Shoshana Bryen
Un Memorando de Entendimiento (MOU) es un acuerdo entre dos partes – en este caso, los gobiernos de Israel y Estados Unidos. Es menos que un tratado, pero más que un apretón de manos. El primer MOU fue firmado en 1981, que reconoce “los lazos comunes de amistad entre los Estados Unidos e Israel y se basa en la relación de seguridad mutua que existe entre las dos naciones.” El actual memorando de entendimiento, firmado en 2007, representó un compromiso de 10 años. La Administración Obama y el gobierno de Israel han estado negociando un nuevo acuerdo de 10 años, que entrará en vigor en 2017.
Es difícil conseguir el matiz justo en un acuerdo de seguridad entre una superpotencia y un país pequeño, incluso si el pequeño país es una democracia del primer mundo en términos de educación, ingresos, tecnología y estructura política. Es más difícil cuando se trata de grandes sumas de dinero, y más difícil aún cuando el pequeño país es, en términos militares, un “productor de seguridad”, pero aún así se ve amenazado de forma única en el mundo.
La administración de Obama lo está haciendo más difícil, tal vez debido a que uno de los objetivos del presidente ha sido eliminar el papel de garante de seguridad de los Estados Unidos no sólo para Israel, sino también para la región, y, posiblemente, al parecer, para el resto de la mundo, como parece ser el caso en el Mar del Sur de china, en Crimea y los Balcanes.
La administración propone un tanto más dinero para Israel – entre tres y cuatro mil millones de dólares – pero con advertencias importantes:
1) el 100% del dinero se gastará en los EE.UU., mientras que Israel podrá actualmente gastar un 25%.
Este es un subsidio para las industrias de defensa de Estados Unidos y limita las opciones de defensa de Israel al obligar a las Fuerzas de Defensa de Israel a excluir las armas de Europa y de otros lugares. Mientras que algunos piensan a Israel como un “gasto” de los EE.UU., el hecho es que las innovaciones de tecnológicas israelíes – compartidas con los EE.UU. por acuerdo – han ayudado a mitigar la disminución en el presupuesto de defensa antimisiles EE.UU. en una era de crecientes amenazas. Sin la capacidad de gastar algo de dinero en Israel, será más difícil para las industrias de defensa y de alta tecnología más pequeñas para mantenerse al día.
2) La cifra total incluirá dinero para la defensa antimisiles, que en esta administración ha sido un complemento aprobado por el Congreso. Eso hace que el aumento sea sustancialmente menor de lo que parece ser.
Esto podría ser particularmente problemático: una administración que se opone a la defensa antimisiles en principio – al igual que el gobierno de Obama – puede restringir eficazmente a Israel, que protege a su población con un sistema de defensa antimisiles en capas. A medida que Irán sigue violando las prohibiciones de las Naciones Unidas realizando pruebas de misiles balísticos, e Hamás y Hezbollah aumentan sus arsenales, las consecuencias podrían ser devastadoras.
3) Israel tendrá prohibido solicitar al Congreso fondos adicionales, eliminando de forma eficaz el apoyo bipartidista a la seguridad de Israel de la ecuación y reduciendo la flexibilidad de Israel para hacer frente a las amenazas que emergen rápidamente. Este año, por ejemplo, el Congreso destinó 42,7 millones de dólares para la cooperación contra los túneles – algo que surgió como tarea esencial sólo después de la guerra de Gaza de 2014. Según el nuevo acuerdo, Israel no tendría esa posibilidad de acudir a la ayuda urgente.
Teniendo en cuenta las grandes amenazas y reconociendo el estado de Israel como un aliado de Estados Unidos, ha sido la política norteamericana durante décadas apoyar su derecho a defenderse. Incluso, desde 2008 hay una ley que establece que “Israel podrá ser capaz de defenderse contra y derrotar cualquier combinación probable de adversarios provistos de armas convencionales.” Esto se conoce como Israel’s Qualitative Military Edge (QME, La ventaja militar cualitativa de Israel).
Esto era crucial una vez – cuando los ejércitos árabes estaban equipados y entrenados por los soviéticos. Pero el mundo ha cambiado.
Por el lado positivo, Jordania se unió a Egipto en hacer la paz con Israel, y la Unión Soviética desapareció. Por otra parte, los EE.UU. han estado vendiendo armas y equipos a los estados árabes que mantienen un estado de guerra con Israel. Israel todavía recibe tecnología de vanguardia, pero en algún momento, la cantidad de compras financiadas por el petróleo árabe puede inclinar la balanza de calidad. Arabia Saudita gastó 9.3 millones de dólares en armas de Estados Unidos el año pasado.
Para ser justos, Israel entiende que las compras de Arabia Saudita tienen la finalidad de enfrentar la guerra en el Yemen y para prevenirse del conflicto más grande con Irán, y que no están dirigidas en contra suya. Las relaciones entre Israel y Arabia se han descongelado al menos temporalmente, pero otras amenazas, algunas convencionales, y otras no, se han incrementado.
ISIS, Hamás y Hezbollah son lo que el ex Jefe de Estado de Inteligencia Amos Yadlin llama “actores subestatales” – organizaciones terroristas que tienen atributos de la condición de Estado, como territorio, población, etc. Siria permanece en un estado de guerra con Israel y en el aspecto civil, la guerra continúa, Irán y Hezbollah tienen fuerzas y armas cerca de los Altos del Golán. Irán está tan sólo a una década de distancia, para perseguir abiertamente su capacidad nuclear como lo determina la JCPOA (el acuerdo nuclear de las potencias con Irán).
Es la liberación de cientos de millones de dólares por los EE.UU. a la República Islámica, destinados a mejorar y potenciar las capacidades militares iraníes, lo que añade urgencia a la solicitud de Israel para la defensa de misiles y otras capacidades.
Los EE.UU., entonces, están en ambos lados del dilema de seguridad de Israel.
Por un lado, la cooperación de seguridad EE.UU.-Israel se materializa en el QME, en la investigación conjunta y en el desarrollo en tecnología de misiles, en la formación conjunta y en los ejercicios militares (más recientemente tuvo lugar un ejercicio conjunto de defensa antimisiles en Israel), y la nueva misión diplomática de Israel a la sede de la OTAN.
Pero, por otra parte, las ventas de armas de EEUU a los países que están todavía en un estado de guerra con Israel, la transferencia de cientos de millones de dólares a Irán y la eliminación del Congreso de su papel fundamental como socio de la seguridad de Israel son todas posiciones que expresan claramente el cansancio e irritación de la administración con Israel.
Israel, por supuesto, no debería firmar. Hay una nueva administración que viene, y no hay duda que Israel puede gestionar la evolución de las relaciones bilaterales con los EE.UU. en virtud de cualquiera de los partidos que gane. Pero, sin embargo, se puede decir que si el acuerdo se firma ahora, significa la tranquilidad de un compromiso estadounidense por 10 años, incluso si las condiciones actuales no son las ideales.
A fin de cuentas, Israel es un país fuerte, realizado, y cada vez más capaz, con activos militares y civiles que son buscados por todos los países de todo el mundo. Se encuentra en una situación internacional muy mejorada aun cuando su vecindario está en decadencia. Habría sido para el bien general de los Estados Unidos mejorar esas capacidades en lugar de tratar de limitarlas.
Fuente: Gatestone Institute. Shoshana Bryen es Directora Senior del Jewish Policy Center
Panfleto partidísta.