Las ondas gravitacionales recién descubiertas en realidad serían algo mucho más misterioso
NASA / Serge Brunier
El pasado 11 de febrero, los científicos del LIGO confirmaron por primera vez la existencia de las ondas gravitacionales (GW150914) en el espacio-tiempo producidas por la colisión de dos agujeros negros, uno de 36 veces, y el otro 29 veces más grandes que el Sol, a una distancia de más mil millones de años luz de la Tierra.
Reiss y su equipo considera que el GW150914 podría haber sido generado no por agujeros negros «ordinarios», sino por sus antiguos «primos», que surgieron por la «coagulación» de materia oscura y no como resultado del colapso gravitacional de estrellas, como los tradicionales agujeros negros.
Según los autores de este nuevo estudio, estos «primitivos» agujeros negros eran frecuentes en un distante pasado del universo, cuando su materia era mucho más densa que en la actualidad. Además señalan que estos agujeros negros exóticos están distribuidos de forma desigual en las galaxias y se encuentran en lugares donde se concentra la materia oscura, en los llamados ‘halos galácticos’.
Los autores del estudio resaltan que hacen falta más estudios y recolectar más datos sobre otros estallidos de ondas gravitacionales generadas por agujeros para que esta teoría sea ratificada.
La cosa se complica.