Fuentes de información digital utilizadas
Live Science
Fuente de las imágenes
Live Science
Palabras clave:
evolución humana, cerebro, Little Foot, Australopithecus, micro tomografía computerizada, tecnología
El cerebro de uno de los más antiguos individuos de la especie Australopithecus que se hayan encontrado nunca tiene un aspecto a caballo entre el de los humanos y el de los simios.
En un nuevo estudio, los investigadores escanearon el interior de un raro ejemplar de cráneo casi completo de este ancestro de los homininos. Este término engloba a humanos modernos y extintos y todos sus ancestros directos, incluyendo a Australopithecus, que vivió hace entre 4 y 2 millones de años en África, y los primeros individuos del género Homo habrían evolucionado eventualmente a partir de los ancestros de Australopithecus.
El cerebro de los humanos modernos le debe un montón a este pequeño y peludo ancestro humano, pero sabemos muy poco de sus cerebros, según ha explicado Amélie Beaudet, paleontóloga en la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica.
Entre simio y humano
Beaudet y sus colegas han utilizado la micro tomografía computerizada (micro CT), una versión especialmente sensible del mismo tipo de tecnología que emplearía un cirujano para escanear una rodilla lesionada. Con esta herramienta, los investigadores han reconstruido el interior del cráneo de un Australopithecus realmente antiguo.
El cráneo pertenece al fósil conocido como «Little Foot», hayado hace dos décadas en las cuevas de Sterkfontein, cerca de Johanesburgo. Con una antigüedad de 3,67 millones de años, Little Foot se encuentra entre los ejemplares de Australopithecus más antiguos que se hayan encontrado, y su cráneo está prácticamente intacto. Los descubridores del fósil piensan que pudo pertenecer a una especie de Australopithecus completamente nueva.
Con la micro tomografía computarizadas, el equipo de investigación ha podido identificar las levísimas marcas donde una vez se situó el cerebro de Little Foot, incluyendo el registro de los recorridos de venas y arterias, como ha explicado Beaudet a Live Science. Así se ha podido inferir la forma del cerebro de Little Foot, a partir del molde interno del cráneo.
«Esperaba algo bastante similar a otros moldes internos que conocíamos de Australopithecus, pero Little Foot ha resultado ser diferente, en consonancia con su gran antigüedad», ha dicho Beaudet.
Los chimpancés y humanos actuales comparten un ancestro más antiguo que Little Foot: un simio «perdido» que dio pie a ambos linajes. El cerebro de Little Foot se parece mucho al aspecto que debería tener el cerebro de dicho ancestro, con un aspecto más cercano a los simios que a los humanos. Su córtex visual, en particular, ocupaba una proporción mucho mayor de cerebro que en los humanos actuales.
En los humanos, señala Beaudet, el cótex visual ha sido desplazado a un lado para acomodar la expansión del córtex parietal, un área implicada en actividades complejas como la fabricación de herramientas.
Cerebros cambiantes
El cerebro de Little Foot era asimétrico, con protrusiones ligeramente diferentes en cada lado, según han descubierto los investigadores. Esta es una característica compartida entre humanos y simios, y probablemente indica que Australopithecus tenía el cerebro lateralizado, lo que quiere decir que cada lado del cerebro realiza diferentes funciones. El hallazgo implicaría que la lateralización habría evolucionado de forma muy temprana en el linaje de los primates.
También es un cerebro diferente al de los especímenes posteriores de Australopithecus, según ha dicho Beaudet. El córtex visual, en particular, era más grande comparado con los cerebros de Australopithecus posteriores. Estas diferencias apuntan a que la evolución del cerebro fue un proceso fragmentado, ocurriendo cada vez en distintas partes del cerebro.
Los resultados de esta investigación aparecerán en un número especial sobre Little Foot que publicará la revista científica Journal of human Evolution.