Hace 35 millones años, sucedió un evento extraordinario. Desde el norte de África, una familia de monos emprendió una aventura transoceánica. Arrastrados probablemente por algún huracán, tsunami o una tormenta tropical muy fuerte que desprendió algunos árboles y la vegetación suficiente para formar una isla flotante, estos animales atravesaron los dos mil kilómetros de mar abierto que por entonces separaba a este continente de Sudamérica y en alrededor de dos semanas llegaron a la costas de lo que hoy es Brasil.
Los cuatro molares son la única evidencia de que estos animales africanos hayan estado en el hemisferio occidental
Y entonces, comenzaron la colonización del continente. Fue un avance lento, una expansión silenciosa de un grupo pequeño de animales cuyos rastros fueron encontrados recientemente al este de Perú por un grupo internacional de científicos.
Allí, en la selva tropical de la localidad de Santa Rosa, investigadores peruanos, estadounidenses y argentinos hallaron a lo largo de la margen izquierda del río Yuruá cuatro dientes fosilizados pertenecientes a estos primates del norte de África, que reescriben lo que se sabía hasta el momento sobre el origen y evolución de estos animales en Sudamérica.
“Es la única evidencia de que estos animales africanos hayan estado en el hemisferio occidental”, indica por email a SINC Erik R. Seiffert, paleobiólogo de Universidad del Sur de California y uno de los autores del paper publicado hoy en la revista Science. “Son cuatro molares superiores de uno o varios monos parapitécidos, una familia de primates que vivió en Egipto, Libia y Tanzania y que se extinguió hace 23 millones de años”.
Este hallazgo cambia completamente el panorama que se tenía del origen de los primates sudamericanos. Hasta ahora, los primatólogos se debatían si los monos sudamericanos provenían de América del Norte o de África. Lo único que faltaba era la evidencia fósil.
Dientes delatores
“No imaginé ni por casualidad que en mi carrera encontraría algo así”, cuenta por teléfono a SINC el paleontólogo argentino Marcelo F. Tejedor, investigador del Centro Nacional Patagónico (CENPAT/Conicet). “Esto es como dar vuelta una página. Marca un antes y un después de lo que sabemos de la evolución de los llamados monos del Nuevo Mundo. Los dientes en los primates y en los mamíferos en general permiten identificar con claridad a qué grupo pertenecen. Brindan información muy certera de su origen».
El paleobiólogo Erik Seiffert inspeccionando un pequeño fósil en el sitio de Santa Rosa en el Perú amazónico. Crédito: Dorien de Vries
Identificada por los científicos como Ucayalipithecus perdita, esta especie de monos era muy pequeña. “Calculamos que pesaba entre unos 100 y 360 gramos», señala Mariano Bond, paleontólogo especialista en mamíferos fósiles del Museo de la Universidad Nacional de La Plata. “No sabemos si los dientes eran de un solo individuo. Muy probablemente eran de varios”.
No se conoce exactamente cómo pero de alguna manera estos monos africanos que probablemente comían frutas y vivían en los árboles donde daban saltos se las arreglaron para sobrevivir este viaje.
Por entonces, la Tierra era bastante diferente de los que es hoy. Hace 35 millones de años, Sudamérica era una gran isla, aislada geográficamente de otras regiones. Y África se encontraba a una distancia de entre unos 1500 y 2000 kilómetros. Ambas masas de tierra se fracturaron hace 110 millones de años, mucho antes de la evolución de los primates.
Las corrientes iban de este a oeste y por entonces comenzaba a formarse el Pasaje de Drake que luego llevó al enfriamiento de la Antártida.
La travesía de Ucayalipithecus perdita habrá sido épica. Aunque no es la primera vez que se descubren registros de “rafting transatlántico”, como lo llaman los investigadores. La evidencia fósil muestra que roedores como carpinchos, conejillos de indias y chinchillas en otras ocasiones atravesaron grandes masas de agua. Y se presume que a lo largo del tiempo se dieron distintas oleadas inmigratorias que poblaron el subcontinente con distintas especies de animales.
Esta especie de monos era muy pequeña. “Calculamos que pesaba entre unos 100 y 360 gramos», señala Mariano Bond
“En millones de años habrán ocurrido varios viajes similares. Algunos exitosos y otros no”, advierte a SINC la bióloga peruana Fanny M. Cornejo de la Universidad de Stony Brook en Nueva York. En el caso de Ucayalipithecus perdita (que significa «mono perdido de Ucayali»), se trataría del tercer linaje o línea de antepasados conocida de mamíferos de Sudamérica, una de las regiones con mayor biodiversidad en la Tierra, de origen africano.
“Suponemos que estos antiguos monos viajaron hace 35 millones de años en una isla flotante que funcionó como vehículo”, estima esta investigadora, fundadora de la ONG Yunkawasi de conservación de la naturaleza en Perú, uno de los países con mayor diversidad de primates del mundo. “Allí habrá habido algún tipo de alimento o líquido que permitieron que estos individuos pudieran llegar en condiciones lo suficientemente óptimas para reproducirse. En los años 70 se hicieron estudios que buscaban entender cuánto tiempo un mono pequeño podía sobrevivir en estos viajes y se encontró que ciertos animales podían sobrevivir 14 días sin comer”.
Agujas en un pajar
El origen, evolución y dispersión de los antropoides —los primates en los que se incluyen los humanos, los monos y los grandes simios— por el planeta es un gran debate que divide a los especialistas.
En este caso, estos antiguos monos deben haber logrado adaptarse rápidamente a las duras condiciones para haber sobrevivido al cruce atlántico. Además, consiguieron invadir un nuevo territorio y asentarse en una zona ubicada a más de 4000 km de distancia del área donde desembarcaron.
“Suponemos que estos antiguos monos viajaron hace 35 millones de años en una isla flotante que funcionó como vehículo”, afirma Fanny M. Cornejo
“Fue una gran sorpresa encontrar estos pequeños molares”, cuenta Cornejo. “La excavación de fósiles en la Amazonía es diferente que en otras áreas más áridas y abiertas, donde se recorre el terreno y se encuentran fragmentos de cráneos aflorando de la superficie. En esta zona selvática, en cambio, hallar algo es más como encontrar una aguja en un pajar”.
Por eso, desde los 90, paleontólogos como el estadounidense Kenneth Campbell implementaron otra estrategia: la de ir a sitios en la Amazonía donde ha habido gran actividad tectónica, como a esta zona en la frontera de Perú con Brasil donde el levantamiento de una cordillera previa a la Cordillera de los Andes hizo que muchas de las capas más antiguas quedaran expuestas, visibles.
Pequeños dientes molares de Ucayalipithecus perdita, hallados en la localidad de Santa Rosa, Perú. Crédito: Erik Seiffert
Este científico del Museo de Historia Natural de Los Ángeles —conocido por describir los fósiles del ave voladora más grande del mundo, el Argentavis magnificens— fue pionero en la investigación en los ríos Yuruá, uno de los afluentes del Amazonas, y el Ucayali.
“En el lecho del río, se pica la piedra y se encuentran mezclados con sedimentos fósiles de diversos animales”, explica Cornejo. “Como si uno fuera un buscador de oro de comienzos del siglo pasado, en la playa se tamiza el material o se extraen bloques para su análisis en el laboratorio. Es un trabajo arduo pero en este caso dio sus frutos”.
Así fue cómo en los laboratorios de la Universidad del Sur de California y de la Universidad de Stony Brook en Nueva York aparecieron estos pequeños dientes. “Nadie esperaba encontrar estos fósiles de primates”, dice Tejedor, especialista en platirrinos, tal como se conoce a los primates que evolucionaron en América del Sur.
Adaptaciones en un territorio nuevo
Hace 35 millones de años, cuando el planeta pasó de un clima cálido a uno más frío —asociado con el rápido crecimiento de la capa de hielo antártica—, se produjo una gran transformación. “Primates que vivían en latitudes altas de Europa, Asia y Norteamérica eventualmente se extinguieron”, dice Seiffert. “Pero especies que vivían en zonas ecuatoriales de Africa, Asia y Sudamérica persistieron, y algunas se diversificaron”.
“Esta investigación reafirma que los monos tití, los monos araña y los mono carayá o aulladores sudamericanos son de origen africano”, sostiene Bond
A su llegada, aquellos primates que atravesaron el Océano Atlántico —un océano más estrecho pero turbulento en ese momento en el que los niveles del mar habían caído— habrán tenido que ajustar inmediatamente su comportamiento para competir por el territorio y buscar alimentos en un ambiente para ellos desconocido.
“Esta investigación reafirma que los monos tití, los monos araña y los mono carayá o aulladores sudamericanos son de origen africano”, sostiene Bond. Es decir, este estudio apoyado por The Leakey Foundation muestra que los antepasados de los monos del Nuevo Mundo eran migrantes accidentales de África que sobrevivieron al viaje.
Con este nuevo panorama, los investigadores ahora aspiran a realizar nuevos hallazgos en esta localidad de Perú, conocida por ser el sitio con los registros más antiguos de primates de Sudamérica.
Como cuenta Fanny Cornejo, están buscando financiamiento para hacer excavaciones mucho más intensas en la zona y a la vez colaborar con las comunidades indígenas locales.
“Con seguridad —afirma Tejedor—, en esta zona van a seguir apareciendo fósiles increíbles”.
https://www.agenciasinc.es/Noticias/Cuatro-dientes-reescriben-la-historia-evolutiva-de-los-primates-en-Sudamerica