Lo nuevo y lo obvio
Qué tener en cuenta en TI para 2016
Estamos asistiendo a una etapa en el uso de la tecnología de información que algunos han definido como de «consumerización.» La ubicuidad del acceso digital abre puertas de oportunidad e incuba amenazas. La respuesta para la supervivencia de las empresas está en su capacidad de utilizar esta nueva topología digital que nos rodea.
Conocemos las posibilidades tácticas, tracemos la estrategia.
Antes de pasar a ver concretamente aquello que en nuestra opinión valdría la pena monitorear en el próximo año, veamos algo sobre estrategia. Luego, veremos algunos elementos clave a los que es conveniente prestar futura atención. Y no esperen nada muy sorprendente.
En este caso, definamos a las posibilidades tácticas como a las tecnologías, productos y servicios, disponibles para ser utilizados en el desarrollo de nuestras empresas y organizaciones.
Esos recursos tecnológicos son aquellos sobre los que tanto se está hablando en los últimos dos años. Son cosas como Movilidad, la Nube, Big Data, Internet de las Cosas, Impresión 3D, Robots y Wearables, entre otras. A su vez, debajo de cada uno de estos paragüas, que serían los «Qué,» tenemos una multitud de temas y problemas a resolver en términos de los «cómo.» De la mezcla de estos dos planos deberá surgir la estrategia adecuada a cada organización. Y esa estrategia debe ser la que resulte viable para cada una de ellas. La frase «la estrategia adecuada no está a nuestro alcance» no es una opción.
Napoleón Bonaparte dijo una vez «que nada es más difícil que estar en condiciones de decidir». Y los generales de aquella época trabajaban con lo que denominaban cuadro de batalla o cuadro de situación. Ese cuadro se construía reuniendo la mayor cantidad de información relevante respecto a las capacidades e intenciones del enemigo y luego se estudiaba cómo, con los recursos de los que se disponía, se le podía hacer frente con posibilidades de éxito.
Y lo mismo ocurre con las empresas. A diferencia de lo que ocurría en aquellas batallas, las empresas ahora cuentan con recursos propios y servicios de terceras partes. Para arrancar con el diseño de la estrategia se tendrán en cuenta factores de mercado, benchmarks con la competencia, capacidad financiera y muchos otros factores. En general, las empresas ya cuentan con una estrategia de negocio, de modo que si esa estrategia está dando resultados, lo mejor será alinear los recursos de tecnología de información (TI) en concordancia.
¿Recursos profesionales adecuados?
Ahora, ¿cuenta la empresa con el skill necesario para aprovechar las nuevas tecnologías de información? En la mayoría de los casos la respuesta debería ser negativa. Pero el aprecio por los profesionales, su trayectoria y resultados del pasado, suelen hacer que esa respuesta negativa se vuelva positiva. Llamarse a engaño puede ser el comienzo de una ruinosa trayectoria. Sobre todo si los recursos internos existentes están dedicados a tareas relacionadas con el funcionamiento de los sistemas actualmente en uso. Es difícil arrancar mucha innovación de gente que ha estado cubriendo otras funciones durante mucho tiempo y que se siente confiada, útil y sólida en sus actuales asignaciones.
Esta observación nos lleva a la necesidad de separar las cosas en la forma más simple posible: lo viejo y lo nuevo. Si lo viejo o existente no ha cumplido su ciclo de vida y seguirá siendo utilizado, corresponde aplicar una estrategia de optimización, moderada modernización y foco en los costos. Para lo nuevo que hemos percibido como necesario a la luz del mercado y la competencia, podremos seguir diversos caminos.
Los caminos a la innovación con Tecnología de Información. Hemos detectado cuáles elementos debemos alinear y resolver con tecnología de información. Hemos revisado nuestra cadena de valor, los procesos, los ambientes y comportamientos de clientes y consumidores. Hemos estudiado tanto al mercado de demanda como al de proveedores, riesgos de sustitución y otras influencias positivas/negativas a aprovechar o contrarrestar. Nos hemos informado y asesorado sobre la tecnología de información que nos puede ayudar, su posibilidad, complejidad y posibles costos. Todavía, sin embargo, es temprano para armar casos de negocio y establecer retornos de inversión.
La elección del camino a seguir no es muy difícil, al menos en mi opinión. Si se tienen todos los recursos profesionales y económicos, sumados a una experta conducción del TI corporativo, hay espalda para generar las soluciones necesarias a través de la contratación/compra de soluciones que serán integradas internamente.
Si el caso es que se cuenta con cierto expertise interno pero su capacidad alcanzaría para ir implementando soluciones puntuales una por una, habrá que estudiar bien si esas soluciones brindarán valor competitivo también en forma puntual o si es que el valor surge de su interrelación. En este último caso, convendrá recurrir a un proveedor externo que demuestre probada eficiencia en las áreas en cuestión. Su especialización y garantía de niveles de servicio serán difíciles de reemplazar con un proyecto interno.
Por supuesto que las empresas más poderosas tendrán mayores opciones y, como muchas de ellas son globales, a veces contarán con la ventaja de la experiencia previa.
Lo principal a destacar aquí, dirigiéndonos al directivo de empresa y no a la gente de TI, es que no hay que dejarse llevar por la influencia de proveedores de soluciones puntuales cuando no se tiene capacidad propia de integración.
La movilidad
La movilidad, al igual que otras materializaciones de la nueva tecnología de información, aparece como un tema obvio y cualquiera podría responder: ya sabemos que la movilidad tiene impacto en la vida de los consumidores y los negocios. Es cierto y todo el mundo lo sabe, aunque desde el ángulo de la incorporación del factor movilidad a los procesos competitivos, no todo es tan obvio. La movilidad es algo que, si utilizamos la metáfora de un embudo, entra por la parte estrecha y derrama sobre una superficie mucho mayor, sobre innumerables procesos y posibilidades. Sus aplicaciones van desde el pago inalámbrico a procesos de venta, compras, reposición, control de stocks, reportes de rendimiento a usos complejos en medicina y otras ciencias.
Para la empresa que encuentra en la movilidad un caso de negocio que agrega valor competitivo, será importante que ponga foco en la administración de las plataformas móviles (MDM por Mobile Device Management), en la seguridad de los datos sensibles, en las aplicaciones disponibles en el mercado y en las tecnologías para el desarrollo de aplicaciones propias. El creciente uso de las comunicaciones (Internet y celular) hará que los costos de estas aplicaciones deban ser controlados con atención. A menudo convendrá recurrir a proveedores de servicios capaces de brindar el servicio completo, incluyendo soporte, mesa de ayuda y eventual recuperación de datos y equipos perdidos o robados.
En el terreno de la movilidad deberíamos considerar también a los Wearables. Sus usos comprenden funciones recreativas, asistencia a pacientes con dolencias crónicas, acceso a aplicaciones corporativas y muchos otros. Por ahora, su utilización a escala empresarial puede ser contemplada en función de servicios o productos para consumidores. Su costo es todavía elevado y la comodidad de uso no es mucha.
La nube
Existen diferentes modelos de nube. En general se los divide en tres: privadas, públicas e híbridas.
Las empresas que opten por un modelo de nube privada deberán tener en cuenta las características de sus centros de datos, principalmente la agilidad de sus plataformas de virtualización, el aprovisionamiento de recursos físicos adecuados (como almacenamientos, capacidad de computación, networking y otros) y la capacidad de simplificar la administración bajo el concepto de «definición por software.»
Aquellos que requieran de aplicaciones y servicios cuya adopción se facilita obteniéndolos desde la nube pública (Google, Amazon, Microsoft, IBM, Oracle, SAP y muchísimas otras), conviene que pongan el ojo en la integración de aplicaciones y resguardos de datos entre diferentes nubes e incluso con sus propios centros de datos. Hará falta tener al día el middleware y los elementos que conformarían lo que podríamos definir como un bus capaz de relacionar elementos de las diferentes nubes públicas en función de los requerimientos de la empresa.
Parecida situación se presenta con las nubes híbridas, mezcla de privadas y públicas. Los requerimientos son parecidos. En ambas, la seguridad es un capítulo aparte y debe ser chequeado por especialistas. Los acuerdos de niveles de servicios y el respaldo de datos son otros elementos a vigilar y ver cómo van evolucionando en términos de accesibilidad y performance.
Internet of Things o Internet de las Cosas
Aquí entramos en un capítulo al que habrá que prestarle la mayor atención. Internet de las Cosas (IoT) es tecnología compuesta de una mezcla que proviene del mundo de M2M (Machine to Machine) y del middleware convencional, que es software que asiste a una aplicación para que pueda comunicarse e interactuar con otras aplicaciones. Es tecnología en evolución y en constante perfeccionamiento. Conviene prestar atención al avance en estándares y otros elementos de su tecnología.
IoT consiste en embeber capacidad computacional y comunicación en diferentes objetos, desde una heladera a un implante quirúrgico. Su alcance va más allá de la infraestructura de información. Puede hacer la diferencia en productos y servicios. Con el empleo de sensores se pueden reemplazar incontables horas hombre en tareas de bajo valor agregado. El futuro encierra cosas básicas como podrían ser estanterías de supermercado que avisen cuando se vacían o portalámparas que detecten cuando la bombilla se quemó. El mantenimiento preventivo, la detección de fallos en redes de energía, pérdidas de gas, calidad del medio ambiente. Las posibilidades son enormes y a toda empresa le conviene estudiar su aplicación, siguiendo de cerca su evolución, que es muy acelerada.
Analíticos y Big Data
¿No se trata de algo sobre lo que ya se ha dicho todo? Puede ser que se haya dicho mucho, pero no siempre es todo. Y lo que incluimos aquí es otro poquito más.
La masa de datos digitalizados sigue creciendo. Estamos frente a un fenómeno que podría tener paralelo con la relación significante-significado que tanto se utiliza en psicología. Nosotros, los humanos somos el significado y estamos construyendo nuestros significantes digitales. Las empresas dejan un rastro digital, como así también las economías, los transportes, la educación, el empleo, la ubicación de las personas y entidades. También deja su rastro digital el accionar de nuestros competidores, sus ventas, sus clientes, el momento en el tiempo en que se contactan, los precios, los vínculos con otros clientes, las menciones en redes sociales y una infinita variedad de acciones y hechos.
Si tenemos que recoger toda esa información y analizarla, necesitaremos muchos profesionales especializados, grandes recursos de computación, costosos paquetes de software analítico y más. De todos modos, nuestro alcance estará limitado a aquello que vemos o conocemos o que sabemos que existe. Todo el esfuerzo puede resultar inútil. Es por esa razón que conviene seguir de cerca lo que ocurre con Big Data y analíticos como práctica empresarial, pero también en términos de lo que pueda aparecer en la nube, con servicios de terceras partes o combinación de fuentes. Las nubes están muy arriba y posiblemente nos permitan ver más lejos.
Desde ya que existen miles de otras razones para seguir de cerca lo que ocurre en este campo. La investigación científica en todas sus ramas se sirve y ha servido de estas tecnologías desde sus estadios más primitivos. Hoy las estamos mirando desde el ángulo del quehacer empresarial.
El Centro de Datos y la Red
A estas antigüedades, por más establecidas que estén, conviene tenerles un ojo puesto. El centro de datos puede marcar la diferencia entre una infraestructura ágil y flexible, capaz de responder a las demandas del negocio y una infraestructura «dolorosa» y frenadora de respuestas.
No es lo mismo tener un centro de datos con computación altamente virtualizada, almacenamientos y redes definidos por software, que un centro de datos lleno de servidores utilizados al 40%, con alto consumo de energía y recursos de refrigeración, uso excesivo de espacio y dependiente de alta intervención manual/humana.
En toda organización de un cierto porte o intensidad de procesamiento de datos, será necesario modernizar el centro de datos. Y es algo que debe ser tenido en cuenta. Si no se tienen las capacidades que hemos mencionado en el primer párrafo de este apartado, será difícil interactuar con la movilidad, con IoT o con las nubes, sin mencionar otro montón de impedimentos que se presentarán en el día a día.
Es altamente aconsejable observar la evolución del centro de datos. Un centro de datos desactualizado es un contrapeso que cada vez es más difícil de acarrear.
Respecto a la red, debemos prestar muchísima atención a cómo va a evolucionar su administración, su definición por software y el manejo de la seguridad. Son elementos que están evolucionando vertiginosamente y no siempre tendremos a un proveedor que nos hable pensando en nuestro interés como empresa. Recuerden que los principales proveedores de networking tienen una gran base instalada de switches, routers y otros dispositivos de los que todavía esperan cosechar más utilidades. El networking evoluciona hacia un modelo en el que se reduce la intervención humana en forma drástica y la diferencia de costo operativo puede ser abismal.
Aplicaciones empresariales
Muchas de las aplicaciones empresariales conocidas como back-bone o columna vertebral, son poco ágiles. Y estamos hablando desde «paquetes de software de gestión» para PyMEs a grandes aplicaciones ERP como las de SAP, Oracle, Infor, Totvs y otros. Cuando hablamos de grandes aplicaciones empresariales estamos pensando en ERP (Enterprise Resource Planning), SCM (Supply Chain Management), CRM (Customer Relationship Management), BPM (Business Process Management) y otras de ese nivel.
La mayoría de estas aplicaciones son caras, se ha invertido mucho en ellas y siguen drenando recursos.
Cualquier cambio requiere de analistas funcionales, consultores cada vez más caros y a veces muchas horas de programación. A todo eso se suma el costo de licencias, mantenimientos, etc. Algunas de estas mastodónticas aplicaciones han ido incorporando agilidad o velocidad, a expensas de sus clientes, ya que todo viene en forma de nuevo release o upgrade con su correspondiente etiqueta de precio.
Las ventajas que ofrece la nueva tecnología de computación, especialmente el procesamiento en memoria o «in-memory,» por ejemplo, se utilizaron para permitir que algunos de estos grandes ERP pudieran, fundamentalmente, generar reportes en forma más ágil y veloz. En realidad, algunos lo hacían antes de la nueva tecnología in-memory. Esto es un ejemplo de lo necesario que es prestar atención a las aplicaciones empresariales.
Es muy importante evaluar bien la inversión realizada, el costo de permanecer en ella y el costo de salida para implementar una aplicación sustituta. Si no seguimos de cerca esa ecuación, es posible que nos quedemos amarrados a una aplicación empresarial que no nos aporta agilidad competitiva y que, además de lentitud, nos resulta excesivamente costosa.
Las aplicaciones empresariales van a cambiar mucho en los próximos años, comenzando en el próximo.
Mario Lía/Mercado
www.mercado.com