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Las tradiciones de celebración, por lo general, toman origen en los rituales antiguos.
Un ejemplo de ello es la costumbre de soplar las velas del pastel de cumpleaños y pedir un deseo.
Lo hacen las personas de diferentes culturas en distintos países del planeta. Pero ¿te has puesto a pensar alguna vez por qué lo hacemos?
¿De dónde proviene la tradición de soplar velas?
En el siglo XVII en Alemania existía la costumbre de encender velas en cada cumpleaños infantil.
En este día se ponía un pastel con velas en un lugar visible. Siempre había una vela más que los años que cumplía el niño, ya que una vela adicional simbolizaba el futuro.
Las velas permanecían encendidas a lo largo de todo el día, y se reemplazaban si se consumían por completo.
Por la noche, el niño soplaba las velas y pedía un deseo. Según la tradición, el humo de las velas tenía que hacerle llegar el pedido a Dios.
Por cierto, algo similar tenían los griegos antiguos: durante las celebraciones en honor a Artemisa, la diosa de la caza y la Luna, también se usaban pasteles con velas encendidas.
Los griegos antiguos los dejaban en sus templos como una ofrenda a la diosa.
El pastel redondo simbolizaba la Luna mientras que las velas encendidas significaban el brillo de la Luna. Igual que en el caso de la costumbre alemana, se creía que el humo pasaba los pedidos de las personas a los dioses.
Ni pensábamos que el pastel con velas acostumbrado fuera todo un símbolo de la vida que anteriormente se usaba para hacerles llegar las peticiones humanas a los dioses.