No hay tema en la Biblia que cause más burlas entre los agnósticos que el de los dinosaurios. Por décadas ha sido el principal argumento contra la Biblia, pues parece favorecer la teoría de la evolución. Pero esto era así porque los cristianos no esgrimian respuestas sólidas ni mucho menos evidencias. La Biblia dice que el mundo, el hombre y todo animal viviente fueron creados en seis días (Genesis 1; Exodo 20:11). Por lo tanto, sin duda alguna, Adán tuvo que haber visto dinosaurios. Sin embargo, la teoría de la evolución nos enseña que el hombre y el dinosaurio jamás vivieron juntos, pues están separados en el historia por millones de años. Se ha planteado que ningún hombre jamás ha visto un dinosaurio, pero es algo que no se puede probar, sólo suponer. Es más, ahora están surgiendo nuevas evidencias que no pueden ser desechadas y que nos dicen lo contrario. En el último siglo han aparecido nuevos rastros de coexistencia entre el hombre y el dinosaurio.Por ejemplo, la siguiente fotografía fue encontrada en Utcubamba, Perú. Se observan figuras de hombres y entre ellos una figura de un animal con un impresionante parecido con un brontosaurio. Se sabe que los hombres de aquel tiempo dibujaban sólo aquello que podían ver.
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