Vivimos en una sociedad sobrealimentada pero al mismo tiempo malnutrida, es decir, comemos mucho y además, mal. Desde la infancia. Y eso se nota en que, por ejemplo, el sobrepeso y la obesidad, están cerca de afectar a la mitad de la población infantil. Nos lo cuenta el médico Fernando Calatayud, pediatra que trabaja con especial interés el ámbito nutricional.
Calatayud ha escrito un post cargado de razones sobre ocho alimentos inadecuados que no deberían tomar los bebés y niños pequeños. Él opina que para promover la salud, tan importante es comer bien, como evitar los alimentos sospechosos:
La dieta tradicional, que en nuestra zona es la dieta mediterránea, está siendo paulatinamente abandonada. Los alimentos naturales frescos, fermentables y de temporada están siendo sustituidos por alimentos industriales, imperecederos, no fermentativos y altamente procesados”, escribe el galeno.
Y ¿cuales son esos alimentos a erradicar de la dieta infantil? En primer lugar las leches llamadas de sustitución. La mejor leche que un bebé puede tomar es la de su madre.
Las leches adaptadas o maternizadasestán muy procesadas, contienen gran cantidad de proteínas antigénicas, es decir, que causan alergias y carecen de multitud de factores nutricionales imprescindibles para la promoción de la salud infantil.
En su post Calatayud explica cómo la industria se debana los sesos intentando imitar en la medida de lo posible la leche materna pero sin conseguirlo.
Otro de los alimentos “sospechosos” son la mayoría de las papillas industriales que están hechas con leche de vaca adaptada, harinas refinadas y con altos niveles de azucares añadidos. Además de estos inconvenientes se añade un elevado índice glucémico que no es adecuado para los lactantes.
Mejor ofrecerles cereales integrales y sin gluten. Y lo mismo ocurre con las galletas, cereales de desayuno y bollería industrial. Las galletas son bollería. Estos alimentos son casi todos de baja calidad, mejor evitarlos. Altos en azúcares simples, con harinas refinadas, grasas de mala calidad como el aceite de palma, huevina, colorantes, conservantes, etc. Salvo que los hagáis en casa con ingredientes saludables, que hay gente que encuentra tiempo para ello.
Están también los potitos de verdura y de fruta que son alimentos que han perdido en el proceso industrial gran parte de sus componentes, como fermentos, enzimas, vitaminas, minerales, etc.
Son productos alimenticios fundamentalmente energéticos y no son adecuados para utilizarlos habitualmente, aunque pueden ser tomados de manera ocasional.
Con los zumos o licuados de fruta y verdura ocurre que, tanto los industriales como los caseros, originan una liberación de azúcares libres excesiva, elevando el índice glucémico. Son preferibles las frutas enteras o en papilla con toda la fibra y resto de componentes.
Tomando leche materna no tiene ninguna ventaja utilizar lácteos fermentados y sí inconvenientes. Así que este médico opina que es mejor prescindir de los lácteos azucarados. No hay por qué añadir azúcares a los yogures y quesos, práctica habitual de la industria.
Critica también el exceso de alimentos de origen animal:
El exceso de carnes, embutidos y otros alimentos grasos y proteicos de origen animal en la alimentación infantil ha sido desprestigiado por la OMS. Hay que limitar las cantidades de proteínas y grasas animales a días alternos o menos y preferiblemente pollo, pavo o conejo. Las carnes rojas, los derivados cárnicos como salchichas, nuggets y embutidos están siendo ‘investigados’ por ocasionar problemas de salud como el cáncer“.
Y este es el resumen de un post ejemplar que podéis ampliar leyéndolo entero y sus variados enlaces a información complementaria.
Productos comestibles a desterrar de la alimentación infantil