Fuente: ABC.es | Ángel Gómez Fuentes | 26 de diciembre de 2015
Veinte siglos de misterios, de cultos esotéricos entre sacralizad y magia, estuvieron celosamente custodiados bajo nueve metros de tierra. Se trata de la basílica neopitagórica pagana de Porta Maggiore, que se ha abierto recientemente al público mediante visitas guiadas.
Hay una Roma subterránea, con maravillas, que ofrece muchas oportunidades para quienes desean aventurarse en la atmósfera mágica de los antiguos cultos y religiones esotéricas. Esta «basílica neopitagórica», del siglo I d.C., fue descubierta casualmente en el año 1917 en las cercanías de «Porta Maggiore», durante las obras de modernización de la línea ferroviaria Roma-Nápoles.
Único en el mundo
«Es un monumento único en el mundo occidental romano, por su planta de tres naves y ábside, similar a las sucesivas iglesias cristianas», afirma la arqueóloga Ida Sciortino (izquierda), de la Superintendencia Arqueológica de Roma. Sus techos y paredes están lujosamente decorados, alternándose frescos y relieves de estuco con escenas mitológicas que representan la salvación del alma y los secretos de la tradición iniciática: hay dioses, panteras, querubines alados y pigmeos; Ganímedes raptado por un genio alado; Medea ofreciendo una poción mágica al dragón para ayudar a Jasón a apoderarse del Vellocino de oro; la poetisa griegaSafo mientras se lanza al mar; los signos zodiacales de Tauro y Géminis, así como representaciones de héroes clásicos como Aquiles, Orfeo, Paris y Hércules. Sin duda, es el monumento más rico de estucos decorativos del mundo romano. Casi todos ellos pueden ser interpretados en clave esotérica y algunos debían tener un papel iniciático y en los misterios del rito pitagórico.
«Había muchos cultos venerados en esa época. En general, había bastante tolerancia con ellos», afirma Giovanna Bandini (derecha), directora de la restauración. Esta basílica pagana ha fascinado a historiadores, arqueólogos, estudiosos de historia del arte y arquitectos. Está compuesta de tres ambientes diversos: el «dromos», un largo corredor que constituía el acceso al vestíbulo, que era un ingreso de 3,60 metros por 3,60, y la sala basilical de 12 metros de largo, 9 de ancho y una altura de 7, con la nave central más ancha que las laterales. La fascinación de esta basílica nace por las diversas hipótesis sobre su uso.
El rito pitagórico
El historiador francés Jerome Carcopino ofrece una interpretación cultural: la propiedad del complejo sería de Tito Statilio Tauro, quien habría formado parte de una secta misteriosa, siendo éste el pretexto para ser acusado de realizar practicas mágicas por la intrigante e implacable Agripina, esposa de Claudio y madre del emperador Nerón.
Tito Stalio fue investigado por el Senado por lo que Tácito llamó «adicción a supersticiones mágicas». Para no sufrir el proceso, Tito Statilio se suicidó en el 53 d.C. El historiador Carcopino identifica la basílica con la sede de un culto neopitagórico, teniendo en cuenta la elección del lugar, la decoración y el plano de la planta basilical. Hablarían de estos misterios pitagóricos las bodas sagradas y el banquete sacro reproducidos en los estucos.
Pitágoras (siglo VI a.C) ha sido siempre un personaje particularmente atractivo para los seguidores de cultos de misterios. El culto pitagórico consistía en purificaciones sucesivas y libaciones, con fe en la trasmigración de las almas.
Una opinión diversa tiene el historiador Gilles Sauron, profesor de arqueología romana en París, quien identifica el monumento como tumba de otro Tito Statilio Tauro, cónsul, general y político romano colaborador de Augusto.
Con los nuevos trabajos, las dos teorías se podrían conciliar, sugiriendo dos fases con un cambio de uso de la basílica en la primera mitad del siglo I d.C. Para la arqueóloga Ida Sciortino no se debe excluir que el monumento fuera dedicado a una mujer, porque «en las decoraciones predominan los elementos femeninos».
Terrae Antiqvae
El neo pitagórico es un orden arquitectónico que no lo tenía registrado, no se si sea como hablar de gótico, románico, clásico, barroco, neo clásico, moderno o post moderno.