiene una realidad en la que estamos sanos, tenemos trabajo, creamos la empresa, somos felices… y cuantas realidades pensemos. La mente moldea la energía de infinitas posibilidades.
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LA CAJA DE PANDORA