Cada año mueren por este motivo más de 250.000 personas, según el último análisis publicado en la revista British Medical Journal (BMJ). Sus autores, Martin Makary y Michael Daniel, investigadores de la Universidad de Medicina John Hopkins, utilizaron estudios desde 1999 en adelante para concluir que los errores médicos suponen más del 9,5% de las muertes en Estados Unidos. Enfermedades de corazón y el cáncer son más mortales pero el sistema sanitario es la tercera fuente de decesos.
Buena parte de esos errores, según BMJ, son prevenibles. Los autores destacan que hoy por hoy los datos sobre daños iatrogénicos no se comparten a nivel internacional, lo que ayudaría mucho a mejorar en su reducción.
Algo que me parece grave es que para el error médico la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), el baremo de patologías que más se usa en Europa y que contempla casi todos los males que padecemos los seres humanos, no existe denominación, la iatrogenia no cuenta.
Así es difícil conocerla bien y trabajar a fondo para su erradicación.
El problema del error médico no debería estar exento del método científico», destacan los autores del informe.
Para determinar el porcentaje de muertes causadas por errores médicos, los investigadores analizaron los datos recogidos por el Gobierno y los compararon con los datos de admisión hospitalaria de 2013. Extrapolaron la información y hallaron que 251.454 muertes en Estados Unidos de ese año fueron producidas por un error médico.
Publica eldiario.es que El Defensor del Paciente recibió a lo largo del pasado año 14.430 quejas por presuntas negligencias médico-sanitarias (319 menos que en 2014), de las cuales 806 acabaron en muerte (29 menos) y son las listas de espera las que acumulan un mayor número de reclamaciones.
Durante 2013 se produjeron 3.174 notificaciones de reacciones adversas a medicamentos, la mayoría comunicada por los profesionales sanitarios pese a que la ciudadanía puede notificar cada daño que le produzca un fármaco mediante esta web de la Agencia Española de Medicamentos. Existen dificultades para comunicar de manera eficiente estos efectos, lo que torpedea la función de la farmacovigilancia.
La cifra de notificaciones puede parecer muy alta pero es al contrario, muy baja. Se calcula que en España mueren cada año alrededor de 12.000 personas por daños provocados por fármacos y esas 3.174 incluyen todas las reacciones adversas, leves, graves y muertes. El dato de fallecimientos en Europa es cerca de 200.000 anuales.
Una pasada. Comparad estas cifras con las de muerte por ébola en todo el mundo o las alcanzadas por accidentes de automóviles o las que se llevó por delante la gripe A. Cada día en la Unión Europea hay 548 muertos por medicamentos (75 por el tráfico automovilístico).
Llevo muchos años difundiendo que existe una epidemia soterrada de muertes por el consumo de medicamentos. Y ello es posible porque quienes los fabrican ocultan de manera sistemática datos sobre su seguridad. Pero la población, los científicos y las autoridades sanitarias, están cada vez más cansados de la situación.
La comunidad científica y la población en general presiona para saber toda la verdad sobre los medicamentos. Literalmente, nos va la vida en ello. Y en el ámbito de las autoridades sanitarias se han dado cuenta y comienza a actuar pese a sus muchos conflictos de intereses y presiones.
Hay estudios recientes que señalan que a los cinco años de su comercialización, un 25% de los medicamentos han sido objeto de revisión de su ficha técnica. Y cerca del 8% sonretirados por sus efectos adversos, porque han sido estudiados en un número pequeño de pacientes y en condiciones muy rigurosas de control que se parecen muy poco a la clínica habitual.
Los laboratorios se agarran a la excusa del «secreto comercial» para no soltar datos de sus ensayos sobre medicamentos. En las agencias reguladoras de fármacos cada están más cansados de los ocultamientos deliberados de la industria, de ahí que la Agencia Europea de Medicamentos avise: decidir qué información comercial sobre fármacos es confidencial es cosa suya.
Es necesario un sistema de control más transparente para seguir los errores médicos y ello conllevaría sistemas sanitarios más efectivos y seguros.