«Invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico, porque al final todo feminismo acaba siendo un machismo con la falda», ha sentenciado el Pontífice, sentado al lado de Ghisoni en el atrio del Aula Nueva del Sínodo donde tienen lugar las sesiones de trabajo.
«Escuchando la intervención de Ghisoni, he escuchado la Iglesia hablar de sí misma. O sea, todos hemos hablado de Iglesia, en todas las ponencias, pero esta vez esta la misma Iglesia la que hablaba. No es solo una cuestión de estilo: el genio femenino que se refleja en la Iglesia es mujer«, ha determinado.
Así, ha señalado que invitar a una mujer a pronunciar un discurso sobre las heridas de la Iglesia es invitar a la Iglesia a «hablar de sí misma». «Es este el paso que debemos hacer con mucha fuerza: la mujer es la imagen de la Iglesia es esposa, madre. Un estilo. Sin este estilo hablaríamos del pueblo de Dios, pero como organización, quizás sindical, pero no como familia alumbrada por la madre Iglesia«.
Primera mujer en intervenir en la cumbre contra la pederasita
La profesora italiana de Derecho Canónico, Linda Ghisoni, ha propuesto constituir comisiones consultivas independientes en el territorio de cada Conferencia Episcopal para consejar y asistir a los obispos y a los superiores religiosos, y para promover un nivel uniforme de responsabilidad en las diversas diócesis.
«Tales comisiones consultivas pueden estar formadas por laicos, sin que se excluya a los religiosos y los clérigos. No se trataría de personas que juzgan a los obispos, sino de fieles que ofrecen su consejo y asistencia a los pastores valorando su actuación con criterios evangélicos; y que informan a todos los fieles del territorio sobre los procedimientos apropiados», ha explicado.
Para la experta, es necesario «revisar la normativa actual sobre el secreto pontificio». A su juicio, este debe «tutelar los valores que quiere proteger -la dignidad de las personas implicadas, la buena fama de cada uno, el bien de la Iglesia-» y, al mismo tiempo, debe consentir «el desarrollo de un clima de mayor transparencia y confianza, evitando la idea de que el secreto se utiliza para esconder los problemas en vez de para proteger los bienes en juego».
Además, ha señalado que en la gestión de los abusos sexuales «la exigencia de transparencia debe equilibrarse con la confidencialidad». «Una confidencialidad injustificada, al igual que una divulgación incontrolada, puede generar mala comunicación y no servir a la verdad. Rendir cuentas es también saber comunicar», ha destacado en su alocución.
Ghisoni, que también es la subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, ha pedido que este foro «se haga cargo de lo sucedido para que la prevención no se agote en un bonito programa, sino que se convierta en actitud pastoral ordinaria».