El diario El País, que ya publicó el mes de junio pasado un reportaje sobre los padres que han decidido libremente no vacunar a sus hijos vuelve a ofrecer ahora datos del aumento del sarampión en las escuelas madrileña. De lo que no quieren hablar los vacunólogos y políticos es de la baja inmunogenidad que produce la vacuna, es decir, los niveles de anticuerpos protectores decaen y la vacuna se convierte en una “bomba de tiempo“, pues con el paso del tiempo la población queda desprotegida. Además, como ya no hay brotes o son muy escasos, las personas no se “revacunan” espontáneamente con el contacto con el virus (la vacunación logra que los niños estén protegidos y no se infecten, ni contagien). Se ha resuelto vacunando dos veces contra el sarampión, pero de facto, sobre los 20 años de edad es de esperar un bajo nivel de anticuerpos y de protección y son fáciles los brotes epidémicos, con resultado fatal a veces.
Esto es lo que me cuenta el médico Juan Gérvas. A ambos nos entrevistó ayer un periodista de El Confidencial bajo el título ¿Nos están metiendo un miedo injustificado con las vacunas? Uno de los problemas de que surjan críticas a las vacunas innecesarias y/o peligrosas, como le dije al periodista, es la poca transparencia de la industria que las fabrica y que los medios de comunicación ayudan a preservar pues cuando publican sobre el tema es para ofrecer cifras de muertes y datos que asustan a la población pero en rara ocasión publican planteamientos críticos, tan necesarios para conocer la realidad del asunto. Eso es lo que lleva a parte de la población a no vacunar; la sensación de que hay una parte que no sabemos en todo esto.
En el caso del sarampión, las personas vacunadas pero con bajos niveles de anticuerpo pueden tener la enfermedad con síntomas distintos y pasar desapercibidos y ser agentes contagiantes. Echan la culpa a ese comodín ideológico denominados los “anti-vacunas” pero “de verdad son ellos los que provocan el problema, al vacunar con vacunas que provocan defensas sólo para unos años de niñez y como mucho adolescencia, ¿qué ocurre después?”, concluye Gérvas, a quien no se le puede calificar de ”anti-vacunas” pues él opina que la vacuna del sarampión es de las necesarias. Por último, observen las fechas de las referencias bibliográficas en la respuesta de 2011 a una pregunta técnica que pueden entender. 1990, ¿de hace 20 años? ¿no ha habido tiempo de estudiar una cuestión clave o no se ha querido? ¿lo llaman ciencia atrasada, o al día?
Más info en el libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo.