Noah Wall nació con solo «una pequeña capa» de masa cerebral y a sus padres le dijeron que no sería capaz de hacer muchas cosas. Ahora, tiene el 80% de masa cerebral y sueña con poder caminar pronto.
A Rob y Shelly Wall los médicos les hicieron la misma recomendación hasta cinco veces: un aborto.
El bebé que esta pareja inglesa esperaba padecía de hidrocefalia y un caso de espina bífida con una separación tan grande, que los profesionales descartaron que fuese posible cerrarla por completo.
Los facultativos les advirtieron que esto le iba a provocar anomalías como tener el cuerpo paralizado del pecho para abajo.
Además, emitieron lo que se conoce como una orden de no resucitar, es decir, que si el pequeño Noah dejaba de respirar en algún momento, no se le intentaría salvar con reanimación pulmonar.
Pero Rob y Shelly decidieron seguir adelante con el embarazo, como cuentan en su página web «Hugs for Noah» (Abrazos para Noah), a la vez que preparaban un funeral para un niño que todavía debía nacer.
La tarde del 6 de marzo de 2012, Shelly fue sometida a una cesárea en la que participaron 12 doctores.
De inmediato, el bebé entró en quirófano para una doble operación para unir la espina bífida y drenar el líquido cefalorraquídeo que se acumulaba y presionaba su cerebro. Fue un éxito.
Sin embargo, tras hacerle una resonancia magnética al bebé, la pareja recibió una noticia alarmante. A los Wall les habían dicho que Noah nacería con solo un 25% del cerebro, pero la realidad era aún peor: el pequeño solo tenía un 2%.
Noah padecía también de porencefalia, una especie de quiste que había reducido su masa cerebral a «una pequeña capa» en la zona frontal, como cuenta Shelly en su sitio web.
El futuro del niño parecía complicado.
¿El cerebro crece?
«Tenía un solo 2% del cerebro», le comenta a dos señoras sorprendidas un niño vestido de Papá Noel sobre una silla de ruedas. «Y luego me creció hasta el 80%».
Noah es hoy un pequeño de siete años contento porque puede mover un pie y que guarda la esperanza de poder caminar pronto. Como él mismo cuenta en un video de la BBC, su masa cerebral ha crecido hasta alcanzar el 80%.
Su infancia ha estado llena de tratamientos, operaciones y visitas al médico. Shelly cree que lo que causó los problemas de Noah puede estar relacionado con el ácido fólico. Ella lo tomó, pero sospecha que no lo suficientemente temprano porque «no sabía lo importante que era», como dice en su página web.
«Este pequeño bebé asombroso ha desafiado a los médicos de tantas formas. Cada vez que recibe un golpe, él encuentra la habilidad de superarlo», escribió la madre.
Su caso no ha sido estudiado a fondo. «La primera vez que conocí a Noah y que hablé con Shelly sobre él, quedé pasmado al enterarme de que nadie había investigado su cerebro», le dijo a la BBC Ken Wade, el terapeuta neurofísico australiano que atiende al pequeño.
«La neurofísica es una mezcla de ejercicios, fisioterapia y ejercicios cognitivos. No lo hacen para niños debido al aspecto cognitivo. Pero tuvimos la suerte de convencerlos de que le hicieran una evaluación», había explicado Rob al programa Good Morning Britain.
La terapia altera la forma en que el cerebro envía señales al cuerpo y se cree que ha ayudado mucho al pequeño. Pero fue durante sus tres primeros años de vida cuando se dio el gran avance.
Noah, que cada época navideña se viste de Papá Noel y va al hospital a repartir regalos, espera poder caminar pronto y practicar deportes como el surf.
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