fromSímbolos, Mitos y Arquetipos.
Los que me conocéis un poco ya sabéis que un humilde servidor, por suerte o por desgracia, ha estado en diversas ocasiones en «el otro barrio». La suma de 4 conmociones cerebrales y 4 sobredosis hace que sean 8 las veces en que he tenido experiencias «en otros mundos».
Actualmente son muchos los que se están ganando la vida relatando su experiencia en el otro lado. He conocido personalmente alguno de ellos, como la doctora madrileña presidenta de la Fundación Internacional del Dolor. Pero mis humildes experiencias no coinciden en absoluto con la mayoría de los postulados que los escritores y conferenciantes profesionales difunden sobre estos temas. La razón es muy simple de entender:
«en el otro lado existen unas leyes completamente distintas a las de nuestro Universo que no permiten poderlas entender y explicar».
Lo que allí se experimenta no puede ser expresado y ser comprendido en el mundo dual que actualmente todos habitamos. Ya lo afirma el catedrático de la Universidad de Pisa, Profesor Corrado Malanga:
«En el lugar de donde nuestras almas provienen, la dualidad no existe, justamente esta es la razón por la que estamos aquí. Hemos venido a este mundo a experimentar la dualidad».
En el otro lado no existe ni el tiempo, ni el espacio, ni la energía. En «el otro barrio» los tres vectores que forman el holograma donde nos encontramos de mi querido Profesor Corrado Malanga, brillan por su ausencia. Cuando nuestra Alma abandona el cuerpo humano que le hace de contenedor, deja de percibir el paso del tiempo y la amplitud de todas las cosas. Todo es completamente diferente y por esto se hace muy difícil de poder explicar, pero os puedo garantizar que cuando morimos, podemos ver toda nuestra vida en una milésima de segundo. El mito de la «película de tu vida» es completamente cierto,tan solo que la pantalla por donde la ves no es rectangular. Se trata de una pantalla en forma de esfera donde tu estas en el centro y las imágenes se proyectan por doquier. La podríamos clasificar como una pantalla panorámica «a lo bestia» de 360 grados de visión.
Pero aquí no acaba la película, hay mucho más. Cuando morimos no tan solo vemos pasar en un momento a toda nuestra vida, sino que también vemos como hubiera sido nuestra historia, si en lugar de seleccionar un camino en concreto, hubiéramos agarrado cualquier otro.
La vida nos va ofreciendo una serie de diferentes posibilidades y cada uno de nosotros selecciona abrir la puerta que cree más conveniente. Pues bien, cuando morimos en un abrir y cerrar de ojos, vemos cual hubiera sido el resultado en cada una de las diferentes encrucijadas que nuestro libre albedrío descartó.
Muchas religiones hablan de que cada uno de nosotros será juzgado en el final de sus días. Pero en realidad el famoso Juicio Final, es mucho más que un Juicio. El Juicio Final en verdad se celebra en un lugar donde ya no existe la izquierda y la derecha, el arriba y el abajo, en un lugar donde no existe el pasado y el futuro. Por tal motivo y en un momento, ves pasar la película de la vida que has vivido y de las vidas que pudiste vivir en caso de haber tomado otro de los caminos que se te mostraron
El Juicio Final no tiene ningún fiscal acusador, ni ningún abogado defensor. En el auténtico Juicio Final la película que te pasan «está muy bien hecha». No hay lugar para el debate o las escusas, todo cae por su propio peso. Es cuando se hace realidad una de las máximas:
«No hay dos o tres verdades, la Verdad solamente es una».
Ni siquiera la ignorancia puede ser una disculpa. En estos casos puedo aseguraros que la Providencia se encarga de que la persona sea avisada antes de tomar la decisión. De este modo cuando te juzgan no puedes decir:
«es que yo no lo sabía!!!!».
PAZ
Johnny McClue 2016
PD: me complace dedicar este sencillo artículo a uno de los grandes amigos que mi tía Montserrat tuvo en Tenerife, con el fin de que pueda cerrar una puerta de muy apetitosa abertura.
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