«En el corazón de nuestra vida interior, en el centro de nuestros pensamientos, debemos poner este principio universal que está en el origen de todas las religiones: el Sol, y penetrarnos del ejemplo que nos da en cada día. Iluminar, calentar y vivificar a todas las criaturas sin excepción, eso es lo que llamamos «la religión solar». Incluso antes de que los humanos apareciesen sobre la Tierra, el Sol estaba allí, y desde siempre les dice: «Ensanchad vuestra conciencia, liberaos de vuestras concepciones tan estrechas, haced como yo: iluminad, calentad, vivificad, abrazad al mundo entero con vuestra inteligencia y con vuestro amor.»
La religión solar es la única religión verdadera. Nos enseña cómo llegar a ser luminosos, cálidos, vivificantes, es decir, cómo trabajar para poseer interiormente la sabiduría que ilumina y resuelve los problemas, el amor desinteresado que embellece, anima y consuela, la vida sutil, espiritual que nos vuelve activos, dinámicos y audaces, a fin de realizar el Reino de Dios y su Justicia sobre la Tierra. Quien trate de oponerse a ella, sólo hará que disminuir y obscurecer la vida en él.»
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