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La necesidad de saber está siendo sustituida por la habilidad para encontrar una información, señala un artículo publicado en The Spectator.Añade que es cada vez más habitual obtener información a través de Internet y menos frecuente recurrir a los archivos de nuestra memoria, lo que tiene profundas implicaciones profesionales, así como en el sistema educativo, basado hasta ahora en la acumulación de datos destinados a ser usados en algún momento de nuestra vida profesional.
Pero esta evolución supone también una amenaza: el cerebro necesita ser ejercitado y corremos el peligro de atrofiarlo, ya que según un estudio realizado por Google, la gente prefiere no esforzarse en recordar algo si puede obtenerlo a través del móvil o de su ordenador.
La enorme plasticidad cerebral de la que hablan los neurólogos contribuirá a esta atrofia de nuestra capacidad cognitiva.