«Tanto si piensas que puedes como si no, tienes razón», dijo Henry Ford. Un nuevo estudio, que se publicará en un próximo número de la revista Psychological Science, encontró que las personas que piensan que pueden aprender de sus errores tienen una reacción cerebral diferente a las personas que piensan que la inteligencia es fija.
«La gran diferencia entre la gente que piensa que la inteligencia es maleable y los que piensan que la inteligencia es fija es su manera de responder a los errores», asegura Jason S. Moser, de la Universidad Estatal de Michigan, que colaboró en el nuevo estudio con Hans S. Schröder, Carrie Heeter, Tim P. Moran, y Yu-hao Lee. Estos estudios han podido comprobar que la gente que piensa que la inteligencia es maleable dice cosas como, «Ante grandes problemas, grandes soluciones», o «Si me equivoco, procuraré aprender el modo de resolverlo». Por otro lado, la gente que piensa que ya no pueden ser más inteligentes no aprovechan las posibilidades de aprender de sus errores. Esto puede ser un problema en la escuela, por ejemplo, un estudiante que piensa que su inteligencia es fija pensará que no vale la pena tomarse la molestia de esforzarse más después de no pasar una prueba.
Para realizar este estudio, Moser y sus colegas, dieron a los participantes una tarea en la que es fácil cometer un error. Se suponía que iban a identificar la letra del medio de una serie de cinco letras como «MMMMM» o «NNMNN». A veces, la letra del medio era la misma que las otras cuatro, y a veces diferente. «Es muy sencillo, haces lo mismo una y otra vez, pero la mente no lo puede evitar, y quedas fuera de juego de vez en cuando», explica Moser. Entonces la gente comete errores, algo que se nota de inmediato, y le hace a uno sentirse estúpido.
Mientras hacían la tarea, los participantes llevaban una gorra en su cabeza que registraba la actividad eléctrica de su cerebro. Cuando alguien cometía un error, su cerebro producía dos señales rápidas: una respuesta inicial que indicaba que algo había ido mal -Moser lo llama la respuesta «Oh, mierda»-, y una segunda que indicaba que la persona es consciente del error y está tratando de corregir el error. Ambas señales se producen dentro a un cuarto de segundo de la equivocación. Después del experimento, los investigadores averiguaron si los participantes eran de los que pensaban que podían aprender de sus errores, o no.
A los que pensaban que podían aprender de sus errores les fue mejor después de cometer un error, en otras palabras, que se recuperaban con éxito después de un error. Su cerebro también reaccionaba de manera distinta, produciendo una señal más grande en segundo lugar, la de uno que dice: «He cometido un error, debería prestar más atención», apunta Moser.
La investigación muestra que estas personas son diferentes a un nivel fundamental, dice Moser. «Esto podría ayudarnos a comprender exactamente por qué estos dos tipos de personas muestran diferentes comportamientos después de los errores». Las personas que piensan que pueden aprender de sus errores tienen un cerebro que presta más atención a los errores. También podría servir para formar a la gente a pensar que con un mayor esfuerzo se aprende más, mostrando cómo reacciona su cerebro ante los errores.
- Referencia: EurkAlert.org, 30 septiembre 2011, por Divya Menon
- Fuente: Association for Psychological Science .
Traducido por Pedro Donaire
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