«Cuanto más comprensible parece el universo, más inútil parece también».
―Steven Weinberg, premio Nobel de física.
Lo más importante que los humanos crean es el significado. Debido a nuestras formas distintivas de valorar y entender, es con nosotros (o, para expresarlo de manera menos dualista: en nosotros, como nosotros) que el cosmos se vuelve significativo de una manera nueva. Examinar el universo objetivamente y concluir que no tiene sentido está fuera de lugar. ¿Quién es el que comprende que el universo no tiene sentido? ¿Alguien separado de él o alguien que es una parte inextricable? Si los cosmólogos también son una manifestación del mismo universo que estudian los cosmólogos, con ellos el universo se comprende a sí mismo. ¿Eso cambia el universo? Cuando llegamos a ver el universo de una manera nueva, es el universo el que se ve a sí mismo de una manera nueva.
La sombría conclusión científica de Weinberg es muy diferente de las mitologías tradicionales de quizás todas las sociedades premodernas. Para ellas, el mundo es objetivamente significativo en el sentido de que los humanos son parte de un patrón más amplio y que tenemos un papel importante que desempeñar para mantener ese orden. Los mesopotámicos creían que los dioses habían creado a los humanos como sus esclavos, para abastecer los templos y la mano de obra necesaria para apaciguarlos y apoyarlos. En el antiguo Egipto, los rituales eran necesarios para mantener a la diosa del cielo Nut separada del dios de la tierra Geb; de lo contrario, el caos destruiría la tierra. Muchas sociedades mesoamericanas precolombinas creían que los sacrificios humanos eran necesarios para sostener el cosmos, el ejemplo más famoso era la práctica azteca de extirpar los corazones aún latientes de las víctimas de la guerra como ofrendas a Huitzilopochtli, el dios del sol.
La mayor parte del mundo ya no cree en mitologías tan problemáticas, pero la creencia de que el universo no tiene sentido en última instancia es onerosa de una manera diferente. En cierto sentido, el significado es ineludible; está integrado en nuestras prioridades. Si mi enfoque es «buscar el número uno», el sentido de mi vida se convierte en la promoción de mis mejores intereses. Si mi propio bienestar no puede separarse realmente del bienestar de los demás, entonces esa orientación básica puede basarse en una ilusión; y si esa ilusión es generalizada, el significado integrado en el funcionamiento de toda una sociedad puede ser autoparalizante e incluso autodestructivo. Sin embargo, tal orientación puede parecer apropiada si el universo no tiene sentido y nuestra especie no es más que un accidente evolutivo. Pero si somos una forma en que el cosmos generativo se vuelve consciente de sí mismo, hay posibilidades más interesantes.
«Cuanto más sepamos acerca de nuestro universo, más difícil será creer en el determinismo».
―Ilya Prigogine, El fin de la certeza
Una característica humana importante, aparentemente única, es que podemos desarrollar la capacidad de «desidentificarnos» de cualquier cosa y de todo, dejando de lado no solo el sentido individual del yo separado sino también del yo colectivo: disociarse del patriarcado (soy un hombre, no una mujer), del nacionalismo (soy estadounidense, no chino), del racismo (soy blanco, no negro), incluso del especismo (soy humano, no un «animal inferior»). La meditación alienta tal desapego, por supuesto, lo cual es necesario para darse cuenta de nuestra mente no permanente. Sin embargo, el punto de tal liberación no es disociarse de todo. Es todo lo contrario: al no elegir este lado en lugar de ese, nos volvemos receptivos a ambos. Al no identificarnos con ninguno, podemos llegar a identificarnos con todo.
«Que una especie llore la muerte de otra es algo nuevo bajo el sol… nosotros, que hemos perdido nuestras palomas [pasajeras], lloramos su pérdida. Si el funeral hubiera sido nuestro, las palomas difícilmente nos habrían llorado.»
―Aldo Leopold
El hecho de que los seres humanos sean la única especie (hasta donde sabemos) que puede saber que es una manifestación de todo el cosmos abre una posibilidad que podría ser necesario abrazar si queremos sobrevivir a las crisis que ahora afrontamos. Podemos optar por trabajar por el bienestar del todo, para que ese sea el sentido de nuestras vidas. En este caso, «el bienestar del todo» puede significar no solo el bienestar de la biosfera, sino que posiblemente (incluso si se presenta una situación adecuada) el bienestar del universo entero. Que somos la autoconciencia del cosmos hace que todo el cosmos sea nuestro cuerpo, lo que implica no solo una comprensión especial sino también un papel especial en respuesta a esa realización. ¿Es esa la respuesta al mayor problema de todos: el sentido de la vida humana, tanto individual como colectiva? ¿Y es así como debe entenderse hoy el camino del bodhisattva del budismo?
«Que todos los seres que existen, débiles o fuertes, largos o grandes, medianos o bajos, pequeños o gruesos, conocidos o desconocidos, cercanos o lejanos… ¡que todos los seres sean felices! Así como una madre o un padre protegen a su única hija o hijo a costa de su propia vida, de la misma forma uno debe cultivar un corazón sin límites hacia todos los seres. Que los pensamientos de amor llenen todo el mundo, arriba, abajo y a lo largo; sin ninguna obstrucción, sin odio, sin enemistad.»
―Metta Sutta
Si lo que el budismo describe como «despertar» es el modo en que el universo se da cuenta de sí mismo, somos la especie mediante la cual el universo se vuelve significativo en su conjunto. Luego, preguntar si el universo mismo es objetivamente significativo o sin sentido está fuera de lugar, como si el universo estuviera fuera de nosotros, o simplemente existiera sin nosotros. Cuando no nos eliminamos de la escena, podemos ver que somos creadores de significado, los seres mediante los cuales el universo introduce una nueva escala de significado y valor.
«Nosotros ―todas las criaturas inteligentes y conscientes de sí mismas que pueden existir en cualquier galaxia― somos el único medio por el cual el universo reflexiona y se comprende a sí mismo. Juntos somos la auto-consciencia del universo.»
―Nancy Ellen Abrams y Joel E. Primack
https://www.nodualidad.info/textos/el-sentido-de-todo-esto.html