(Foto: Ministerio del Interior Gran Bretaa Flickr CC BY 2.0)
La flamante primera ministra británica, Theresa May, es ampliamente considerada como una buena amiga de la comunidad judía y de Israel.

May, la segunda mujer que accede al cargo de jefa del Ejecutivo del Reino Unido, después de Margaret Thatcher, ha sucedido a David Cameron, en el partido conservador, tras el caos político que siguió al referéndum sobre el “brexit”, la partida del Reino Unido de la Unión Europea.

May realizó su primera visita a Israel como ministra de Interior en 2014 para reunirse con expertos israelíes es ciber seguridad y en el combate contra la esclavitud moderna, “dos desafíos que tanto Israel como Gran Bretaña están confrontando con gran determinación”, destacó en aquel momento.

Habló como invitada de honor del movimiento religioso juvenil sionista Bnei Akiva, durante el Día de la Independencia, este año y dijo que estaba “honrada” de celebrar la independencia de Israel. “El moderno Estado de Israel es el logro de la lucha de muchas generaciones”, añadió.

May, hija de un clérigo

anglicano, que cumplirá sesenta este año, ha hablado en eventos de una variedad de organizaciones benéficas judías de todo el espectro.

En un discurso que ofreció a raíz de los ataques terroristas en París el año pasado, May expresó «que no podría haber imaginarse una situación en la que los judíos tengan demasiado miedo como para permanecer en Gran Bretaña”. Sin sus judíos”, dijo May, «Gran Bretaña no es Gran Bretaña».

May prometió medidas adicionales de seguridad para las sinagogas y escuelas judías, ante las preocupaciones de la comunidad hebrea: «Todos debemos redoblar nuestros esfuerzos para acabar con el antisemitismo». May prometió 13,4 millones de libras esterlinas (18 millones de dólares) con para incrementar la seguridad de la comunidad judía, en marzo de este año.

Cameron ha sido uno de los líderes más amigos de Israel, en Europa, al igual que otros políticos conservadores que trataron de sucederle -entre ellos el ex alcalde de Londres, Boris Johnson y su rival Michael Gove-, en fuerte contraste con las implacables diatribas contra Israel lanzadas desde los niveles más altos del Partido Laborista, conducido por Jeremy Corbyn.