Compañías acreditadas en las Naciones Unidas se apoderan violentamente de tierras para cultivar biocombustibles como parte del esquema de comercio de bonos de carbono.
23 granjeros en Honduras fueron asesinados a sangre fría por mercenarios contratados cuando pretendían recuperar y proteger sus tierras que habían sido apropiadas por una corporación que quería usar la tierra para producir biocombustibles como parte del esquema de bonos de carbono de las Naciones Unidas.
Protestas hicieron erupción cuando seis grupos activistas de los derechos humanos presentaron un informe detallando lo que ellos llamaron asesinatos y desalojo forzado de campesinos en el Valle del Bajo Aguán al norte de honduras,” informa el New American “La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) acusa a los molinos de aceite de palma sancionados por las Naciones Unidas de robar tierras de cultivo a los nativos hondureños y matando o hiriéndolos cuando intentaron recuperar sus tierras.
Dice que las compañías, actuando con impunidad gubernamental, localizan y apunta a miembros locales del movimiento de derechos humanos que terminan asesinados en falsos accidentes automovilísticos o cazados y muertos a balazos por guardias de seguridad personal.”
Las noticias de las matanzas fueron contestadas por gente del Mecanismo de Desarrollo Limpio de las Naciones Unidas (CDM) con un encogimiento de hombros.
“Nosotros no somos investigadores de crímenes,” le dijo un miembro del panel a EurActiv. “Tuvimos que hacer juicios dentro de nuestras propias reglas -por más lamentables que puedan ser- y no había muchas chances de que pudiésemos rehusarnos al proyecto. Se obedecieron precisamente todos los procedimientos de consulta.”
El presidente del panel del CDM, Martin Hession, también rehusó tomar la responsabilidad y arguyó que la Unión Europea no tiene los recursos para investigar esos crímenes.
Sin embargo, los miembros del Parlamento Europeo prome-tieron visitar el área más tarde este mes como parte de la misión investigadora en marcha.
“Los ejemplos de violencia son horribles,” escribe Rebecca Terrell. “Guardias de seguridad emboscaron a Rodving Omar Villegas, de 15 años, cerca de su villorrio y le mataron con un AK-47. Un automóvil atropelló y mató a un hombre de 60 años, Juan Ramón Mejía.
Y José Leonel Guerra Álvarez fue asesinado dentro de su casa en frente de su esposa e hijos por asaltantes armados que hicieron fuego desde afuera.”
Los asesinatos fueron facilitados por “la intervención directa de guardias privados de seguridad de algunas de las compañías locales que están en complicidad con funcionarios policiales y del ejército,” dice un informe de la Misión Internacional de Búsqueda de Hechos, que fue presentado al Subcomité de Derechos Humanos del Parlamento Europeo.
Escribiendo acerca de las muertes, el teórico físico checo, Lubos Motl, escribió en su blog The Reference Frame, “Estamos viendo a un grupo de personas fanáticas que se ha demostrado que no se detendrán ante nada cuando ellos necesitan matar gente para seguir sus “reglas” en nombre de sus increíbles desvaríos (el comentario de la necesidad de seguir sus “reglas” es aterrorizante) y en nombre de los millones que, de acuerdo con sus creencias, les pertenecen.”
“Estamos frente a una peligrosa organización fascista internacional (quiero decir, los alarmistas del clima) y les estoy diciendo, si no les mostramos que tenemos dientes, ellos nos los mostrarán a noso-tros en algún momento del futuro.”
“Quien no vio a esto viniendo?” pregunta el blog Soylent Green. “Oh, eso es verdad, los UEurotarados. ¿Quién habría pensado en que los Cleptócratas y los banqueros robarían tierras para cobrar al contado en la Estafa Termaguedón del Milenio del Sistema de Intercambio de Bonos Carbono? Y si algún campesino molesto se interpone mátenlo!”
Como lo hemos documentado anteriormente, esta no es la primera vez que tropas armadas han asesinado a pobladores de villas empobrecidos después de robarles sus tierras en nombre del calentamiento global.
Hace un mes hemos informado de la manera en que la compañía New Forest Co., un emprendimiento inglés respaldado por el Banco Mundial se apodera de tierras en África para plantar árboles y luego vender los “créditos de carbono” a corporaciones transnacionales, trabajó junto al gobierno Ugandés para desalojar a pobladores de sus hogares en distintas villas.
Tropas armadas tomaron por asalto al poblado de Kicucula, incendiando las casas y golpeando a cual-quiera que se resistiese. Un niño de ocho años fue muerto durante este raid terrorífico. El New York Times informó más tarde que la matanza “Fue por una buena causa: para proteger al ambiente y ayudara combatir al calentamiento global.”
La lucrativa estampida en procura de tierras arables en África y Sudamérica vale millones para las compañías que trafican con bonos de carbono.
Como lo hemos ya documentado antes, la artificial amenaza del calentamiento global por causa del hombre está siendo usada como una herramienta del neocolonialismo en el tercer mundo, no sólo a través del apoderamiento de tierras e infraestructura, impidiendo de tal forma que las naciones pobres usaran sus propios recursos para desarrollarse, sino sometiendo a las naciones pobres a hambrunas que mataron cientos de miles de personas.
El alarmismo del cambio climático y la implementación de políticas de calentamiento global es un crimen de la mayor naturaleza, porque está teniendo ya un impacto genocida en países como Haití, donde la duplicación del precio de los alimentos atribuidos directamente a los biocombustibles que reemplazaron en las tierras a los cultivos de alimentos, están resultando en un sustancial aumento del hambre, pobreza, y muerte, forzando a la población a vivir comiendo tortas de barro.
Apoderarse de la propiedad privada y matando a quienes tratan de proteger sus hogares y familias traiciona al hecho de que, mientras el movimiento contra el cambio climático le gusta proyectar una imagen de sí mismo como una causa liberal loable, en realidad es una forma brutal y arcana de salvajismo liderado por eugenistas obsesionados por la codicia que no tienen ninguna preocupación por el sufrimiento humano.
Paul Joseph Watson es el editor y escritor de Prison Planet.com. Es el autor de “Obtener Orden del Caos.” Watson también es un regular conductor del The Alex Jones Show
Fuente: Prison Planet.com
Autor: Paul Joseph Watson
Extraido de: http://www.mitosyfraudes.org/calen13/honduras_asesinan_granjeros.html