Fernando de Jesús Díaz Beato fue asesinado el pasado 5 de marzo en un tiroteo en la puerta de su casa. Pero no ha sido esto lo que ha ocupado las portadas de medios de comunicación de todo el mundo y el interés de las redes sociales, sino su peculiar velatorio: con su cuerpo sentado, fumando un cigarro y con los ojos abiertos.
Su caso no es único: la funeraria que se encargó de embalsamar su cuerpo, Marin Funeral Home, lleva ocho años ofreciendo estos mismos servicios, que ellos llaman «velatorios no tradicionales». Sí que es la primera vez que preparan un cuerpo manteniéndole los ojos abiertos.
Advertencia: Las imágenes incluidas en el artículo pueden herir la sensibilidad de algunas personas
La directora de la funeraria, Damaris Marín, nos explicó en entrevista telefónica cómo se decidió hacerlo de este modo: «No fue un pedido de la familia. Fue una creación de mi hermana que es la embalsamadora. Ella es la que los coloca de esa manera y cuando lo vio tan natural,dijo: ‘Déjame hacer algo más creativo aún’, y logró dejarle los ojos abiertos». Pese a no ser su decisión, la propia familia se mostró satisfecha con el resultado: «La familia se sorprendió muchísimo, pero les encantó, y nuestro fin principal es que le guste a la familia».
La familia se sorprendió muchísimo, pero les encantó, y nuestro fin principal es que le guste a la familia
La idea de preparar los cuerpos de este modo, nos cuenta Damaris, no fue de la funeraria, sino directamente de uno de sus clientes: un chico que vivía cerca de la primera de las dos funerarias que tienen en San Juan les decía «que cuando él muriera quería que lo velaran de pie». Ellos siempre se tomaron aquello como una simple broma de un vecino chistoso. Resultó no ser tanto así: «Cuando falleció, su mamá vino a la funeraria y nos dijo que él siempre decía eso y que quería eso, que si nosotros podríamos hacerlo».
Tras un minucioso estudio de la legislación puertorriqueña, llegaron a la conclusión de que no había ningún problema en este sentido y se lanzaron a cumplir los deseos de la familia del fallecido. Y desde aquel momento en el año 2008, han sido nueve los velatorios no tradicionales que han preparado en la empresa funeraria: «Después de ahí, en el 2010 se hizo un chico que se veló en una moto, luego uno en una ambulancia, y así hemos seguido realizando velatorios no tradicionales». Las fotos de algunos de ellos han dado la vuelta al mundo, tal y como ha pasado con la de Fernando de Jesús Díaz.
La directora de la funeraria aclara que aparte de los problemas legales, tampoco hay ningún tipo de inconveniente en lo referente a los temas sanitarios. Técnicamente «no hay ninguna diferencia entre que [el cadáver] esté en un ataúd y que esté siendo velado de esa manera, porque tiene la misma exposición al público». El misterio, en cualquier caso, está en el proceso de embalsamar el cuerpo. «Después de que la persona está embalsamada no hay ningún peligro, porque con el embalsamamiento, como es la preservación del cadáver, se desinfecta y cualquier enfermedad, sea lo que sea, muere con ese proceso», aclara Marín.
Estamos trabajando con los sentimientos de la familia, es un negocio de mucha sensibilidad, de manera que lo hacemos con mucha seriedad y no hay ninguna falta de respeto en eso
Como muchas de las personas que ejercen una profesión tan compleja como cualquiera que se relacione con la muerte, Damaris Marín nos habla sobre su labor de forma pausada, tranquila y totalmente respetuosa. La gente que trabaja día a día frente al drama que supone perder a un ser querido parece tener en sus genes la capacidad de hablar de estos terribles momentos de la forma más natural. De hecho, para ellos es algo habitual: aunque para nosotros la muerte de alguien cercano suponga un punto de inflexión y un momento grabado a fuego en nuestra memoria, para Damaris y sus compañeros de trabajo, estas situaciones forman parte de su día a día. Por ello le otorga la máxima seriedad a este tipo de velatorios y no considera que se trate de una falta de respeto hacia el fallecido. Tampoco se deja llevar por las críticas de los más tradicionalistas: «Vivimos en una democracia, como ya sabe, y la opinión de cada cual es válida, no tenemos ningún problema con lo que la gente opine, pero la verdad es que no nos afecta porque nuestro trabajo lo hacemos con mucho respeto, con mucha solemnidad, es igual de serio este tipo de velatorios, no permite bromas».
Marín sabe que en el sector del que se ocupa lo fundamental es la sensibilidad hacia sus clientes: «Estamos trabajando con los sentimientos de la familia, es un negocio de mucha sensibilidad, de manera que lo hacemos con mucha seriedad y no hay ninguna falta de respeto en eso».
Fernando de Jesús Díaz Beato fue asesinado el pasado 5 de marzo en un tiroteo en la puerta de su casa. Pero no ha sido esto lo que ha ocupado las portadas de medios de comunicación de todo el mundo y el interés de las redes sociales, sino su peculiar velatorio: con su cuerpo sentado, fumando un cigarro y con los ojos abiertos.
Su caso no es único: la funeraria que se encargó de embalsamar su cuerpo, Marin Funeral Home, lleva ocho años ofreciendo estos mismos servicios, que ellos llaman «velatorios no tradicionales». Sí que es la primera vez que preparan un cuerpo manteniéndole los ojos abiertos.
Advertencia: Las imágenes incluidas en el artículo pueden herir la sensibilidad de algunas personas
La directora de la funeraria, Damaris Marín, nos explicó en entrevista telefónica cómo se decidió hacerlo de este modo: «No fue un pedido de la familia. Fue una creación de mi hermana que es la embalsamadora. Ella es la que los coloca de esa manera y cuando lo vio tan natural,dijo: ‘Déjame hacer algo más creativo aún’, y logró dejarle los ojos abiertos». Pese a no ser su decisión, la propia familia se mostró satisfecha con el resultado: «La familia se sorprendió muchísimo, pero les encantó, y nuestro fin principal es que le guste a la familia».
La familia se sorprendió muchísimo, pero les encantó, y nuestro fin principal es que le guste a la familia
La idea de preparar los cuerpos de este modo, nos cuenta Damaris, no fue de la funeraria, sino directamente de uno de sus clientes: un chico que vivía cerca de la primera de las dos funerarias que tienen en San Juan les decía «que cuando él muriera quería que lo velaran de pie». Ellos siempre se tomaron aquello como una simple broma de un vecino chistoso. Resultó no ser tanto así: «Cuando falleció, su mamá vino a la funeraria y nos dijo que él siempre decía eso y que quería eso, que si nosotros podríamos hacerlo».
Tras un minucioso estudio de la legislación puertorriqueña, llegaron a la conclusión de que no había ningún problema en este sentido y se lanzaron a cumplir los deseos de la familia del fallecido. Y desde aquel momento en el año 2008, han sido nueve los velatorios no tradicionales que han preparado en la empresa funeraria: «Después de ahí, en el 2010 se hizo un chico que se veló en una moto, luego uno en una ambulancia, y así hemos seguido realizando velatorios no tradicionales». Las fotos de algunos de ellos han dado la vuelta al mundo, tal y como ha pasado con la de Fernando de Jesús Díaz.
La directora de la funeraria aclara que aparte de los problemas legales, tampoco hay ningún tipo de inconveniente en lo referente a los temas sanitarios. Técnicamente «no hay ninguna diferencia entre que [el cadáver] esté en un ataúd y que esté siendo velado de esa manera, porque tiene la misma exposición al público». El misterio, en cualquier caso, está en el proceso de embalsamar el cuerpo. «Después de que la persona está embalsamada no hay ningún peligro, porque con el embalsamamiento, como es la preservación del cadáver, se desinfecta y cualquier enfermedad, sea lo que sea, muere con ese proceso», aclara Marín.
Estamos trabajando con los sentimientos de la familia, es un negocio de mucha sensibilidad, de manera que lo hacemos con mucha seriedad y no hay ninguna falta de respeto en eso
Como muchas de las personas que ejercen una profesión tan compleja como cualquiera que se relacione con la muerte, Damaris Marín nos habla sobre su labor de forma pausada, tranquila y totalmente respetuosa. La gente que trabaja día a día frente al drama que supone perder a un ser querido parece tener en sus genes la capacidad de hablar de estos terribles momentos de la forma más natural. De hecho, para ellos es algo habitual: aunque para nosotros la muerte de alguien cercano suponga un punto de inflexión y un momento grabado a fuego en nuestra memoria, para Damaris y sus compañeros de trabajo, estas situaciones forman parte de su día a día. Por ello le otorga la máxima seriedad a este tipo de velatorios y no considera que se trate de una falta de respeto hacia el fallecido. Tampoco se deja llevar por las críticas de los más tradicionalistas: «Vivimos en una democracia, como ya sabe, y la opinión de cada cual es válida, no tenemos ningún problema con lo que la gente opine, pero la verdad es que no nos afecta porque nuestro trabajo lo hacemos con mucho respeto, con mucha solemnidad, es igual de serio este tipo de velatorios, no permite bromas».
Marín sabe que en el sector del que se ocupa lo fundamental es la sensibilidad hacia sus clientes: «Estamos trabajando con los sentimientos de la familia, es un negocio de mucha sensibilidad, de manera que lo hacemos con mucha seriedad y no hay ninguna falta de respeto en eso».