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Astro Teller es el científico a cargo del laboratorio de investigación de Google. Más que hablar de qué cosas vamos a tener el futuro, dice que a él le preocupa qué problemas vamos a tener que solucionar en el futuro.
Pocas subsidiarias de Alphabet inspiran tanta curiosidad como Google X, el laboratorio de innovación de Google donde se gestan, desarrollan y prueban ideas. Allí se desarrolló el concepto del auto eléctrico, donde se experimentaron los lentes de contacto de glucosa y donde se está experimentando con drones para cosas más grandes que la entrega a domicilio.
Al frente de los 250 empleados que allí trabajan está Astro Teller, el entrepreneur experto en tecnología inteligente. Lo llaman el científico loco y se ha convertido en uno de los personajes más reconocibles de Google. Después de recibirse en ciencias de la computación y doctorarse en inteligencia artificial fundó Body Media antes de entrar a Google X.
Aunque trabaja a diario en proyectos futurísticos se niega rotundamente a predecir el futuro. Para él, X no es un laboratorio que produzca inmediatamente tecnología para usar productos comercializables, sino un lugar donde la innovación se sistemiza. Una especie de línea de ensamblaje pero para ideas. Él habla no de soluciones a producir sino de los problemas que va a haber que solucionar en el futuro, ya sea el meta-problema del cambio climático, las promesas y también amenazas de la inteligencia artificial o si la sociedad va a aceptar la nueva tecnología al mismo ritmo que avanza la innovación.
Sobre este tema dice que históricamente, los cambios en la sociedad, especialmente los que impulsó la tecnología, llevaban bastante tiempo. Hace mil años, cuando alguien descubría una nueva tecnología el tiempo que mediaba entre el invento y su difusión por el mundo era enorme. Eso daba a la sociedad varias generaciones durante las cuales la gente podía reconciliarse con la idea de que la sociedad cambiara por esa tecnología. Cien años atrás, cuando se inventó el motor a vapor, el telégrafo o el teléfono y más tarde la televisión, esas cosas se difundieron mucho más rápido entre toda la humanidad. Les llevó más o menos 10 o 20 años.
Hoy el tiempo que media entre que se introduce una tecnología y cuando logra cambiar el mundo es cada vez más corto. Ahora es entre cinco y siete años para que la nueva tecnología logre cambiar el mundo en forma profunda. Si el mundo está cambiando a una velocidad mayor de la que la sociedad necesita para acomodarse, se crea una sensación de ansiedad en la sociedad.