El ‘Codex Calistinus’, a través de sus cinco libros, presenta el hecho, fundamental para Europa, de las peregrinaciones a Compostela y permite conocer las dificultades de las rutas, sus usos lingüísticos y sus costumbres, describe los paisajes y sus gentes, anécdotas, milagros del Apóstol y sermones.
La obra la componen cinco libros, el primero y más extenso, denominado ‘Libro de las liturgias’; el segundo, de ‘Los milagros’; el tercero, ‘La traslación de Santiago’; el cuarto, ‘Las conquistas de Carlomagno’; y el quinto y último, ‘Guía del peregrino’.
El texto de este Codex es atribuido al monje cluniacense, de mediados del siglo XII, Aymerico Picaud, clérigo de Pitou, acompañante del pontífice Calixto, Guido de Borgoña, en su peregrinación a Santiago por el año 1109.
El robo del Códice Calixtino del Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela saltó a los medios de comunicación en julio del 2011. La obra, un manuscrito del siglo XII, es una de las más antiguas y mejor documentadas fuentes de información del Camino de Santiago y de las peregrinaciones a Compostela. Calificado ya como el ‘robo del siglo’, el hurto es una de las sustracciones de patrimonio histórico artístico más importantes de los últimos tiempos.
El original se guardaba en una cámara blindada en el archivo de la Catedral y era un facsímil el que se mostraba a los visitantes del museo y se dejaba consultar a los especialistas acreditados. Sin embargo, aunque el archivo estaba dotado de un sistema de alarmas y contraincendios instalado en la época del actual deán, José María Díaz, ninguna de las cinco cámaras que había en la estancia apuntaba directamente al Códice.
Así, el debate en torno a las medidas de seguridad está servido, y no son pocas las voces de expertos que opinan que aunque se había mejorado la seguridad, el robo habría sido «inconcebible» en otras instituciones que custodian documentos de este tipo.
-¿Quién tenía acceso al códice?
El deán de la Catedral de Santiago, José María Díaz dijo que únicamente tres personas -dos colaboradores y él mismo- tienen acceso a la caja fuerte que guardaba el Códice Calixtino, al tiempo que afirmó que «quien se lo llevó sabía de qué se trataba y cómo llegar a el». Los dos colaboradores son archiveros, uno especialista en Historia Medieval y otro en Historia Moderna.
-¿Cuándo se vio por última vez?
El medievalista de la Catedral se percató de su ausencia el martes. Pero en la caja fuerte donde se custodia el códice junto con otros importantes documentos fue visto por última vez «el jueves o el viernes» de la semana previa al robo. Además, ninguna de las cerraduras estaba forzada, por lo que es probable que el ladrón se hiciera con una copia de las llaves. El deán, tras constatar el robo, lo denunció a la Policía, que realizó una segunda inspección para recoger huellas y datos.
-¿Cómo se consulta una obra de este tipo?
El decano de la Facultad de Historia de Santiago de Compostela, Juan Monterroso, que ha tenido oportunidad de consultar el original, afirma que se accede «después de pedir autorización y siempre en una mesa específica para hacerlo». Los estudiantes o historiadores no acreditados tan sólo tienen acceso a las copias del Códice o, como mucho, al facsímil que se encuentra expuesto al público. En cambio, un historiador especializado «tiene que presentar sus credenciales y pedir autorización. Luego te dan una cita un día a una hora, para que puedas consultarlo. Como historiador tienes que verlo en una mesa y todos tienen que pedir permiso, no es un libro de acceso normal en una biblioteca».
-¿Es razonable la versión oficial?
El editor Manuel Moleiro, especialista en facsímiles y réplicas idénticas de códices y atlas, dice que no. Para empezar, porque la incertidumbre del «¿robado-o-perdido?» es inconcebible. El códice no es un libro más que se encaja en una estantería. Segundo, porque no parece muy normal que haya cinco cámaras enfocando el recinto y ninguna apuntara directamente al códice.
-¿Quién roba una obra así?
Alguien muy familiarizado con la institución. «Esto no es como entrar en un museo, estudiar dónde están los guardias, descolgar el cuadro e irse», cuenta Molero. Los filtros para llegar hasta el códice son complejos. «Cuando robaron el ‘Beato de la Seu de Urgell, la Policía me preguntó mi opinión. Les dije que buscaran en el entorno del deán y acerté». En Santiago ni el deán quiere especular sobre quién pudo haber sido. «Si lo sé no se lo digo a nadie porque es pecado hacer juicios temerosos». José María Díaz apunta que «el que se lo llevó sabía de qué se trataba y cómo llegar a él».
¿Y qué puede ocurrir con el códice?
«Es imposible sacar una pieza así al mercado, aunque sea al mercado negro», explica Moleiro. O sea: que se trata de un robo por encargo para algún millonario encaprichado con la pieza y empeñado en guardarlo en su casa. Muy dificilmente podrá venderlo. «La otra posibilidad, la de que los ladrones sean traperos que han robado el códice como podrían haber robado cualquier otra cosa, es aún peor, porque desgajarían la obra».
-¿Cuáles son las condiciones de conservación en Santiago de Compostela?
«Estas cosas no ocurren por accidente. En un Metropolitan, en una Morgan, en una British Library, robos así son inconcebibles», continúa Moleiro. «Hace 15 años estuve en Compostela y vi el Códice. En ese momento, la seguridad no era la mejor posible», apunta. «El códice tenía algunas miniaturas retocadas con bolígrafo, lo cual es terrible. Al parecer, fue el anterior conservador, que tenía una edad muy avanzada, y que estaba senil», concluye.
-¿Cuántas veces salió el Códice Calixtino de la Catedral de Santiago?
Dos veces. En 1975 por el centenario de las obras de la catedral, y en el año Xacobeo de 1993 para ser expuesto en la exposición ‘Santiago, Camino de Europa’.
-¿Tenía un seguro el Códice?
Todos los expertos coinciden al señalar el incalculable valor del documento, que incluso lo alejaría de cualquier interés comercial al ser sobradamente conocido. El seguro de la última exposición en la que ‘salió’ de la catedral (en 1993) lo valoró en 1.000 millones de pesetas. Sin embargo, el Códice no tenía ningún seguro especial (sí lo tiene la catedral)
El día 8 de octubre de 2011, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, aceptó la renuncia de José María Díez como canónigo archivero, después de que hubiese puesto su cargo a su disposición «en reiteradas ocasiones» tras la desaparición del Códice Calixtino .
El Arzobispado informó de que con esta renuncia a partir de ahora Díez podrá dedicarse «de modo más pleno» a las funciones de su cargo como deán-presidente del cabildo catedralicio.
Fuente: http://plqhq.blogspot.com/
Completo resumen de lo sucedido en estos meses, si acaso falta mencionar la existencia de una copia facsímil elaborada en el año 1993 por Kaydeda ediciones. Un cordial saludo. http://www.codexcalixtinusfacsimil.com
Pero la cuestión es, ¿dónde está? ¿quien se lo ha llevado, por qué y para qué? Y ¿quien gana con la «pérdida» del códice? Y si a día de hoy, están haciendo algo..